Mentiras

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Aizawa, Mirio y Shoto inmediatamente notaron la particular aura de alegría del cenizo en la reunión matutina.

– ¿Sucedió algo bueno? –pregunto el azabache.

–Sí, algo muy bueno sucedió –respondió el rubio mientras miraba de reojo y triunfante a Todoroki.

– ¡Eso es muy bueno Katsuki-san! –Interrumpió Mirio –Ya que estás de bien humor ¿Podrías revisas estos papeles y darme tu opinión?

–Esta bien, no hay problema. Hasta ahora solo nos falta un sujeto de prueba, Mirio y yo nos encargaremos de los asuntos legales ¿Ustedes dos pueden encargarse del papeleo sobrante? –Aizawa y el bicolor asintieron, tomaron sus tarea y cada uno se encargó de su respectiva asignación.

Bakugou apresuro todo su trabajo, estaba impaciente por ir a la encantadora cafetería shiro a ver su hermoso omega. Aizawa noto la actitud de Katsuki así que una vez terminado el trabajo lo siguió para estar seguro de que no se tratase de algo malo, lo vio ingresar a la cafetería donde trabajaba Izuku, pero por alguna razón el pequeño peliverde no parecía estar en el lugar.

– ¿Oye, Izuku no vino hoy? –pregunto Katsuki al hombre que parecía ser la expareja de Midoriya.

– ¿Lo ves en algún lugar? Si es así, eso responderá tu pregunta.

El rubio apretó puños y dientes aguantando las ganas de explotarle la cara, muy enojado abandono la cafetería y se propuso a buscar por la zona a su omega, pero fue detenido por Aizawa quien lo obligó a regresar al hotel.

Al día siguiente volvió a la cafetería y Deku no estaba, preocupado por la situación camino por la ciudad en busca del peliverde, llego hasta un sitio turístico, Olive garden, lugar que contaba con un remolino y hermoso paisaje, por alguna razón sentía que el Omega podría estar en ese sitio. Distraídamente camino por la zona y tropezó con una pequeña niña que parecía perdida, la pequeña no lloraba ni nada por el estilo, pero en su cara se veía la notable preocupación de estar buscando a alguien.

Bakugou estaba dispuesto a ignorarla pero su maldita conciencia sobre sus hermanos no lo dejaría. –Oye mocosa ¿Estás pérdida? –la menor un poco temerosa ante el adulto dio un paso hacia atrás y asintió, por supuesto el alfa se enojó ante la acción pero ya que era una infante aguantó –¿Buscas mamá o papá?

–Mama dijo que no hablará con extraños. –respondió tímidamente con la mirada baja.

–Entonces buena suerte encontrando a tu mami o lo que sea que estés buscando. –respondió con su típica cara de delincuente mientras se alejaba de la pequeña.

–¡Mamá! Estoy buscando a mi mama. –jeje con sonrisa triunfante Katsuki regreso con la pequeña y se agachó a su estatura.

–¿Cómo es ella? Te ayudaré a buscarla.

–El.

–¿Mmmm?

–Mi mami es hombre.

–Oh. Ya veo, mi error. –tomo a la pequeña de la mano y emprendieron la búsqueda, seguidamente le compro un helado para disminuir su preocupación.

"Vainilla"

Sintió la escencia de su Omega muy cerca, quería ir corriendo por su presa pero la infante en su mano se lo impedía, simplemente aceleró el paso a uno que la pequeña pudiera seguir. Se aproximaba al exquisito aroma y fue entonces cuando lo vió, ahí estaba, nuevamente lo había encontrado como si del destino se tratase, pero igual a aquel día del hotel, estaba acompañado del hombre que trabajaba en la cafetería, aquel que suponía era su expareja. En ese instante sintió como su mano era dejada por la niña para correr hacia los brazos de su preocupada madre.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora