La hermosura de lo prohibido

3.5K 368 85
                                    

Mirio, acomodado en una mesa esperaba que aquel hermoso azabache trajera su pedido. No podía dejar de mirarlo.

Mientras Tamaki servía el té, sentía como la mirada penetrante de aquel rubio era clavada en su espalda, estaba completamente incómodo. Recordaba al sujeto del día anterior, alto y fornido que empezaba a llorar de repente mientras le tomaba la mano, partiendo de allí, ya parecía alguien extraño, sumado a que ahora le miraba fijamente mente.

El azabache llevo lo solicitado a la mesa de su clientes y fue abordado de manera entusiasta y alegré, podía parecer algo intenso, pero no le desagradaba del todo.

—Me llamo Mirio Togata, estuve aquí ayer y... Y... —empezaba a ponerse nervioso, el azabache le miraba como si de un acosador se tratara, era obvio que le había perturbado. Asaltarlo de esa manera no había sido la mejor opción. —Lo siento, no quería incomodarte... Es solo que ayer...

—Tamaki Amajiki... —el rubio miro con un poco de duda —Mi nombre, Tamaki Amajiki —volvia a decir mientras desviaba la mirada hacia el piso. Ni el mismo sabía porque había respondido de tal manera, simplemente las palabras escaparon de su boca.

El rostro de Togata se iluminó por completo, parecía haber presenciado un pequeño milagro. —Es hermoso... Tu nombre, es realmente hermoso. —hablo entusiasmado aún tomando la mano del azabache. Irradiaba en exceso felicidad.

La extrema expresión de alegría en el rubio por solo informarle su nombre, hizo que Tamaki dejará salir un pequeño sonrojo. No confiaba en las personas y mucho menos en los alfas, pero aquel sujeto que no soltaba su mano, parecía inocente y puro.

La campanilla de la tienda sonó haciendo que el Omega reaccionara para atender a los nuevos clientes. Se libero del agarre y un dolor en su pecho enseguida apareció, un dolor molesto y ahogante.

Mirio presenció en cámara lenta como aquella mano se alejaba la suya. Al igual que Tamaki, una molestia en su pecho le invadió, sintió impotencia, enojo y tristeza, pero lo peor de todo, era que no sabía el porque.

Pasaron las horas y Mirio presenció la llegada de Katsuki, después de tanto tiempo, por fin logro conocer a susodicho Deku. Un pequeño y tierno Omega de cabellos verdes y ojos esmeraldas, un deleite para la vista, pero no tanto como Tamaki.

En lo sobrante del día, llegó un momento en el que Katsuki se retiró del café con una niña, no le prestó mucha atención, todos sus sentidos estaban concentrados sobre el tierno Omega de cabellos negros, ojos cual perla negra y piel Nivea.

Hermoso, simplemente hermoso.

Fue a pagar la cuenta y antes de marcharse le pregunto al chico si podía volver, por supuesto este asintió tímidamente. Como si la repuesta se tratara de un “Si” a una propuesta matrimonial, Mirio se entusiasmó demasiado, alegremente le tomo de la mano y plató un suave beso en esta. Tuvo el pequeño placer de sentir la suave piel del azabache en sus labios.

Tamaki al sentir el pequeño tacto, sintió una corriente eléctrica atravesando su espina dorsal, era algo excitante e incómodo a la vez

...

Una semana completa había pasado y Togata no fallaba ningún día en ir a visitar al tímido chico que inexplicablemente le había robado el corazón. Todo su cuerpo le suplicaba día tras día  que lo viera, desesperado por aquellas sensaciones, al tercer día de encuentro descaradamente le invito a salir, aunque fuera rotundamente rechazado, no perdió su entusiasmo en absoluto, seguiría yendo hasta tener una respuesta positiva a su propuesta. Sentía que rozaba la línea de lo intenso, por lo que se aseguraba fervientemente de no hacer algo que molestará a Tamaki.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora