Las nubes cubren el sol, impidiendo que se luzca sobre nuestras cabezas. El frío viento se cuela entre las hebras de mi cabello, haciéndolas volar por escasos segundos. Me mantengo sentada en un banco de piedra del interior del cementerio, con los brazos rodeando mi torso para evitar helarme. Mis ojos divagan por el suelo, a la espera de que el resto decida que es hora de marcharse.
Al elevar la vista hacia el frente, las espaldas de Jayden, Axel y Ann aparecen en mi campo de visión, observando la tumba que corresponde a la pelo azul. Llevan así cerca de media hora, quietos, mirando una lápida que nos gustaría que no perteneciese a Andriu, sin decir ni una sola palabra; simplemente, están perdidos en sus cabezas, entre los pensamientos que les abordan sin cesar.
Un rato atrás, tomé la decisión de dejarlos a solas, darles un tiempo. Al fin y al cabo, ellos la conocían desde mucho antes, eran íntimos amigos, y siento que tienen derecho a tener un momento a solas con ella.
Escucho como los sollozos de la pelirroja vuelven a hacer acto de presencia; Axel, como un acto de apoyo, pasa su mano por la nuca de Ann, dándole un suave apretón mientras le echa una triste mirada. Un nudo acaba por formase en mi garganta en el instante en el que todo lo ocurrido golpea mi mente de nuevo, sus lágrimas me han hecho mirar atrás una vez más. La impotencia que tengo al saber que no puedo hacer nada por cambiar el pasado, me invade el cuerpo como otras veces, lo que hace que mis ojos se llenen de agua.
Agarro las mangas de mi abrigo con los dedos de mis manos y, a continuación, las uso para secarme las lágrimas. Cuando vuelvo a mirar hacia mis compañeros, veo como Axel gira levemente su cuerpo para poder verme. Acto seguido, él extiende su brazo para pedirme que me acerque a ellos. Le hago caso y, tras levantarme del banco, camino hacia a él. En cuanto estoy a pocos pasos, le tomo la mano con fuerza. Williams me hace un hueco entre el dilatas y él y, después, regresa la mirada a la lápida de su amiga.
Respiro hondo y apoyo mi cabeza sobre el hombro de mi novio. En ese instante, noto como Jayden se remueve en el sitio, un poco incómodo, y como su respiración se vuelve temblorosa.
—Hay una cosa en la que no nos hemos parado a pensar. Bueno, más bien en alguien —rompe el silencio el dilatas—. Fred. Seguro que él ya le ha contado todo a Bastian y a Elias.
Mi cuerpo se tensa al completo, al igual que el de Axel. Ambos, junto con la pelirroja, ponemos nuestra atención en Jayden.
—¿Tú tío no te ha dicho nada al respecto? —inquiere Ann con la voz afónica.
Él niega con la cabeza.
—Tal vez estén guardando las apariencias para pillarnos desprevenidos, tal y como estamos haciendo nosotros —responde él—. Aunque no es algo seguro, andaré con precaución. Ahora, cuidad vuestras espaldas más que nunca.
Siento como Axel asiente ante sus palabras. No pasa ni un segundo hasta que todos decidimos regresar nuestros ojos a la tumba de nuestra amiga. Poco después, la voz de Jayden vuelve a hacerse notar; él dice lo siguiente:
—¿Quién la mató?
—Candie, fue Candie —contesta Axel en un hilo de voz apenas audible.
El dilatas no dice nada al respecto, solo suspira con frustración. Los dedos de Axel se aferran con mayor fuerza a mi mano, yo le devuelvo el apretón.
Recuerdo haber escuchado ese nombre en alguna otra parte, y no tengo que esperar mucho para que enseguida, esa persona, aparezca en mis pensamientos. Ella es la que me intentó matar hace unos días atrás, la que estaba deseosa de pegarme un tiro, la que no dudó en disparar a Bagheera.
Jayden abre la boca para decir algo, sin embargo, no media palabra alguna. Solamente se separa de nosotros y comienza a caminar hacia la salida del cementerio, sin prisa, con las manos en el interior de los bolsillos de su chaqueta y con la cabeza agachada.
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Liberación | EN FÍSICO |
Hành độngDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...