Por la mañana, los rayos del sol entran por los pequeños huecos de las persianas, colándose en la habitación y clavándose en mis párpados cerrados. Los aprieto por la molestia que me causa de primeras y respiro hondo mientras me estiro sobre el colchón para despertar cado uno de mis músculos. Pero cuando realizo esta acción, mi pie desplaza algo hacia un extremo y, seguido de esto, un golpe seco resuena por el lugar acompañado de un gemido adolorido.
Abro los ojos y me quedo mirando hacia la nada por unos instantes. En el momento en el que reacciono, me incorporo y miro el lado de la cama en el que se debía de encontrar Axel, no obstante, no está. Pienso en lo que ha sucedido segundos atrás y comprendo lo que he hecho. Me desplazo hacia la derecha y me asomo al borde de la cama. Mi novio se encuentra tirado en el suelo, boca arriba, vestido únicamente con unos calzoncillos y con las manos rodeando la parte trasera de su cabeza; seguro que se ha hecho daño ahí al caer.
—Hasta que no me has tirado, no has parado —se queja él, mirándome con una expresión de dolor en su rostro.
—Lo siento. —Me tapo la boca con la mano, ahogando la carcajada que lucha por salir.
—Ayúdame a levantarme —me pide tendiéndome una mano.
Aparto las sábanas y las mantas de encima de mi cuerpo. Después me coloco en condiciones la camiseta que Axel me dejó ayer para dormir, ya que esta se encuentra retorcida alrededor de mi torso intentando asfixiarme. Acto seguido le doy la mano y tiro de él hacia arriba, pero no consigo levantarle, la acción sucede al contrario.
Él pega un tirón de mi brazo, haciéndome caer sobre su cuerpo de forma inmediata. Reprimo un grito en mi garganta al notar como mi codo se estrella contra el suelo y un hormigueo me sube por el brazo con rapidez. Apoyo la frente en su pecho y sufro en silencio por el tremendo porrazo que me he dado.
—Jódete —dice entre risas al darse cuenta de ello.
Levanto la cabeza y le miro a los ojos. Me está observando con una sonrisa de medio lado en sus labios, mostrándome parte de su dentadura. Apoyo las palmas en sus hombros para despegarme de él y poder así colocar mis piernas a ambos de sus caderas, pero cuando hago esto, mi rodilla va a parar a un lugar estratégico que acaba por hacer abrir los ojos de par en par al chico que tengo debajo.
—Eh, cuidado. Estás aplastando una zona peligrosa —me advierte—. Reina, los huevos. Aparta.
Dirijo la vista hacia abajo, percatándome de que, efectivamente, he calculado mal y le estoy haciendo daño en sus atributos. Sigo dormida, no es mi culpa, es del sueño.
—Entre Phillip y tú acabareis dejándome estéril —añade, agarrando mi pierna para intentar apartarla.
Me apresuro a levantar mi extremidad de su entrepierna y ponerla en el lugar donde tenía pensado dejarla, quedando así a horcajadas sobre él. Williams suelta un suspiro de alivio y yo me inclino hacia su cara.
—Jódete —repito contra sus labios y él se ríe—. Menuda forma de despertarse.
—Culpa tuya.
—Sí, cierto —admito.
Él despega la espalda del suelo y se incorpora poco a poco hasta quedar sentado. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura y su cabeza se acurruca en mi clavícula. Dejo las manos sobre su nuca, acariciando su piel mientras que siento como sus dedos se enredan en el dobladillo de mis bragas, jugando con la tela de las mismas.
—¿Tienes prisa? —me pregunta en un susurro.
Su cálido aliento choca contra mi cuello, haciendo que me estremezca.
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Liberación | EN FÍSICO |
AksiDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...