Axel.
Dejo que la calidez del agua recorra cada recoveco de mi piel, haciendo entrar a todo mi cuerpo en la calma que tanto anhelaba. Me hundo unos centímetros más en la bañera, sin llegar a meter la cabeza entre la espuma del jabón que me rodea. Me permito cerrar unos segundos los ojos para que mis pensamientos divaguen sin interrupciones de ningún tipo. Pienso en mis padres cuando seguían vivos, en el nacimiento de mi hermano pequeño, ese día en el que esa cosa tan pequeña y llorona llegó al mundo para arruinarme la existencia y, que luego, resultó ser lo más valioso y bonito que pude tener.
Cientos de recuerdos de mi infancia, adolescencia y de mi etapa adulta fuera de la cárcel vienen a golpear mi mente, lo que hace que me pregunte el porqué. ¿Por qué ahora? Lo sé, yo sé ese porqué. Sé la razón por la que estoy reviviendo esos momentos que ocultaron los malos que aún permanecen tatuados en las paredes de mi cerebro, atormentándome de vez en cuando.
Una sonrisa se dibuja en mis labios en cuanto el recuerdo del día en el que conocí a Kelsey aparece en mi mente sin previo aviso. Esa naricita suya, enrojecida por el frío que hacía, fue lo primero que llamó mi atención de ella. A día de hoy me sigue pareciendo de lo más mona.
Escucho como unos pasos se acercan hacia el cuarto de baño, por lo que no tardo en abrir nuevamente los ojos y posar la mirada hacia la entrada. A los pocos instantes veo como mi novia entra en el lugar con su móvil entre las manos para acercarse con firmeza hacia a mí. Como acto reflejo, me incorporo y extiendo los brazos para poder atraer la espuma hacia una parte en concreto para así poder esconderla. Kelsey no tarda en reírse ante mi acto de ocultar mis atributos masculinos.
—Te he visto desnudito un par de veces. ¿En serio te estás tapando? —cuestiona entre risas.
—Eh... ¿Sí? —Me uno a su diversión, siendo incapaz de contener la risita nerviosa.
Ella deja su dispositivo móvil en la encimera del lavabo y luego se arrodilla a pocos centímetros de la bañera. Apoya el codo en el borde y su cara sobre la mano, mientras que con los dedos de su mano libre se entretiene removiendo el agua que me cubre el cuerpo. Alzo las cejas al ver que está apartando la espuma con mucha facilidad. Carraspeo con la garganta.
—¿Ya has hablado con tu familia? ¿Están bien? —inquiero.
Nada más volver a casa después de haber estado un rato por comisaría a que ella hablase con Coraline y Fred, me ha pedido que le devolviera su teléfono. Lo he hecho sin demora, necesitaba contactar con sus seres queridos después de todo. Tal y como sucedió todo, ninguno teníamos noticias del estado en el que podrían encontrarse y, la verdad, es que eso me tiene un poco preocupado. A pesar de que Marshall nos comentó que se encontraban bien cuando abandonó Arkansas, no me fio mucho de que no hayan intentado nada después de su marcha. Espero que no les hayan hecho nada.
—Sí, está todo perfecto —responde alegre—. Vendrán un día de estos a traerme de vuelta mi maleta y mis gatos.
—Genial. —Sonrío.
Sus ojos verdes sostienen los míos, sin intención alguna de dejarlos. La mano con la que estaba removiendo el agua, sube hasta mi brazo y luego baja en busca de mis dedos. Cuando da con ellos, los entrelazamos. Aprovecho esto para sacarla del agua y dejar un beso en el dorso.
—¿Te falta mucho? Yo también tengo que bañarme —pregunta cambiando el tema de conversación.
Me agarro con suavidad el labio inferior con los dientes y, después, me lo relamo. Estoy un rato corto sin contestarle, intentando que no me dé la vergüenza para lo que quiero decirle. Trago saliva y ella me mira un poco curiosa al no estar obteniendo una pronta respuesta.
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Liberación | EN FÍSICO |
AcciónDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...