Izuku Midoriya II

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Izuku y Yagi se encontraban en Japón, aunque el más joven no veia necesidad de estar en la ciudad, no quería saber nada de Katsuki y menos regresar al hogar que alguna vez compartieron, todas sus pertenencias estaban impregnadas con el olor del Alfa, asi que llevar algo con su esencia no era una opción.

Amablemente Yagi-san le compro unas cuántas prendas, el dinero no era algo que le faltará. Durante los días en Japón se hospedaron en la casa de un Tsukauchi, un policía y mejor amigo del rubio.

Yagi le converso a Deku sobre sus planes de viaje y su ahora nuevo trabajo, irían a Kioto por unos encargos y luego regresarían a Tokio para viajar al extranjero; Italia, Suiza, Alemania, China, Afganistán, eran algunos de los destinos que iban a recorrer, el trabajo de Deku consistía en algo parecido a un secretario/asistente, debía encargarse de las necesidades de Yagi, algo que le parecía extraño puesto el mayor no parecía necesitar cuidado.

El objetivo de Toshinori era que Izuku olvidará todo lo relacionado con Katsuki, tenía entendido por charlas pasadas con Inko, que el joven rubio era el destinado del peliverde y no solo eso, era el primer amor del omega. El más que nadie sabía cuánto amor le tenía al joven alfa y que le hiciera algo como eso era un golpe mortal para cualquiera.

Viajaron a Kioto y recogieron algunas hierbas medicinales luego de eso hicieron un poco de turismo. Izuku caminaba por un puente contemplando un pequeño lago cuando un ligero olor a durazno estremeció su olfato, tapo su boca y empezó a respirar rápido mientras apretaba su pecho.

-¡Joven Midoriya! ¿Que sucede?

-Du... durazno, odio el olor a durazno. -inmediatamente Toshinori le cargo para sacarlo del lugar, el chico tenía aspecto de que en cualquier momento vomitaria. Llegaron a un sitio lo suficientemente lejos al aroma y el mayor no pudo aguantar la curiosidad.

-¿Desde cuándo odias el durazno?

-Desde que el dueño de esa esencia me cambio por otro Omega. -el rubio quedó totalmente callado, al parecer echo sal en la herida que aún no cerraba.

Regresaron al hotel e Izuku fue de inmediato a su cama, quería dormir y no despertar aunque le era imposible, puesto su acompañante no le daba tiempo para tener una depresión decente.

Al día siguiente regresaron a Tokio. El plan era ir de inmediato al aeropuerto pero Izuku quería detenerse en la tumba de sus padres, necesitaba verlos antes de viajar al extranjero.

Llegados al lugar de descanso de los Midoriya, Deku hablo a su madre.

-Mama, me iré de Tokio por un tiempo, así que viene a despedirme... Yo... Yo lamento haber tratado de hacer algo tan estúpido como quitarme la vida, lo siento, no lo volveré hacer. Mamá ¿Recuerdas cuando llega a casa muy entusiasmado diciendo que había encontrado a mi destinado? Me dijiste que eso era grandioso y que ambos nos amaríamos por siempre, pues... Parece que no será así. -lágrimas empezaron a caer. -La persona que más amaba en el mundo tal parece no le importa eso de destinados y mucho menos mis sentimientos, ahora mismo... En verdad odio al destino por juntarme con alguien asi... -seco torpemente algunas gotas con sus manos. -Oh, hablando de desamores, Yagi-san me contó que siempre te a amado, pero tal parece no tuvo el valor para decírtelo, jajajaja quien de los dos será más míserable para el amor... Mamá, papá yo... Yo creo que empezaré desde cero, aunque mi pecho aún duela Yagi-san no me da ni un respiro para deprimirme, dice que me llevará de viaje y hará trabajar hasta el cansancio, en verdad es un gran hombre, pero... Ahora más que nunca siento que los extraño, ahora más que nunca necesito uno de esos abrazos amorosos, ahora más que nunca quiero comportarme como un niño mimado que llora en los brazos de sus padres, pero no puedo ¿Verdad? Ustedes ya no están ¿Verdad? Yo... ahora más que nunca los necesito, te necesito mamá. -cayo de rodillas al suelo mientras apretaba su pecho con ambas manos. -Mama, papá por favor hagan que este dolor se vaya.

Como si sus plegarias fueran escuchadas dos brazos con sentimientos cálidos y familiares, le abrazaron desde atrás tan fuerte que tal vez no le dejaba respirar.

-Yo estaba preocupado, desde que nos encontramos en el balcón no habías llorado, pero ya todo está bien, ¿Sabes porque? Porque yo estoy aquí a tu lado y no voy a dejarte Izuku. -Yagi dio la vuelta al Omega de tal manera que el rostro de Midoriya quedara en su pecho. -Puedes llorar todo lo que quieras, llora tanto como puedas y saca todo eso, no te quedes con nada. -haciendo caso a sus palabras el chico se aferro más fuerte a su pecho y gritos desgarradores empezaron a salir.

-¡LO AMO, ESE BASTARDO, LO AMO TANTO QUE NO PUEDO ODIARLO, AUNQUE ME HAYA ENGAÑADO, AUN LO AMO... SOY UN IDIOTA, UN MALDITO IDIOTA, QUIERO ODIARLO, ESTÚPIDO DESTINO! ¡¡¡DÉJAME ODIARLO!!! por favor, déjame odiarlo. -el llanto se hizo más fuerte y las lágrimas más gruesas. Todo el dolor que se encontraba es su pecho, poco a poco iba saliendo.

-... Inko... Este chico en verdad es igual a ti.

El joven lloro por horas y horas, Yagi escucho todas y cada una de sus quejas, nada más en el mundo importaba, solo el y el peliverde en aquellas lúgubres tumbas.

Un Deku total y completamente desahogado sintió que un peso le era quitado de encima. Un poco más calmado llamo nerviosamente a Ochaco y seguidamente a Shinso, dio indicaciones de que todo estaría bien, de que el estaba bien. ¿Que más importaba? Sabía que estaba siendo egoísta, pero aún no estaba del todo bien, cuando se sintiera mejor les contaría todo lo que sucedía.

Izuku Midoriya y Yagi Toshinori, destino a Australia.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora