Caida

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Tres días habían pasado e Izuku no sabía nada del azabache, aunque posiblemente estuviera en la cama de alguien, aquellas últimas palabras saliendo de su boca, le tenían enorme mente preocupado, no quería que Dabi se alejara, sabía que ese pensamiento era malditamente egoísta, pero Dabi era su amigo más preciado.

Tamaki y el eran los encargados de atender el café, aunque era más el perlas negras quien trabajaba puesto el peliverde se encontraba perdido en sus pensamientos. Era un completo desastre. El azabache atendía la mesa donde se encontraba su pareja y aquel sujeto que visitaba todos los días el café para ver a su jefe, Katsuki Bakugou. Fue hasta el lugar y dejo dos tazas con café unos dangos.

— ¿Tu y ese mesero están saliendo? —pregunto Bakugou al notar las intensas miradas que ambos se daban. —el contrario asintió orgullosamente mientras despojaba un dango del palillo. Katsuki suspiro. —Qué envidia, Eijiro y Denki están en el mejor momento de su relación, Aizawa me ha pedido que le presente a Yagi y ahora tú con ese tímido mesero, todos parecen estar avanzando con sus vidas amorosas menos yo. —tomo un sorbo de la taza.

—No creo que se tan sencillo como piensas Bakugou. —hablo Togata con la mirada en dirección a Amajiki. —Es realmente difícil para ambos, tengo que ir lento y cuidadoso con Tamaki si no quiero que me odie o rechace.

— ¿De qué demonios hablas? Se nota que le gustas, devórense de una puta vez y dejen las formalidades.

Mirio rio antes la atrevida sugerencia de su socio. —No puedo hacer algo como eso. —dejo el palillo terminado en el plato y miro al contrario con un poco seriedad. —Tamaki es un omega marcado ¿Sabes lo que significa? —Bakugou abrió sus ojos de sorpresa ante la repentina confesión, miro al azabache quien hablaba con Izuku y seguidamente volvió su mirada a su acompañante.

—Rechazo total a quien no le hizo su marca. —respondió Katsuki con tono serio.

—Exactamente, su cuerpo me rechaza por completo, así que debo ir lento y con cuidado. —dijo con su típica sonrisa en el rostro, no parecía que aquella marca significara algún obstáculo para Mirio, puesto hablaba con mucha seguridad y confianza.

Katsuki quedo sin palabra, el estar con un omega marcado le parecía una pérdida de tiempo, era tener optimismo y esperanzas en exceso, pero... quien era el para juzgar, había engañado a su persona más amada y ahora se estaba humillando para obtener el perdón de esta, no tenía derecho de criticar los actos de alguien con respecto al amor.

Las horas pasaron y el momento de cerrar la cafetería llego. Mirio y Tamaki se marcharon juntos mientras que el rubio sobrante se quedó en la barra acompañando a Midoriya. Aunque el rubio le estuviera hablando el peliverde, este solo escuchaba una y otra vez las palabra de Dabi en su cabeza "Terminemos con este juego de la familia feliz y perfecta." "¿Puedes darme la seguridad de que si dejo de jugar, me podrás amar por completo?" "No podrás amarme"

— Deku... Deku... — el chico peliverde reacciono ante el llamado contante que interrumpía sus pensamientos — ¿Qué demonios te pasa? ¿Escuchaste lo que dije? Aizawa me pidió que le presentara a Yagi... ¿Me estas escuchando?— Izuku miro al rubio quien tenía una expresión de confusión y a la vez reflejaba un poco de preocupación. — ¿Te encuentras bien Deku?

Ante aquel tono de preocupación y aquellos iris carmín que le miraban intensamente, una frase atravesó su mente "porque tu mente y corazón ya están con otra persona" "no puedes estar con nadie más al menos que sea Bakugou" y aquellas palabras que golpeó en lo más profundo de sus pensamientos "Deja de mentirte a ti mismo" Palabras suficientes para romper su sensatez y compostura.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora