👑🌹 Capítulo 48

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—Buenos días —saludo nada más entrar en la cocina.

Mi madre y mi abuela son las únicas que se encuentran en el lugar. Ambas están sentadas en la pequeña mesa redonda desayunando, aunque Grace ya ha terminado y se dispone a levantarse para dejar los cubiertos en el fregadero. Cristty me muestra una sonrisa para devolverme el saludo, ya que está bebiendo de su café y no puede hablar.

—Hola, dormilona. Se te han pegado las sábanas, por lo que veo —dice mi abuela entre risas.

Dado mi enorme cansancio, ni siquiera me paro a pensar a lo que se refiere con eso, simplemente me miro el cuerpo al completo en busca de alguna sábana pegada a mi pijama. Pero, por obvias razones, no hay nada. Mi madre no duda ni un segundo en reírse por mi acto. Yo caigo en la cuenta del significado de esa frase; solo ha querido decirme que me he levantado más tarde de lo habitual.

—¿Qué hora es? —inquiero restregándome los ojos.

—Las doce. Creo que Bea abre el bar a esta hora, así que ya llegas tarde —me informa Cristty.

Pues que bien empezamos. Respiro hondo y procedo a sentarme enfrente de mi madre. Grace me deja un vaso de cristal sobre la mesa, el cartón de leche y el bote de café para que me prepare el desayuno. Se lo agradezco y me pongo a ello. Mientras realizo la acción, echo un rápido vistazo a mi alrededor. Aquí faltan dos personas.

—¿Dónde están el tío y el abuelo? —cuestiono removiendo la leche con el café con una cucharilla.

Cristty carraspea con la garganta y pone la mirada en la taza vacía que tiene ante sus ojos. Me giro unos centímetros hacia atrás y miro a mi abuela; ella me ignora de forma incómoda y abre el grifo para fregar los cacharros. Trago saliva y regreso la vista a mi madre para que me diga lo que ocurre. En el momento en el que sus pupilas se clavan en las mías, expectantes, suspira rendida.

—Han ido al cementerio —responde sin más, dándome la información justa.

—¿Para? —Frunzo el ceño.

Un incómodo silencio se hace presente entre nosotras.

—Te entierran a la una de la tarde, cariño —continúa hablando Grace—. Nosotras iremos ahora, dentro de un rato.

Falta una hora para eso. Un nudo se me forma en el estómago al escuchar esas palabras. Supuestamente estoy muerta y debo mantenerme así por un buen periodo de tiempo, pero el hecho de oír que mi familia irá a mi funeral estando yo aquí, me resulta espeluznante.

Doy un sorbo de mi café e intento pensar en otra cosa. Mi madre se pone en pie y lleva su vaso y cuchara al fregadero. Una vez allí, se pone a ayudar a mi abuela a limpiar lo poco que hay acumulado ahí. En cuanto dirijo la mirada al suelo, diviso a mis dos felinos caminando el uno detrás del otro buscando algo que llevarse a la boca.

Grace, nada más verlos, se pone a rebuscar por los cajones alguna lata de comida para gatos. Hace mucho que no hay un animal viviendo en esta casa, pero a lo mejor le queda algo de cuando Bagheera rondaba por aquí. En el instante en el que da con ella, la abre y la deja en el suelo para que, tanto el bicho como el alien, se alimenten.

—Kelsey, hay algo más que tienes que saber —habla mi madre, cauta.

Agarro la silla y la muevo hacia un lado para así poder verla mientras me dice lo que me tenga que decir. Tomo el vaso entre mis manos y bebo un poco de su contenido mientras espero a que siga hablando. Noto a mi abuela observándonos por el rabillo del ojo, como si esta situación le diese un poco de miedo. Ambas continúan enjuagando los cubiertos.

—Tu padre está aquí, en Arkansas —suelta de golpe—. Vendrá a tu entierro. Llegó ayer por la mañana.

El café se me va por mal sitio y comienzo a toser como loca para expulsar esas gotas que han entrado directas a mis pulmones sin permiso. Dejo el vaso sobre la mesa y me llevo la mano al pecho a la vez que intento respirar con normalidad, pero me está costando bastante.

Liberación | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora