Izuku Midoriya I

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Cuatro años atrás...

Aún no podía creer lo que acaba de suceder, el rápido viento provoca por la velocidad de la moto se encargaba de limpiar las pequeñas lágrimas que brotaban de sus ojos. Pequeñas fotografías del inmoral acto invadían sus pensamientos. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, solo quería desaparecer de su míserable realidad.

Conducía tan descuidado y distraído que por poco choca de frente con un auto, fue entonces cuando una estúpida idea apareció en su cabeza; se lanzaría desde el último piso de un edificio, talvez así se apagaría el ardor en su pecho.

Ingreso a un hotel con la excusa de que alguien le había invitado, subió por el ascensor y se detuvo en el décimo piso, encontró un balcón que daba a la calle, perfecto para el cometido.

Su mente era un desastre, pensamientos negativos invadían su ser "a nadie le importara la muerte de un tonto omega" Admiró por última vez el claro de la noche y abalanzó su cuerpo hacia delante mientras una lágrima se perdía con la brisa.

- ¡JOVEN MIDORIYA! -alguien lo había tomado de la cintura arruinando su propósito. Al volver dentro del hotel, aquel hombre estrechó fuertemente al chico en sus brazos, la respiración de ambos era agitada por el susto del momento. - ¿Qué demonios estás haciendo? -el peliverde aterrado por lo que intentaba hacer se aferró fuertemente al pecho de su acompañante, apretó los dientes en símbolo de que no lloraría y mucho menos frente a la persona que le abrazaba. Sin poder moverse, Izuku fue cargado por el hombre hasta una habitación.

-Estaba partiendo justo para tu boda, gracias a Dios tome el pasillo del balcón y pude moverme rápido joven Midoriya, vaya susto que me diste.

-... Como puedes ver ya no hay boda Yagi-san. -el tono del chico era triste y apagado.

-Pero... Aun así ¿Podrías explicarme que tratabas de hacer en aquel balcón? -el peliverde sentado en unas de las sillas de la habitación mantuvo silencio por varios minutos. De todas las personas en el mundo no quería que él lo viera en ese estado, tomo un par de horas para que Deku pudiera abrir su boca y explicar de alguna forma u otra, todo el sufrimiento vivido.

Toshinori escucho en silencio las palabras del joven, noto que durante la caótica historia Midoriya nunca dejo salir ni una sola lágrima, además del enorme vacío que se veía en sus ojos, fue entonces cuando pensó que si no hubiese llegado a tiempo, el chico se hubiese quitado la vida sin ninguna vacilación. Tomo un sorbo de la taza con café en su mano y se acercó al muchacho poniendo una mano sobre su hombro.

-Muy bien joven Midoriya, nos iremos de viaje ahora mismo. La mejor forma de superar estas situaciones es viajando... bueno a mí me funciono, ¿traes tu identificación, no? Sería imposible comprar un boleto de avión sin una identificación... -el rubio empezó a empacar maletas mientras el peliverde miraba confundido. - ¿Como llegaste al hotel?

-En la motocicleta de un amigo.

-Oh muy bien, iremos en ella hasta el aeropuerto enton...

-Por favor detente Yagi-san, vas muy rápido, no quiero ir a ningún lado, aún estoy consternado ¿Qué estas intentando hacer?

- ¿Qué intento hacer? -dejo la camisa que estaba doblando a un lado, se acercó al chico y lo miro directo a los ojos. -¿Que se supone que debería de hacer? Acabo de presenciar el intento de suicidio del hijo de la única mujer que he amado en mi vida. No pienso dejar que algo así suceda Izuku, no voy a dejarte solo.

-Tu... ¿Tú amabas a mama? -una expresión de impacto yacía en su rostro.

-Si.

-Pero..

-Eso no importa ahora. -corto por completo la atmósfera con su particular risa. -Viajaremos a Japón en busca de tus cosas, después de eso me acompañaras de viaje por algunos lugares. -Izuku aún estaba procesando la pequeña confesión de Yagi, quería saber más pero aún estaba dolido, sabía que si se quedaba solo en aquel lugar pensamientos negativos llegarían.

Tomo la palabra del mayor, llegaron al aeropuerto en la motocicleta de Shinso y compraron dos boletos hacia Tokio. Simplemente se estaba dejando llevar por el momento, la soledad posiblemente le haría tomar malas decisiones, aunque Yagi le diera una pequeña distracción en su interior las heridas provocadas por el alfa aún dolían, dolían demasiado.

Yagi-san se veía tranquilo y calado, pero por dentro tenía enormes ganas de romperle la cara a Katsuki Bakugou.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora