•••Decir que todo es fácil sería mentir.
Esperar que nunca cambies ni tú ni tu vida es egoísta.
No sé como puedo animarte y sonreír cuando soy la primera que querría desaparecer.
No sé porque quiero tenerte para mí.
Pero sé que solo puedo amarte y c...
Aviso rápido: Este capítulo contiene cosas subidas de tono. Avisaré de su comienzo y final. Lo siento pero no será del todo lemmon. O no todo lo bien que lo puedo hacer ya que me gusta escribir este tipo de cosas. Sin más que decir, disfrutar el capítulo.
Narrador omnisciente:
¿Qué es lo más raro que ocurrió en meses? Que la amada ninfa tenía al parecer una hermana adoptiva. Esta era Shiro, hada de los animales, incluyendo dragones.
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(Sí, aquí tiene el pelo largo porque dio la pereza de cortarlo. Y además tiene las alas rotas)( Ah, y el dibujo esta hecho por mi super amiga querida, que tiene un arte increíble)
¿Cómo apareció? Mágicamente, (T/N) y ella se reencontraron tras muchos años separadas, y de nuevo, estaban juntas y animadas. Cada una tenías sus novedades. La ninfa tenía novio, y podía salir de su bosque. Esto último es gracias a la brujita Uraraka principalmente, que creó un amuleto para que pudiera estar una semana lejos del bosque. El hada... bueno, tenía buenas relaciones con los Cazadores de dragones, también con Izuku... y había encontrado su animal espiritual. Este era un animal mágico que se mostraba en determinadas ocasiones, dependiendo también del lazo con el hada, a las hadas de los animales. Las ayudaban. Para ella, era una loba.
Pero eso no era lo único que ocurría. Había más problemas. Los reyes del reino vecino comenzaban a planear una guerra contra este, debido a que Shoto rechazó a su hija. Sin duda era un motivo realmente infantil, pero cuando comenzaron a atacar, al ver que perdían, Shoto no tuvo más remedio que pedir ayuda. A los Cazadores de Dragones, con los que tenía una horrible relación; a Izuku, uno de los mejores guerreros; a los magos del reino; a varias hadas, entre ellas Shiro... pero no quería entrometer a su novia en esto. Fue ella a pedir unirse.
- Shoto, ¿por qué no me preguntaste?
- ¿El qué?
- Sobre la guerra. Shiro me contó.
- No quiero que vayas.- se limitó a responder mirándola.
- ¿Por?
- Porque no.
- Shoto, quiero ir. No puedo estar quieta mientras mis amigos, mi hermana y tú os jugáis la vida.
- No quiero arriesgar la tuya.
- Sabes que lo haré... - murmuró antes de irse.
Efectivamente así fue. Ella luchó junto a todos, con su arco. Era complicado que fallase una flecha. Sin embargo, nada iba bien entre ella y Shoto. Se defendían, pero cada vez que ella salía lastimada, volvían a discutir. Ninguno de los dos daba su brazo a torcer, no si era por la seguridad del otro. Y así, aunque ganaron la guerra, ninguno estaba feliz. Pero, dejándoles un segundo de lado...
