Narra (T/N):
Abrí los ojos ojos lentamente, encontrándome con un sol brillante tras la ventana. Suspiré cansada. Salí de mi pequeña habitación y caminé por el pasillo hasta el salón. Como siempre, estaba mi madre, sentada, ausente. Su mirada se perdía en la nada. Llevaba así ocho años.
Sonreí con naturalidad.- Buenos días mamá. Veo que ya has desayunado.- dije. No esperaba respuesta, y no la tuve. Ella no hablaba, no se movía, no en mi presencia. Y yo no podía curarla. Hacia ocho años que estaba en ese extraño coma. De todas formas, no había dinero. Trabajaba en un café para mantener la casa y a mí y a mi madre. Estaba prácticamente sola. Recordé a mi padre... antes de que muriera cuando tenía siete años. Con los ojos húmedos me dirigí al lavabo y me lavé la cara.
"Que mierda de vida tengo..." Pensé. En ese momento él volvió a mi mente. Era mi salvación. Siempre lo había sido. Entré en mi habitación y me tendí de nuevo en mi cama, pensando en él. Y pensar que lo conozco desde hace once años...* Era una tarde de domingo. Caminaba junto a mi madre, de la mano. Tenía cuatro años, casi recién cumplidos, y mi particularidad estaba por desarrollar. Pude ver como mi madre saludaba a alguien en la distancia y nos acercamos. Era una mujer alvina con los ojos grises y la piel clara. A su espalda había un niño. Tendría más o menos mi misma edad. Su pelo era bicolor, el lado izquierdo era rojo y el derecho blanco. Sus ojos también eran de distintos colores, el izquierdo azul y el derecho gris. Desde ahí me cautivó.
- Hacía tiempo que no te veía.-saludó mi madre. La mujer sonrió.
-Sí, me alegro de encontrarme de nuevo contigo... ¿ Ella es tu hija?- preguntó la mujer. Horas después mi madre me dijo que ellas eran mejores amigas.
-Sí, saluda (T/N).- me dijo.
-Hola...- Murmuré con una pequeña sonrisa.
- Él es el pequeño. Shoto, saluda.
- Hola...- murmuró inquieto. Cuando nuestras madres se alejaron un poco para hablar, me acerqué a él.
- ¿Cuántos años tienes, Shoto?- pregunté.
- Cinco en unos meses.- respondió mirándome fijamente.
- Yo tengo cuatro casi recién cumplidos... por cierto, me gusta tu pelo. Y tus ojos, son de colores.- continué. Extendí una mano a su cabello y lo acaricié. "Es suave... y colorido... me gustaría que fuéramos amigos..." pensé.
- Tu cabello también es lindo.- susurró. Desde siempre había tenido el pelo marrón, con las puntas verdes. Aunque esas puntas fueron creciendo hasta llegar a mis hombros. No crecieron más. Por lo cual, mi pelo era medio verde medio marrón. Como el de mi madre.
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-Promesa- (Todoroki x Lectora) TERMINADA
Fanfiction•••Decir que todo es fácil sería mentir. Esperar que nunca cambies ni tú ni tu vida es egoísta. No sé como puedo animarte y sonreír cuando soy la primera que querría desaparecer. No sé porque quiero tenerte para mí. Pero sé que solo puedo amarte y c...