El juicio transcurre con normalidad, no parece que haya nada raro, todo está en orden.
Hank saca a relucir las pruebas que hay contra Coraline, como el teléfono de prepago que encontré en el cuarto de Chelsea en comisaría, las lentillas de color verde que pude conseguir en su bolso y una grabación con la confesión fechada en la noche en la que la atrapamos; Dean fue quien lo grabó y nos la entregó para facilitarnos el trabajo.
El dispositivo no tenía las huellas de la asesina, tenía las de mi amiga; mi excompañera hizo muy bien su trabajo para lograr inculpar mediante este tipo de evidencias a mi amiga. Sin embargo, la cajetilla de las lentillas, el hecho de que estuviera ocultando su verdadero color de ojos y pelo, su confesión y añadiendo ahora el testimonio de Axel, son pruebas más que suficientes para dictar su sentencia.
Solo espero que Coraline no tenga ningún as bajo la manga que le dé la vuelta a la tortilla y la ponga como inocente. Viendo el comportamiento de mi novio estos días y, sobre todo, el de hoy antes de entrar en la sala, me hacen temer lo peor. Sé que hay algo que no va a ir bien, Axel hará alguna estupidez que pondrá en riesgo todo lo que hemos conseguido. Más le vale que se retracte antes de entrar en acción. Tengo miedo de que se culpe de todo y vuelva a entrar en prisión. O de que intente acabar con la vida de la que mató a su familia.
Cuando llega el momento en el que Axel tiene que subir al estrado a declarar, el vello se me eriza y la garganta se me seca como un acto de nerviosismo. Alterno la mirada entre él y la asesina para detectar cualquier gesto de complicidad entre ambos, si han llegado a algún acuerdo, debe haber algo que les delate en ese sentido. Para mi tranquilidad mental, nada de eso sucede. Él cuenta absolutamente toda la verdad, poniendo a Coraline como la culpable de los asesinatos del 12 de noviembre del 2010.
Un suspiro de alivio sale de mis adentros al escucharle, no ha cometido ninguno de los errores que rondaban por mi cabeza y eso me tranquiliza. Al menos ya sé que, sea lo que sea lo que le suceda, no tiene nada que ver con declarar a favor de Coraline y volver a prisión él mismo.
El turno de Coraline de subir al estrado llega y, estando preparada para las mentiras que soltará en su defensa, mis ojos y boca se abren un poco más de lo normal al ver que tampoco está haciendo lo propio, lo que yo ya suponía. No se está defendiendo, está confesando ante todos los crímenes cometidos. Admite haber matado a Margott y a Charlie, también se culpa de las amenazas a los miembros de su familia para que la protegieran, de la manipulación del escenario del crimen, de la información del informe del caso y de pruebas veraces, de suplantación de identidad, tráfico de drogas y de mi intento de asesinato, así como haber volado por los aires mi despacho.
Sin nada más que añadir, el juez le pide un veredicto al jurado después de haberles dado un tiempo para meditarlo con detenimiento. La presidenta se pone en pie y se dispone a hablar. A pesar de que sé de sobra las palabras que pronunciará a continuación, mi cuerpo tiembla.
—El jurado encuentra a la acusada Coraline Collins culpable —sentencia.
Pronunciadas estas palabras, los guardias que custodian a la asesina, le hacen levantarse cogiéndola cada uno por un brazo para escoltarla hacia otro lugar donde puedan tenerla más vigilada antes de ingresarla en la cárcel.
Una vez en pie, le echa una larga mirada a Axel acompañada de una amplia sonrisa de medio lado que me da muy mala espina. Cuando los guardias le hacen caminar por el pasillo central, no puedo evitar observar todos y cada uno de sus movimientos. Coraline siente mis ojos puestos en ella, por lo que no duda en mirarme y guiñarme un ojo antes de desaparecer por la puerta de la sala.
Dirijo la vista hacia a Williams y le analizo con cuidado. Él está hablando con mi tío con una alegría que me resulta fingida. Hank le palmea el hombro, arrebatándole una sonrisa. Están lo suficiente lejos como para no poder escuchar la conversación que están teniendo.
ESTÁS LEYENDO
Liberación | EN FÍSICO |
ActionDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...