El que persevera ¿Alcanza?

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 Pidió un café y espero hasta que el omega se desocupara, estuvo todo el tiempo siguiéndolo con la mirada detallando cada parte de su cuerpo con aquel traje de mesero que le entallaba a la perfección, se percató de que el lugar se especializaba en postres, recordando que a su expareja le gustaban las cosas dulces, memorias lejanas llegaron a su mente, como aquella vez que tuvieron su primera cita:

La encantadora pareja se encontraba en un costoso restaurante reservado por el rubio, el peliverde por su parte tenía un brillo en los ojos al notar la cantidad de postres exóticos que habían en el menú.

–Ne, ne Kachán ¿puedo pedir esto?

–Claro, pide lo que quieras, pero no olvides que primero viene la cena. –el contrario asintió fuertemente mientras decidía que postre ordenaria.

La cena fue larga y para nada silenciosa, Izuku se sorprendía por cada sabor nuevo que sentía y Katsuki observaba las tiernas reacciones de su omega...

Bakugou dejo escapar una jovial sonrisa al recordar aquel tierno momento, pero fue interrumpido cuando una voz conocida le informó que cerrarían el lugar. Se paró rápidamente y tomo al mesero del brazo.

–Espera Deku yo... –un caluroso golpe le fue propinado en la mejilla, seguido de un hilo de sangre que empezaba a brotar de la comisura del labio.

–No te atrevas a llamarme Deku bastardo. –la mirada del peliverde era fría y penetrante.

–Izuku yo... –otro golpe le fue propinado, esta vez en la entre pierna dejando al rubio tendido en el suelo, el Omega se agacho un poco y le alzo la cabeza tomándole del cabello, la expresión de dolor era notoria en el rostro del ojos carmesí.

–Sera mejor que no regreses a este café nunca, Katsuki Bakugou. –libero el agarre haciendo que el cráneo del chico diera un pequeño rebote en el suelo, sacudió sus manos y dio la orden a otro empleado de cerrar el lugar.

Aizawa quien observaba a la distancia había llegado al lugar para recogerlo y llevarlo de vuelta hotel. Al día siguiente como si nada hubiera pasado regreso al café, espero a que el lugar cerrara y así abordar nuevamente a la mota verde, nuevamente la escena de los golpes era repetida, no podía quejarse, bien merecido que tenía aquellos maltratos.

Día tras día siendo persistente regresaba al lugar para tratar de hablar con su excompañero, día tras día era ignorado por lo el mismo. Shoto, Mirio y Aizawa notaban los moretones con los que aparecía el rubio en las reuniones matutinas, una vez terminaba el trabajo iba directo al café. Más que masoquismo sentía que esa era la única forma de estar cerca al omega.

Habían pasado tres semanas desde el inicio de la tediosa rutina, en el trascurso de ese tiempo descubrió que el hombre con él que Izuku había entrado al hotel trabajaba en café, además de que por alguna razón no detectaba muestra de cariño entre los dos ¿talvez porque se encontraban en horas laborales? No lo sabía. Bakugou se hallaba sentado en la misma mesa de siempre esperando el cierre del negocio cuando una especial presencia se adentro al negocio, sería el peliverde quien le diera bienvenida pero antes de hacerlo dejo caer la vajilla que se hallaba en sus manos, aquella persona en la portería se apresuró ayudar a recoger los escombro provocados.

–Sho...Todoroki-kun ¿Qué haces aquí?

–Puedes llamarme Shoto, Ha pasado un tiempo Midoriya. –le regalo una suave sonrisa al pecoso provocando un tierno sonrojo en Izuku. El Omega ordeno a un empleado que se encargara del lugar mientras él se retiraba con el bicolor.

A la lejanía Katsuki observaba la escena, era completamente diferente a como fue con él, se sentía enojado e impotente, completamente derrotado dejo su dinero y salió de café.

Tarde por la noche, la puerta de una habitación era golpeada hasta obtener respuesta.

– ¿Qué demonios quieres Katsuki?

–Deku... ¿Sobre qué hablaron tú y Deku en el café? –la mirada del rubio estaba clavada en el suelo y sus puños apretados con fuerza.

–No te lo diré.

– ¿Pregunto sobre mí?

–En ningún momento hablamos de ti.

–Ya veo. –Todoroki cerró la puerta dejándole en completa soledad.

Al día siguiente terco y persistente el rubio se presentó al café, pidió un té y como rutina espero a la hora del cierre. Nuevamente se dirigió hablar con el peliverde, aunque diferente a los días anteriores esta vez esquivo todos los golpes del omega, en una oportunidad encontrada tomo sus muñecas y seguidamente lo abrazo fuertemente.

– ¡POR UN DEMONIO, POR FAVOR ESCUCHAME! –el contrario de un fuerte empujón se zafo del abrazo, le dio la espalda y prosiguió a retirarse. –Hoy será la última vez que venga. –el peliverde detuvo su paso y quedo estático como si algo esperara. –Dek... Izuku Midoriya por favor perdóname por todo hasta ahora. –el pecoso dio media vuelta y no podía creer lo que sus ojos veían, el arrogante Katsuki Bakugou el alfa más cotizado de Japón estaba completamente a sus pies realizando una perfecta dogeza, pero ante tal escena solo pudo soltar una pequeña risilla.

–Si solo viniste a eso puedes larg...

–¡El destino! –volvió a captar la atención de Izuku. –Como cosa del destino terminé aquí, me niego a creer que esto sea pura casualidad Izuku.

–¿Destino? –rio sutilmente –Si tanto te interesa el destino deberías ir tener sexo con el. –el rubio guardo silencio. –De verdad te ame Katsuki, lo que me hiciste es imperdonable, se acabaron las oportunidades.

–No quiero una oportunidad, solo quiero tu perdón, no me meteré contigo ni con tu pareja así que por fa...

–¿Pareja? Yo no tengo ninguna pareja.

Y ahí estaban nuevamente las esperanzas de Katsuki regresando como un rayo, intuyo que había terminado con el hombre de  aquel día. Entonces si Izuku no tenía pareja ¿El tendría oportunidad? Se puso de pie y sigilosamente abrazo al omega.

–Yo en verdad estoy arrepentido.

–No te creo en absoluto. –en ese momento el celular del peliverde recibido un mensaje, empujó al alfa y vio lo que había escrito, Katsuki un poco indignado por haber sido ignorando le arrebató el móvil de las manos.

–¡Estas hablando conmigo, por favor escúchame!... ¡Durante estos cuatro años solo he pensado en ti, el proyecto en el que estoy trabajando lo empecé pensando en ti, no he podido encontrar pareja porque solo puedo pensar en ti! –se arrodilló y apoyo la cabeza en el abdomen de Izuku mientras lágrimas empezaban a bajar por sus mejillas. –Yo soy un maldito desastre sin ti, puedes hacer lo que quieras conmigo, así que por favor Dek... –no terminó la frase cuando sintió los castos labios del Omega en los suyos, habían depósito un tierno beso en los labios del rubio.

Katsuki estaba absorto por lo ocurrido, ¿Eso significaba que tenía otra oportunidad?

–Yo en verdad estaba feliz cuando te ví Katsuki, en verdad quería verte. –enlazo los brazos alrededor del cuello del Alfa. –Todos estos años estuve esperando por ti.

Las acciones y palabras del Omega lo tenían impresionado, no creía lo que estaba sucediendo. Su corazón latía a gran velocidad y su garganta por alguna razón se sentía seca, no podía aguantar más, busco los labios del chico y le otorgó un profundo beso, cerro sus ojos como si de un sueño se tratase, con una mano sostenían el rostro de Izuku y con la otra acariciaba su suave y sedoso cabello. Introdujo su lengua poco a poco haciendo que se transformará un beso más erótico, el vals dentro de sus bocas había empezado. Algo llamo la atención del rubio, los besos de Deku se sentían diferentes, más maduros y lujuriosos.

–Ne, ne Katsuki ¿ Que deberíamos hacer con eso? –Bakugou bajo la mirada a lo que señalaba el peliverde y no podía creerlo, una gloriosa erección brotaba de su entre pierna, después de tres largos años por fin pudo levantar su ex difunto pene.

La juguetona mano del Omega apareció acariciando sobre la tela aquel bulto proveniente del pantalón, con tono jugueton y lascivo se acercó a la oreja del alfa.

–Dime Katsuki ¿Deberíamos ir a otro lugar?

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora