Lujuria

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Apresurados y llenos de deseos carnales se adentraron a la habitación del hotel, los besos y caricias no se detuvieron en ningún momento. Con pasos torpes se aproximaron a la cama y mutuamente se encargaron de retirar las prendas del contrario, como si de la primera vez de Izuku se tratase, Bakugou lo posiciono cual muñeca de porcelana debajo suyo, podía admirar aquel hermoso rostro sonrojado lleno de lujuria, era una obra de arte, delicados y suave toques eran dados al desnudo y fino cuerpo del Omega, tiernos besos eran depositados en los pezones del chico que lentamente bajaban hasta su miembro. Mientras besos y lamidas eran dados en su virilidad más que acaricias apretaba los cabellos del rubio ante tal excitación, su espalda se arqueo al sentir dos dedos irrumpiendo en su cavidad.

Siempre supo la admirable resistencia del Omega, por lo que sabía que un oral no le haría llegar al clímax, suavemente empezó acelerar los movimientos de sus dedos en el caliente y apretado orificio, podía sentir los halones de cabello provocados por Izuku, dejo el miembro a un lado y se concentró en sus pezones, pequeños botones rosas que lo volvían loco, mordió uno y con su mano libre acarició el otro, los dedos en la ya no tan estrecha cavidad empezaron hacer suaves movimientos de tijera haciendo salir pequeños gemidos de parte del Omega.

Un profundo beso aumento el erótico ambiente, el aroma a vainilla dominaba el lugar, en un rápido movimiento Izuku posiciono al alfa abajo, era hora de darle placer a su compañero, tomo el miembro del rubio, lo ubicó en su entrada y bajo lentamente hasta introducirlo por completo en su ya dilatado agujero, Oh por Dios era enorme tal y como lo recordaba. La vista que tenía Katsuki era magnífica, podía observar a la perfección el notorio rostro del Omega lleno de placer, Izuku bajo su dorso en busca de los suaves labios del rubio mientras su caderas se movían lentamente, la virilidad del rubio estaba en pleno regocijo pero quería más, necesitaba más, los tres años sin sexo se estaban haciendo presente. Con sus manos estrujó los redondos y firmes glúteos del Omega para acelerar el movimiento de caderas, fuerte gemidos empezaron a proceder de Izuku, mientras Katsuki solo gemía el nombre de Deku.

"Deku"
"Deku"
"Deku"

Los sentidos del peliverde se estremecían al escuchar el llamado del alfa en su oreja, su aliento era caliente al igual que su respiración, los movimientos de cadera se hicieron aún más rápidos y violentos, al diablo el auto control, Katsuki tomo al Omega y los puso de espalda, una perfecta vista de la espalda de Izuku hizo su excitación más enorme, nuevamente estrujó las perfectas nalgas y penetró fuertemente una y otra vez al peliverde, gemidos ahogados en excitación inundaron el lugar, sus encías empezaron a cosquillear, quería hacerlo completamente suyo pero aquel collar antialfa se lo impedía, trago en seco y beso la arqueada espalda del Omega sin detener las penetraciones, relamió sus labios y dio varios mordisco a la nívea piel de Izuku, si no podía marcar su cuello, marcaría toda su espalda.

-Katsuki... Ahh... Más. -el rostro del pequeño Omega lleno de lágrimas pidiendo placer fue la perdición de su cordura.

Puso al chico de frente para besarlo mientras masturbaba su miembro, las penetraciones se hicieron lentas y sensuales. Izuku dio un mordisco en el hombro del alfa intentando ahogar sus gemidos, enlazo sus piernas en la cintura de rubio dándole a entender que aumentará la velocidad. A medida de que aceleraba sus embestidas Midoriya empezaba a clavar las uña en la ancha espalda de Bakugou, líneas rojas cual lienzo empezaron aparecer a medida que la lujuria aumentaba, los gemidos y gruñidos mezclándose eran prueba del inmoral acto realizado en el lugar.

-Te amo Deku -susurraba eróticamente Katsuki en el oído de su amante. -Te amo, Te amo, te amo. -las embestidas aumentaron tanto en velocidad como en fuerza, la virilidad entraba y salía una y otra vez hasta lograr encontrar ese punto dulce que enloquecía al omega, un fuerte gemido fue dado, tan fuerte que rebozo en los oídos del alfa, omega y alfa estaban absortos de placer. Un doloroso y casi indetectable piquete en su espalda provocada por las uñas aferradas daban a entender que el chico bajo él estaba a punto de llegar al clímax, busco los labios de su acompañante y antes de terminar dentro, le otorgo un lujurioso beso acompañado de una pequeña mordida, con una última y profunda penetración ambos dejaron salir sus fluidos blancos, habían llegado al orgasmo, un dulce y lujurioso orgasmo, los gemidos de cansancio eran fuertes y ahogantes, Katsuki empezó a limpiar las lágrimas de Izuku con sus labios dando suaves y tierno besos, pero la noche aún era joven, esos tres años sin sexo los recompensaría en esa misma noche.

Una, dos, tres, cuatro hasta cinco rondas de sexo erótico fueron realizadas, ambos guiados completamente por la pasión y lujuria, en su ultima batalla sucumbieron ante el cansancio, después de un largo tiempo volvía a tener a su amado entre brazos, no dejaría ir a ese hermoso omega. El sudor no importaba en absoluto, dormirían abrazados olvidando por completo el dolor del pasado.

Los rayos del sol se colaban discretamente a la habitación del hotel, golpeaban delicadamente el rostro del rubio haciendo que se incomodara un poco, giro su cuerpo y estiro su brazo en busca de su amante pero no encontró lo que anhelaba, abrió sus ojos de un golpe y se reincorporo a sus sentidos quedando sentado en la cama, estaba completamente solo en la habitación, su única compañía eran las desastrosas sabanas impregnadas de aquel aroma a vainilla, tomo un trozo de tela y lo acerco a su olfato mientras observaba el lugar donde debería estar su supuesto amante.

-No te volveré a perder.

DESGARRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora