Axel.
Los dedos de Phillip se aferran a mi mano con fuerza a cada paso que damos hacia la habitación en la que nos han dicho que se encuentra Kelsey. En el momento en el que giramos hacia la izquierda para meternos en el pasillo que corresponde, Andriu, Ann y Fred aparecen en mi campo de visión. Andrea se encuentra sentada en uno de los bancos que están al lado de la habitación de Kels, Ann está hablando con un médico a pocos pasos de esta y Fred está de pie observando de brazos cruzados un punto fijo en el suelo.
—¿Cómo está? —inquiero con la respiración agitada en cuanto estoy junto a ellos.
La mirada de la pelo azul y Fred se posa en mí al instante, con una expresión en sus rostros que muestra total preocupación. Mi hermano aprieta el agarre de mi mano con nerviosismo y yo se lo devuelvo para darle mi apoyo.
—No lo sabemos, están informando a Ann de ello —me hace saber Andrea señalándola con un leve movimiento de cabeza—. La amiga de Kelsey ha entrado a verla hace unas horas, pero solo la han dejado estar un par de minutos. Dice que está horrible.
—¿Por qué no me habéis avisado antes? —cuestiono con molestia.
—Nos hubieses colgado la llamada antes de poder explicarte las cosas —responde Fred en un hilo de voz apenas audible—. Hay veces que te comportas como un completo imbécil. Entiendo tu enfado hacia nosotros, pero tu orgullo es una puta mierda, Axel.
Desvía la mirada del suelo y la posa en mí. Su ceño se encuentra fruncido y sus ojos están llenos de odio hacia mí. Tanto sus palabras como su acto hacen que me hierva la sangre y que mis puños se cierren con fuerza a ambos lados de mi torso después de soltar la mano de Phillip.
—No pretendas que todo esté bien entre tú y yo cuando utilizaste a Kelsey de aquella forma tan miserable —espeto colérico—. A parte de que me estuviste ocultando la verdad todo ese tiempo.
No lo soporto. El hecho de que me haya mentido sobre su relación con Kelsey solo para alejarla de mí y averiguar más cosas, me cabrea. Y ni siquiera me dijo nada. Él sabía todo y no me lo mencionó. Me lo ocultó. Me mintió.
—¡Lo hice por ti! —Da un paso hacia a mí, haciendo visible la molestia en su rostro—. Además, ya te pedí perdón. A ti y a ella. Y aun así me gané un ojo morado por tu parte.
—¿Quieres que te iguale el otro? —murmuro entre dientes, fijando la mirada en la zona morada que predomina en su cara.
Fue sin querer, no quería golpearle. Solo pretendía librarme de su agarre y le aticé un puñetazo en el ojo sin darme cuenta. Me sentí fatal por ello y me asusté al ver la cantidad de sangre que resbalaba por su rostro, pues pensé que le había podido causar una lesión grave, incluso llegué a temer que perdiera la visión o que se le callera el globo ocular al suelo y se quedase tuerto por mi culpa. Por suerte, fue solo la ceja, nada de lo que preocuparse. Al menos, este ya está recuperando su color normal, pero todavía le quedan unas cuantas manchas de un morado claro por encima del párpado.
—Chicos, calmaros —interviene Andrea levantándose del banco para luego dar un paso hacia nosotros—. Estamos en un puñetero hospital, por si no os habéis dado cuenta. Y la que está ahí dentro —señala la puerta que corresponde a la habitación de Kelsey— es nuestra amiga, no una cualquiera. Así que guardad las formas antes de que decidan echarnos de aquí.
Su ceño se frunce y, por primera vez en mucho tiempo, puedo ver la rabia que contiene en su interior reflejada en sus iris. La mirada de Fred me aniquila durante unos breves segundos y luego vuelve a fijarla en un punto del suelo. Miro a Andrea.
—¿Desde cuándo consideras a Kelsey tu amiga? —le pregunto a la pelo azul riéndome sin gracia.
Recuerdo perfectamente el día en el que se conocieron. Andrea no se comportó de la mejor forma con ella, al igual que los días siguientes en los que coincidieron, por eso me extraña que haya cambiado tan rápido de parecer. Ella nunca ha sido una persona muy accesible y confiada; eso provoca que gane enemistades muy pronto. Por eso las personas, en la mayoría de los casos, no llegan a conocerla del todo. Y eso es un gran error, porque realmente merece la pena.
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Liberación | EN FÍSICO |
ActionDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...