👑🌹 Capítulo 14

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—Kelsey, me encuentro mal —me hace saber Phillip entrando en la cocina con los pies arrastras.

En cuento escucho su voz, dejo el vaso que estaba fregando en el fregadero y me doy la vuelta para verle. Sus ojos se encuentran fijos en los míos bajo unas cejas levemente caídas, mientras que un puchero se hace presente en sus labios. Me quedo observándole por unos segundos, con una de mis cejas arqueadas.

La cuentitis aguditis del lunes.

—Qué pena que tengas que ir al colegio, eh... —comento.

Le muestro una pequeña sonrisa y veo como el niño rompe su expresión de corderito degollado para cambiarla por un ceño fruncido; se siente molesto al no haber conseguido su objetivo, pero no puedo permitir que falte a clase estos últimos días antes de las vacaciones. Já, si es que sabía de sobra que lo que tenía encima era cuentitis.

—¿Por qué no quieres ir a clase esta vez? —quiero saber.

Ruedo los ojos y observo como él se encoge de hombros a la vez que yo vuelvo a darme la vuelta para seguir con mi pequeña labor doméstica. El silencio reina el lugar hasta que abro el grifo para aclararle el jabón al vaso; en ese momento, lo único que se escucha es el agua cayendo contra el cristal del mismo.

—Quiero pasar el día con mi hermano —confiesa.

Una vez que he terminado con el aclarado del vaso, cojo un trapo y se lo paso por la superficie y el interior hasta secarlo. Hecho esto, abro el armario que se encuentra sobre la encimera de la cocina y lo guardo ahí.

—Eso no va a poder ser posible, Lipy.

Me giro para poder tenerle de frente. Phillip, sin decir nada al respecto, camina hacia la mesa que hay a su derecha y se sienta en una de las sillas para comenzar a tomarse el desayuno que le he preparado.

—Lo sé. No tienes permitido hacer eso. —Vuelve a encogerse de hombros—. Aguantaré los cuatro días que quedan.

El muchacho agarra la caja de galletas de chocolate que le había dejado en la mesa minutos antes y se dispone a sacar un par de ellas para poder mojarlas en la leche con cacao. Una sonrisa de oreja a oreja se abre paso en su bonita carita; me alegra mucho verle tan feliz a pesar de todo por lo que ha pasado. Es un niño muy fuerte.

En ese preciso instante, unos pequeños golpecitos en la puerta de casa se hacen presentes en el lugar, cosa que provoca que Phillip y yo demos un leve respingo; creo que ambos hemos pensado en lo mismo: Axel.

Sin perder ni un solo segundo más, me dirijo hacia la entrada. En cuanto he llegado, abro la puerta, dejándome ver a mi madre con dos maletas de ruedas, una en cada mano. Suelto un suspiro suave al acordarme de que ella debe de marcharse de nuevo a Arkansas porque mi tío Hank vendrá aquí para ayudarnos con el juico de Williams. Le voy a echar muchísimo de menos, ojalá pudiera quedarse por más tiempo conmigo. Aunque podría marcharme con ella cuando todo haya terminado.

—Buenos días, mi niña —saluda ella entrando en casa.

—Buenos días, mamá. —Cierro la puerta a su espalda—. ¿Ya te vas?

Cristty asiente con la cabeza con lentitud al mismo tiempo que un suspiro de tristeza sale de sus adentros.

—He venido para despedirme de vosotros. —Suelta su equipaje.

Tras haber hecho esto, camina hacia la cocina y asoma su cabeza por la entrada.

—Buenos días, Phillip.

—Hola, mamá de Kelsey —responde este con voz alegre.

Cuando mi madre deja de asomarse a la cocina y vuelve a girarse para poder verme, aprovecho para acercarme un par de pasos y comenzar a hablarle sobre lo que se me ha venido a la cabeza segundos atrás. No me parece una mala idea, de esa forma cumpliré la promesa que le hice a Axel de alejarme. No obstante, voy a tener que arreglar unas cosas antes de marcharme como, por ejemplo, el tema de los Árticos. Sigo atrapada ahí.

Liberación | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora