¿Coincidencia?

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Ginebra – Suiza

Como de costumbre fueron al mercado en busca de alguna hierba medicinal y encargos, seguidamente visitaron algunos locales pertenecientes al omega mayor, Izuku como buen secretario y cuidador arreglo el presupuesto de cada negocio y organizo los planes a futuro. Definitivamente era de mucha ayuda.

Luego de unas horas empezaron con el turismo, el rubio llevaría al chico a todos los museos de la ciudad. Su primera parada sería el musee ethnographie.

Ingresaron al lugar y observaron la exposición de temporada, Izuku descuidadamente cuando choco con un sujeto vestido con traje negro que estaba parando en medio observando lo que parecía ser un jarrón. El omega giro un poco su cuerpo para disculparse, pero al notar que era una presencia conocida ignoro la situación y siguió caminando.

–Vaya, se supone que este es el momento en el que pides disculpas por chocarme. –dijo Shigaraki Tomura mientras giraba la mirada hacia el peliverde.

Izuku paro en seco y se encogió en hombros. – ¿Por qué debería disculparme con un acosador? –volteo su cuerpo para ver directamente al celeste. –O me vas a decir que esto también es coincidencia. –Tomura rio un poco y se acercó al contrario.

–Tal parece que no me creerás si te digo que sí. –aproximo una de sus manos al cabello del chico para juguetear con uno de los verdosos rizos.

Rápidamente Midoriya le dio manotazo y miro con desagrado. – ¿Podrías evitar tocarme? –el celeste rio un poco mientras sobaba su mano.

–Que frio.

Interrumpiendo el ambiente con un fuerte aplauso Yagi-san se dirijo al joven alfa. –Joven Tomura que gran coincidencia encontrarte por aquí.

–Lo mismo digo Toshinori-san, aunque la pequeña prins... Izu-chan no me crea –el rubio dio unas cuantas carcajadas.

– ¿Qué tal si nos acompañas el resto del recorrido? Después de esto te invitare unos tragos como agradecimiento de la última vez ¿Qué dices? –el celeste asintió mientras el joven omega ponía los ojos en blanco.

Siguiendo la caminata por los pasillos del museo, más que observar las exposiciones, el alfa no le despegaba la mirada al joven peliverde, lo observaba detalladamente, miraba todas y cada una de sus expresiones, analizaba todos sus movimientos talvez para planear su próxima jugada.

Salieron del museo y fueron a un bar cercano, Izuku estaba incomodo, sentía las miradas de Tomura pegadas a su cuerpo, pero por alguna razón no le enojaba, se sentía de manera extraña. Ambos omegas pidieron una bebida suave mientras que el alfa pidió una fuerte, al mismo tiempo este trataba de darle conversación al chico peliverde pero el contrario le respondía de manera fría y cortante, por lo que avanzar le era imposible. Decidió pasar al plan B, se concentró en hablar con Yagi e ignorar al pecoso.

Dicen que al sentir el desprecio de una persona, esta empieza a desarrollar interés en la contraria. No sabía dónde había escuchado eso, pero aplicaría esa pequeña regla con el joven omega.

–Yagi-san ¿Tiene usted pareja?

–Oh no, me olvide de esas cosas del amor hace ya mucho tiempo, soy un omega que recorre libremente el camino de la vida.

– ¿Qué hay de los días en celo?

–Tengo muy buenos supresores, pero suando el celo es demasiado fuerte, tengo uno que otro amigo beta que me ayude con eso. Ya sabes después de todo los omegas la tenemos difícil, son simples necesidades, tenemos que hacer lo posible para calmarnos y no sufrir con el celo. –Shigaraki sonrió un poco sádico.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora