Escucho mucho jaleo a mi alrededor. Gritos, personas corriendo de un lado a otro. Muchas personas. Tiros a diestro y siniestro, gemidos de dolor y el choque de algo desplomándose contra el suelo, uno tras otro. Ya no hay nadie que me sujete, sigo tirada contra el duro hormigón lleno de todo tipo de desperdicios. Decido no moverme hasta que todo pase, ya que el lugar sigue a oscuras y no tengo ni la menor idea de lo que está pasando. A los pocos segundos, algo cae sobre mí; lo identifico como un cuerpo. No se mueve. Está muerto.
Palpo mi abdomen, y extremidades inferiores y superiores en busca de algún orificio de bala, pero no encuentro ninguno. No hay herida, no hay sangre, no hay dolor. No me ha disparado.
Tras unos minutos de ruidos incesantes a mi alrededor, la luz vuelve a encenderse. Tengo que cerrar los ojos por la molestia que esta me ha causado. Cuando vuelvo a abrirlos, diviso la bala incrustada en el suelo, a pocos centímetros de mí. Ha desviado el cañón antes de abrir fuego.
Después de quitarme de encima a uno de los hombres que me tenía agarrada antes, apoyo las palmas en el hormigón para poder levantarme, sin embrago, hay alguien que me lo impide. Un segundo cuerpo se abalanza sobre mí y recorre el mío con sus manos en busca de algo, de forma desesperada. En cuanto pongo la vista en esa persona, un Axel con sangre y lágrimas mezclándose en su rostro, aparece ante mí.
—¿Estás bien? ¿Estás herida? —me pregunta con terror.
—Tranquilo, estoy bien. —Me incorporo hasta quedarme sentada—. No me ha disparado.
Él deja de comprobarlo por sí mismo y me mira a los ojos, llorando sin parar. Llevo mis dedos a su rostro y le aparto las lágrimas y la sangre que gotea de sus labios y ceja izquierda. A continuación, me rodea con sus brazos y me abraza contra él. Sin separarme de su cuerpo, me permito mirar hacia donde se encontraba Fred. Este continúa ahí, con la pistola entre sus dedos, apuntando al suelo y sonriéndonos con dulzura.
Deshago el abrazo de Axel y me aparto un poco de él para prestarle atención al moreno. Mi novio pega su mirada en el que antes era su amigo, pero nadie dice nada, nos quedamos a la espera de que sea él quien dé el primer paso, que nos dé una explicación o algo. Porque yo estoy bastante confundida.
—¿Estáis bien? —nos pregunta Turner.
Yo asiento con la cabeza, a diferencia de mi novio que prefiere que los golpes de su rostro hablen por sí solos.
Fijo la mirada detrás del moreno, viendo como unos tres chicos y un par de chicas de los Árticos, los herederos que quieren salir de esta mierda, apresan a los jefes Bastian y Elias con fuerza. Consiguen inmovilizarlos y ponerlos de rodillas. Al echar un vistazo al resto del lugar, me percato de que sus aliados, los que nos escoltaban, están todos muertos. Se encuentran tirados en el suelo, ensangrentados. Luego de apartarme un poco de los cadáveres, miro a Turner.
—¿Qué es todo esto, Fred? —cuestiono con confusión.
—Mira detrás de ti. —Sonríe.
Le hago caso y giro mi cabeza hacia esa dirección. Marshall, Dean, Ann, Bea y Dexter aparecen en mi campo de visión junto con un grupo numeroso de personas, todas ellas armadas y hablando entre sí, celebrando su victoria. Todos son herederos, son los mismo que nos ayudaron a quemar el polideportivo, aunque también veo caras nuevas. Pero ¿qué hace aquí Dexter? ¿Y Dean?
Cuando estoy a punto de dirigir la vista de nuevo a Fred para que me dé una explicación, la chica morena que vi antes escondiéndose de mí, aparece en el lugar llamando mi entera atención. Su larga melena se mueve al son de sus pasos, que se dirigen firmes hacia mi compañero de trabajo. Sus ojos azules son inconfundibles, se posan en los míos al momento y una radiante sonrisa se apodera de su seria expresión facial.
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Liberación | EN FÍSICO |
ActionDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...