Angel

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Corea del sur – Seúl

Tres meses habían pasado e Izuku había empezado a utilizar un collar antialfa, pero aún más importante, tenía una encantadora barriga de seis meses de embarazo, ante los ojos de Yagi el chico se veía muy tierno. Las cosas iban bien y sin ningún inconveniente, a excepción de las múltiples náuseas, los extravagantes antojos de la madrugada sobre algún peculiar sabor de helado o cualquier otra comida y también estaban las múltiples pesadilla durante las noches, era Toshinori quien se encargaba de solucionarlo todo.

Yagi sentía que pronto se volvería abuelo, aunque no era tan viejo como para serlo. El mismo se encargaría de llenar todos los caprichos del cachorro y consentirlo sin fin, por otra parte Izuku tenía sentimientos encontrados, se veía feliz al momento de escoger alguna prenda para él bebe, pero en su interior había un completo desastre. ¿Podre ser una buena madre? ¿Se parecerá al padre? Y la pregunta que más le atormentaba ¿Seré capaz de amarlo? Izuku era un bulto de incertidumbres.

Ambos caminaban por el centro de la ciudad y el rubio se distraía fácilmente observando cualquier accesorio que pudiera comprarle al bebe. Una tienda especializada en estos productos robo completamente su atención, entro y escogió ropa de niño y niña además de algunas batolas para el joven omega. El peliverde por su parte esperaría afuera.

Varios minutos habían pasado y su acompañante no salía, decidió asomarse a la tienda para ver a la lejanía a un entusiasmado Yagi preguntando a la vendedora si esto o aquello era bonito, Izuku sonrió dulcemente cuando de repente sintió un pequeño piquete en su estómago, no sabía que era pero el dolor iba aumentando progresivamente hasta hacerle caer de rodillas al suelo, apretó fuertemente con su mano la tela sobre su barriga y dió unos pequeños quejidos, el rubio aún no se percataba de lo que estaba sucediendo.

El chico trataba de llamar la atención de Yagi pero su voz no salía, estaba entrando en desesperación hasta que una mano se posó sobre su hombro. Un hombre de cabellos negros, piercings en el rostro e iris color aqua había llegado para auxiliarlo, o eso creía.

– ¿Se encuentra bien? –Izuku miro al contrario y negó fuertemente con la cabeza mientras sus ojos estaban al borde de las lágrimas. El sujeto al ver el estado del chico, lo tomo en brazos para llevarlo descansar en algún lugar cercano.

Yagi había terminado las compras, salía feliz de la tienda con cinco bolsas en cada mano pero las dejo caer al no encontrar al peliverde en los alrededores, rápidamente tomo su celular y empezó a llamar mientras corría desesperadamente por la zona; su alma volvió al cuerpo cuando el chico contesto la llamada y le dio ubicación exacta de su paradero.

Toshinori llego rápidamente a un pequeño bar donde encontró al omega recostado en un mueble rojo tomando tranquilamente una botella con agua, en la cara del rubio era notable la preocupación y desespero que había sentido por el pequeño extravió del chico. Se acercó al peliverde y lo abrazo delicadamente.

–Lo siento Yagi-san, empecé a sentirme mal y no pude llamar tu atención, afortunadamente aquel hombre me ayudo. –dijo Midoriya mientras señalaba al sujeto detrás de la barra del bar. Yagi volteo hacia el azabache y lo miro fijamente para analizarlo rápidamente, tenía que asegurarse de no volver a cometer el mismo error que con Shigaraki Tomura.

–Te agradezco mucho por ayudar a mí...

– ¿Pareja? –interrumpió el sujeto, Yagi alzo una ceja y sonrió un poco.

–Sí. –dio una pequeña reverencia. Desde hace ya un tiempo ambos omegas fingían ser amantes para alejar a la chusma. –Gracias por ayudar a mi pareja, me gustaría agradecerle de alguna forma señor...

–Puede llamarme Dabi, él ya me dijo su nombre, falta usted.

–Yagi. –respondió a secas.

– Mmmm, pues Yagi, no tiene que agradecerme, hice lo que cualquier persona hubiera hecho. Pueden quedarse hasta que Izuku se mejore. –hizo un pequeño movimiento de nariz como si algún olor le incomodara. –Aparte de eso, si en verdad es tu pareja, deberías prestarle más atención. –finalizo mientras se adentraba a lo que parecía ser la cocina. Por alguna razón Yagi se sentía derrotado, pidió disculpas al chico por el descuido y tomo asiento a su lado.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora