Su cara rota

4.7K 566 128
                                    

La popularidad del café Shiro talvez se debía a sus apuestos empleados; el tierno peliverde con ojos esmeralda y mirada angelical, el misterioso y sexy azabache Dabi, la linda y animada con ojos ámbar, Mina y aquel chico tímido al punto de la ternura Tamaki, las cuatro estrellas que daban vida al encantador lugar.

Era turno de Izuku y Tamaki en atender la tienda. El peliverde estuvo gran parte del día con una extraña sensación en su cuerpo, algo que rozaba el punto de quiebre de su adelantado celo, informo a Tamaki su incomodidad y pidió que estuviera alerta por si algo pasaba.

Golpeando la noche, el sitio se encontraba vacío, ambos esperando la visita de algún cliente hasta que el más joven escucho la campana que daba la entrada de un visitante.

— Bienven... —quedo estático y sin aliento, después de cuatro años aún no estaba preparado para reencontrarse con la presencia que atravesaba la puerta. Sintió como una corriente pasaba desde su coxis hasta la parte posterior de su cuello donde se supone debería estar la marca de su destinado.

"¿Que hace el aquí?"
"Ahora no por favor, no ahora que soy feliz"

—Deku y...

"Por favor, no me llames de esa forma tan Fácilmente" sonó casi como una súplica, los pensamientos del Omega eran un desastre.

— ¡Bienvenido señor! ¿Mesa para uno? —"No dejaré que me veas de manera lamentablemente" —Aquí tiene el menú señor ¿Dígame qué desea ordenar? — iba a retirarse pero el contrario lo detuvo tomándole del brazo.

—Deku no he ve...

"¡Por favor no me llames así!" un nudo se hizo en su garganta y su pecho empezó a doler. Con un poco de fuerza se zafo del agarre e hizo la mejor actuación de su vida. —Tome su tiempo para ordenar señor, le recomiendo nuestra hamburguesa a la infidelidad, es la especialidad de la casa. —se encaminó rápidamente hasta la cocina antes de que el cliente pudiera responder.

Tamaki quien se encontraba observando a la distancia siguió a su compañero, abrió la puerta de la cocina y vio a la mota verde sentado en suelo con respiración agitada mientras apretaba fuertemente su pecho. "Kachan" alcanzo a escuchar débilmente.

— ¿¡Izuku estás bien!? —Tamaki se había alarmado al verlo en tal estado. — ¿Quieres que llame a Dabi?

—No, estoy bien... Solo dame un supresor. —Midoriya debía actuar normalmente, tenía que demostrarle lo bien que ha estado en estos cuatro años, lo trataría como un cliente más, no le daría importancia a su presencia.

...

Habiendo finalizado y atendido al intruso con golpes, Tamaki acompaño a Izuku a la segunda planta, ahí era su casa, las feromonas del joven Omega eran un desastre.

Dabi hacia la cena cuando sintió el dulce aroma del peliverde, se dirigió a la entrada del hogar para dar bienvenida a la madre de Hina.

— ¿Es tu celo? —pregunto al peliverde mientras despedía a Tamaki y le ayudaba entrar a su hogar.

—Algo peor... Mi destinado. — Izuku dejó caer todo su cuerpo en el sofá de la sala. Dabi por su parte se hallaba extrañado por la expresión del joven.

—¿Encontraste tu destinado? —el ojeroso nunca preguntó por el pasado de Midoriya, con solo verlo notaba que era algo doloroso, decidió no darle importancia, e Izuku no vio necesario contarle, pero había llegado la hora de hablar sobre aquel alfa que amo más que a su vida.

—Katsuki Bakugou, aquel hombre que me traicionó el día de nuestra boda, hoy apareció en el café. — ¿Boda? Dabi nunca supo que Izuku iba casarse, algo en eso le molestó. No solo era el echo del matrimonio, también estaba el hecho de que aquel sujeto lo lastimo en tan importante día, se enojó con solo pensarlo. —Yo... No quería volver a verlo nunca más en mi vida, pero...

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora