Las puertas del ascensor de comisaría se abren en la primera planta, dejándome ver a algunos de mis compañeros de trabajo caminado de un lado para otro; hoy debe de ser uno de esos días ajetreados para todos. Salgo de la cabina y comienzo a caminar hacia mi despacho, que se encuentra al final del pasillo, mientras hago lo posible para que la caja entre mis brazos no se me escurra y caiga al suelo. Porque ya bastante me está doliendo el hombro.
Una vez que he llegado a la entrada de mi oficina, hago malabares con las pertenencias de los Williams y procedo a abrir la puerta, para después darle un leve empujón con el codo. Entro en la sala, iluminada con solo la luz que entra por los agujeros de las persianas que se encuentran medio bajadas. Luego dejo lo que llevo entre mis brazos sobre mi escritorio.
Suelto un pequeño suspiro al quitarme el peso de encima mientras muevo mi hombro en círculos con lentitud, con la intención de estirar un poco los músculos y la piel de mi herida sin llegar a hacerme daño. Llevo la mano hacia el vendaje, acariciándolo con suavidad para ver si alguno de los puntos ha decidido soltarse; está en orden.
Llevo las manos a los laterales de la caja y me quedo observando las tapas de cartón superiores que me impiden ver el contenido, planteándome si debería echarle un pequeño vistazo ahora o hacerlo más tarde con más tranquilidad y detenimiento. Pero al darle un par de vueltas a las opciones en mi cabeza, me doy cuenta de que no pierdo nada con empezar a echarle una ojeada ahora, pues no tengo nada mejor que hacer por el momento. Tengo que esperar a mañana para interrogar a Dorian, Phillip está en el colegio y Bagheera y Sparkie estarán entretenidos corriendo de un lado para el otro.
Abro el embalaje sin perder más tiempo, viendo unos cuantos libros de tamaño variable en el interior. Lo primero que saco son tres: dos de Stephen King y otro de los cuentos recopilados de Edgar Allan Poe. Dejo los dos primeros en la mesa y me quedo con el tercero que he nombrado. Observo la portada durante unos pocos segundos y luego lo abro, viendo en la primera página escrito lo siguiente: "Propiedad de Axel Williams". Rápidamente, les echo un vistazo a los tres para ver si hay algo escrito entre las páginas, en cambio, no hay absolutamente nada.
Deposito los libros sobre la mesa y vuelvo la vista al interior de la caja. Lo siguiente que saco, es un par de libros de texto de medicina y biología. Hago lo mismo que he hecho con los anteriores, los abro y observo que en la primera página de ambos está escrito con letras diferentes: "Propiedad de Dorian Brad" y "Segundo propietario: Axel Williams".
Ahí va.
Los dejo junto con el resto y procedo a sacar los últimos que quedan. Seis álbumes de fotografías de un tamaño pequeño. Me quedo con uno en las manos, dejando los demás en el escritorio, con la intención de echarle un vistazo a las fotografías del mismo.
Es posible que la asesina se encuentre en alguna de ellas y eso sí que me ayudaría a avanzar. Pero antes de que pueda siquiera levantar la tapa, unos pequeños golpes en la madera de la puerta de mi despacho hace que deje el álbum de nuevo en la caja, al momento.
—Kelsey, tienes visita. —La voz de Rosa a mi espalda entra en mis oídos.
Al escucharla me giro hacia ella para tenerla de frente, lo que me hace darme cuenta de que va acompañada de Phillip. Al fijarme un poco más en él, puedo observar que entre sus brazos lleva algo recubierto con su propio abrigo, impidiéndome ver lo que esconde.
—¿Por qué no está en el colegio? —cuestiono.
Subo la mirada de nuevo a mi compañera de trabajo y ella dirige la vista hacia el niño al mismo tiempo que pone su mano sobre la cabeza de este.
—Uno de sus profesores llamó diciendo que se encontraba mal —contesta.
Já. Cuentitis aguditis.
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Liberación | EN FÍSICO |
AksiDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...