Promesas

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Despertaron juntos en la desordenada cama de su departamento, las prendas que alguna vez utilizaron como vestimenta ahora adornaban el piso de la habitación.

Denki dormía plácidamente boca abajo con una simple sábana cubriendo su abultado trasero. Eijiro por su parte había despertado antes para atender una llamada un poco preocupante.

— Intentaré averiguar algo, pero no esperes mucho con la poca información que me estás dando.

Colgó la llamada y suspiró, tenía un montón de cosas en su cabeza; como el hecho de que su parte inferior estaba inquieta sin importar cuanto sexo tuviera con Denki. Era una jodida mierda y ahora algo más se sumaba a sus preocupaciones.

Debía hacer algo lo más rápido posible o sus instintos empezarían a engañarlo.

Aún preocupado fue a la cocina y sirvió un poco de whisky en los lujosos vasos de cristal, absorbió el aroma del exquisito alcohol y luego dejó que el líquido se deslizara por su garganta, sumamente relajante. Su atención fue captada cuando el leve aroma a miel de su Omega se aproximaba.

— ¿Qué hora es? —pregunto aún adormilado con su cabello desordenado mientras bostezaba. Su cuerpo totalmente descubierto excepto por su intimidad cubierta por unos boxers negros que resaltaban su exquisito trasero.

Eijiro sonrió, aunque sus instintos alfas estuvieran desordenados, era indudable la felicidad que sentía por tener al rubio a su lado, aún lo amaba, el olor a miel latente en sus fosas nasales era prueba de ello.

Bajo el vaso de cristal y fue directo hacia su pareja para encerrarlo entre sus brazos, hundió su rostro justo en la curva de su cuello y llenó sus pulmones con tan embriagadora esencia.

Magnífico, simplemente magnífico.

— ¿Sucedió algo? —pregunto un poco preocupado despertando completamente de su sueño

— ¿No puedo ser cariñoso con mi esposo sin que suceda algo?

Denki sonrió y lo besó con ternura —Normalmente bebés alcohol por las mañanas cuando algo te preocupa. —señalo discretamente el vaso acomodado en el mesón de la cocina

Eijiro río y bajo sus manos hasta las caderas de su Omega —Me conoces demasiado bien. —esta vez fue el quien lo besó. — ¿Deberíamos volver a la cama?

—Por muy tentadora que sea tu oferta no puedo dejar que mi adorable esposo se preocupe... Además, por favor, dale un descanso a mis caderas —respondió mientras tomaba asiento en el comedor y ambos reían

— ¿Café?

—Por favor

El pelirrojo fue hasta la cocina y empezó con lo encomendado —Katsuki llamó...

— ¿Midoriya? ¿Ya saben porque colapsó?

—No... Toshinori y Aizawa fueron temprano y se lo llevaron antes de que dijera alguna palabra. —Saco el azucarero y lo acomodo en mesa del comedor —Katsuki dijo... —guardo silencio por unos segundos para buscar las palabras correctas con las que le hablaría a su amante

— ¿Que dijo?

—Cuando intento hacer hablar a Midoriya, este tuvo una reacción extraña.

— ¿Una reacción? ¿Qué tipo de reacción?

Tragó saliva, miró los hermosos ojos ámbar de su a Omega y lo tomó de la mano — Describió la misma reacción que tuviste cuando fuiste interrogado por los policía sobre lo sucedido en Francia — La mano que sostenía Kirishima se tensó a la par que los párpados de Denki se desplegaban hasta más no poder. Era un infierno recordar lo que había sucedido en ese entonces. —Está bien cariño, está bien. —lo tomo de las mejillas y lo acurrucó en su pecho.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora