👑🌹 Capítulo 42

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Me adentro en la sala en la que se encuentra el puesto de trabajo de mi compañera, a la vez que me doy ánimos por lo bajo para no sucumbir a la idea de salir corriendo en dirección contraria. Cojo una bocanada de aire, armándome de valor y, según me voy acercando a su escritorio, voy expulsándolo poco a poco.

Noto como los latidos de mi corazón se van estabilizando, lo que me hace sentir menos nerviosa. Pero al mínimo ruido que escucho a mi espalda, me sobresalto y mis pulsaciones y respiración vuelven a alterarse.

Me acuclillo a un lado de la silla, lugar en el cual se encuentran su abrigo y bolso colgados de su respaldo. El primer sitio donde empiezo mi búsqueda, es en los bolsillos de la prenda. Tras asegurarme de que todos se encuentran vacíos, miro hacia la entrada para comprobar que no corro peligro de ser descubierta por el momento. Acto seguido, abro el bolso de color negro y procedo a revisar hasta el último recoveco.

Me encuentro con unas llaves, con un paquete de pañuelos, maquillaje, una cartera, una libreta y diversas cosas que cualquier persona podría llevar consigo. Sin embrago, no veo ni rastro de las lentillas.

Suelto un suspiro de frustración y continúo hurgando en los pequeños compartimentos que tiene fuera. Las manos me tiemblan tanto por los nervios, que soy casi incapaz de agarrar las cremalleras para abrir los fondillos. Puedo oír los pasos de diferentes personas pasar cerca de la puerta, lo que consigue que me sea muy difícil concentrarme en mi tarea sin temer que Rosa venga y me pille con las manos en la masa.

Intento quitarme de encima cada pensamiento negativo que ronda por mi cabeza sin descanso mientras sigo buscando. Mis dedos chocan con lo que reconozco como el estuche en el que se guardan las lentes. Lo cojo y reviso lo que hay dentro; como era de esperarse, no hay nada. Las lleva puestas.

En cuanto termino de revisar el resto del bolso sin éxito, sujeto mi labio inferior con fuerza debido a la rabia contenida al no haber encontrado nada que me sea de utilidad; la funda que he hallado instantes atrás no me dice de qué color son las lentillas, y eso es lo que necesito saber. No tengo nada con que relacionar a Rosa con la prueba que encontré ayer. A esto se le suma que Axel no la conoce.

Estaba tan cerca... tan cerca que creía que todo terminaría en unos días, pero no ha sido así. Ella no es la asesina, al menos no hasta que logre encontrar algo que me diga lo contrario, y no sé por qué pienso que no voy a lograrlo. Ahora estoy incluso más lejos que antes.

Saco de mis adentros un suspiro de rendición. Estoy a punto de darme por vencida hasta que mis ojos se cruzan con mi última esperanza. Un pequeño cubo de basura que descansa bajo la mesa. No parece tener nada desde la perspectiva en la que lo estoy viendo, pero no pierdo nada por echarle un vistazo.

Agarro uno de los bordes de la papelera y lo acerco hacia a mí. Observo el contenido de la misma y me sorprendo al detectar una caja pequeña y, aparentemente, vacía. Es lo único que hay dentro.

Lo cojo de inmediato y, sin precipitarme, me detengo a analizarlo. No me hace falta mucho tiempo para darme cuenta de que la caja es de lentes de contacto de color. Los distintos colores que hay en la imagen del cartón me lo dejan más que seguro. Ya tengo lo que necesito.

Sin perder más tiempo, dejo el cubo de basura donde estaba y me quito los guantes de látex, dejando la prueba en el interior de uno de ellos. Es tal mi alegría por no haber fallado en mis hipótesis, que no puedo evitar sonreír como si de una niña pequeña me tratase.

Me pongo en pie y camino a paso rápido hacia la salida de la oficina. Justo antes de que pueda llegar, Rosa hace acto de presencia. Escondo las manos detrás de mí al instante y me quedo totalmente petrificada; no esperaba que fuese a aparecer tan de repente.

Liberación | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora