Kelsey.
Al día siguiente.
Observo como mi madre guarda toda mi ropa de nuevo en la maleta, junto con algunas prendas antiguas que aún estaban en el armario bien colocadas en las perchas y cajones. Yo estoy con la espalda recostada en una de las paredes de mi dormitorio, con los brazos cruzados sobre mi pecho y con la esperanza de que Cristty se dé cuenta de que no me quiero mover de aquí por mucho que insistan. He estado negándome a recoger mis cosas para marcharme toda la mañana y toda la tarde. No sé qué hora será ahora, la luz que entra por la ventana de mi cuarto es escasa, ya está anocheciendo.
Mi padre también está aquí, cuando ha terminado de coger sus cosas del hotel, ha venido aquí tan rápido como le han permitido sus piernas. En este instante se encuentra en el salón hablando con el resto de mi familia sobre todo lo que esté relacionado conmigo y mi viaje de huida a España. Sigo sin noticias de Axel y tengo miedo por Bea. He intentado contactar con ella, incluso mi abuelo me ha hecho el favor de acercarse al bar para hablar con ella, pero estaba cerrado y no había nadie dentro. Solo espero que esté bien, la metí en un buen lío por apretar el gatillo contra Candie.
—¿Tienes pensado ayudarme, hija? —me pregunta mi madre con una notable molestia.
—No quiero irme a España —repito por décima vez en el día de hoy, aunque tal vez hayan sido más.
—Maldita sea, Kelsey. No sé de quién coño has sacado esa cabezonería tuya.
—De ti, ¿no lo estás viendo? —contesto con seriedad.
Cristty abandona la tarea y se da la vuelta para enfrentarme. Pone las manos sobre sus caderas y me mira con enfado.
—¿Vas a culparme por querer protegerte? —inquiere arrugando el entrecejo.
No digo nada, solamente niego con la cabeza. No la culpo por querer protegerme, la culpo por querer obligarme a marcharme a un país que está al otro lado del charco, lejos de ella, de mis abuelos y de mi tío. Por querer hacerme abandonar a Axel, a Jayden y a Ann a su suerte. Es mi madre y entiendo que solo le importe yo, pero ella debería de entender la situación en la que estoy, no puedo dejar atrás a mis amigos para que mueran.
—Bien, ¿me ayudarás entonces?
Muevo la cabeza en respuesta negativa. Cristty termina por enfadarse y prosigue haciendo mi maleta mientras maldice por lo bajo. Una vez que ha terminado, cierra la cremallera con brusquedad y sale de mi habitación con pasos firmes sin ni siquiera dirigirme la mirada. Ya está, mi madre me odia.
Suelto un suspiro y dejo caer los brazos a ambos lados de mi torso mientras me separo de la pared. Echo un vistazo a mi alrededor y la nostalgia me envuelve por completo. No puedo creer que vaya a tener que dejar mi verdadero hogar para irme con un hombre al que ahora considero un completo desconocido. Aún me sigue doliendo que mi padre haya sabido de mi existencia al enterarse de que he "muerto". Y, sobre todo, que intente arreglar las cosas justo ahora, cuando ya es demasiado tarde.
El timbre de casa retumba por todo el lugar, indicándome que hay alguien al otro lado de la puerta pidiendo entrar. Esto me saca de mis pensamientos, pero no me impide retomarlos. Me acerco a la cama y me siento en el borde del colchón, apoyando los codos sobre mis rodillas y tomando entre las manos mi cabeza. Respiro hondo y hago un esfuerzo por disfrutar los últimos minutos que me quedan aquí. El avión a España sale a las nueve, Hank no tardará en hacerme salir para llevarnos a mi padre y a mí al aeropuerto. Tengo muy pocas ganas de que eso suceda, ya ni siquiera voy a poder convencerles de que me dejen quedarme para que mañana me pueda ir de vuelta a Nueva Orleans. Joder...
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Liberación | EN FÍSICO |
ActionDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...