Dependencia

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Su relación era meramente física, no necesitaban cosas absurdas como el amor... o al menos eso creía uno de ellos. Desde hacía algunos meses, cuando el alfa bicolor fue a buscarlo esa noche arruinando sus planes con aquel lindo omega, su relación e incluso vida habían dado un giro de ciento ochenta grados; empezando así, a vivir juntos en un departamento cerca de Shiro.

Las cosas habían tomado un rumbo extraño, creyó que cometiendo aquella "violación" contra el trasero de Shoto lograría alejar a su destinado, cumplir y mantener con sus ideales dominantes; mataría dos pájaros de un solo tiro. Pero, después de unas semanas, el chico vino nuevamente hacia el rogando por el placer físico que al parecer solo él podía darle.

—Dabi... —gimió una vez sintió el miembro del omega nuevamente dentro de él. Aun cuando el sexo era duro y realmente brusco, debía admitir que el azabache producía un goce inexplicable para cada nervio de su cuerpo.

Y el omega... tampoco se quedaba atrás, las sensaciones que el alfa lograba forjar en cada centímetro de su piel eran impresionantes, más que cualquier otra en su vida.

Definitivamente sus cuerpos estaban hechos el uno para el otro, definitivamente el destino era caprichoso.

Las penetraciones eran profundas y los besos intensos, las manos recorrían partes del cuerpo del otro con suma brusquedad, dejando algunas marcas de uñas y agarres producidos por las mismas; los fluidos yacían sobre el abdomen del menor y el sudor era parte fundamental entre el roce de sus cuerpos; la saliva se deslizaba por la barbilla de ambos y uno de ellos poseía lágrimas en los ojos por el gran placer proporcionado a su próstata. Las posiciones variaban cada cierto tiempo y el ritmo de sus caderas se movían a un tempo perfecto logrando grandes gemidos por parte del alfa.

Si, una gloriosa jactancia para sus cuerpos excitados; llenos de instintos desbordantes.

La noche fue larga y placentera, simple y llanamente repleta de sexo. La lujuria de dos cuerpos uniéndose tratando de llenar el vacío que yacía dentro de ellos.

La actividad en lunas había sido exhaustiva por lo que compartieron la misma cama, aun cuando cada uno tenía su respectiva habitación. El primero en despertar fue el omega. Sus ojos encontraron los rojos y blanco cabellos de Shoto sumidos en su pecho; Suspiro y paso bruscamente una mano sobre sus rostro denotando el cansancio de la actividad de hacia una hora.

—Mierda. —quejo al sentir el vivo aroma a sandia de las feromonas del alfa. Miro nuevamente las hebras bicolor por unos segundos y pensó "debería quedarme un rato más" estiro su mano tratando de tocar alguno mechones, pero antes de llegar sus pensamientos inmediatamente fueron disueltos. No estaba ahí para jugar a la familia feliz con ese alfa, solo compartían el placer que el ser llamado "destino" podía darles, porque sí; porque tal vinculo los hacia querer estar junto aun cuando sus sentimientos y pensamientos eran otros, y él lo sabía más que nadie.

Se levantó de la cama bruscamente despertando al chico que reposaba en su pecho, camino desnudo y perezoso al baño en busca de aclarar sus pensamientos con el agua de la ducha. El contrario simplemente lo miro alejarse sin decir una palabra; era obvio que el romanticismo no era algo que Dabi conociera. Siguiendo el juego; fue detrás de él acomodándose en el marco de la puerta tal y como dios lo mando al mundo. — ¿Vas algún lado? —pregunto observando detalladamente como el agua descendía por cada parte de aquel cuerpo.

El chico sonrió —No tengo porque decirte. —saco el excedente del jabón y cerro la llave, salió de la ducha de cristal tomando una pequeña tolla para secar simplemente su rostro.

—Deberías quedarte en casa —se acercó al mayor tomándolo del rostro al tiempo que liberaba sus feromonas. —Por tu olor, sé que no estás bien

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora