Prologo

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Estábamos dentro de un coche yendo a toda velocidad, sus manos estaban tomando el volante con fuerza extrema provocando que sus nudillos quedaran blancos. Ambos estábamos gritando por alguna razón que no tenía clara en lo absoluto pero veía nuestros rostros cargados de tanto dolor que nadie seria capaz de ignorar.

Volteó su rostro en mi dirección como sabía que iba a suceder. Ya había soñado tantas veces con él que su rostro estaba en mi mente la mayoría del tiempo.

Su mandíbula apretada remarcaba aún más sus facciones fuertes, sus ojos color café impactando con fuerza en los míos mientras volvía a pasar una mano por su cabello castaño como un reflejo de la desesperación que parecía consumirlo.

Sentía una decepción adueñarse de mi como si realmente hubiera dejado todo y me hubieran pagado con la peor de las reacciones esperadas. Tal vez no comprendía la situación con solo verla pero podía deducir una sola cosa: no había un solo responsable.

Quería intentar acercarme más a la situación, quería ser capaz de escuchar algo para poner en orden mis pensamientos pero sucedió aquello que siempre parecía tomarme con la guardia baja.

Unas luces impactaron en nosotros y con solo una mirada al frente sabía que era inevitable. Un camión de carga se acercaba con rapidez y no había tiempo de maniobras o milagros.

Solo sabía que debía salvarlo.

Desperté completamente asustada y desorientada, aún sintiéndome dentro de ese sueño que parecía perseguirme cada vez que cerraba mis ojos e incluso después.

Solté un suspiro mientras me incorporaba y comenzaba a dar grandes respiraciones, no podía mentirme y simplemente hacerme creer que era un simple sueño. Sabía que no lo seria.

Desde que tenía catorce años tenía estos sueños, accidentes, extravíos, robos violentos, entre otras cosas. Era bastante sencillo, soñaba con la persona y debía salvarla o al menos decirlo lo hacía parecer sencillo, realmente no lo era.

—¿Otro sueño? —Mire a mi mejor amiga y solo pude asentir con mi cabeza, intentando tranquilizarla de alguna forma posible. Rose ignoraba completamente que estos sueños fueran a hacerse realidad en algún momento y yo estaba bien con eso.

—Si, otro más —respondí mientras me refregaba los ojos intentando quitar de alguna manera aquellas imágenes de allí.

Estaba demasiado agotada y mi cuerpo lo estaba demostrando, de alguna manera me estaba exigiendo que le diera un descanso y lo quería hacer mas no podía. Los sueños se hacían más fuertes y constantes dejando las siestas de quince minutos como mi única alternativa.

—¿Por qué no nos vamos de fiesta? Me he enterado que Hart hace una esta misma noche, no nos vendría mal.

Amaba a mi mejor amiga pero algunas veces me resultaba molesto ese gran espíritu fiestero que parecía dominarla la mayor parte del tiempo. Cuando nos miraba a ambas notaba grandes diferencias y el amor a las fiestas era una de ellas.

—¿Ese matón popular? Ni lo pienses. —La vi poner los ojos en blanco como si mi actitud la fastidiara—. Rose, tú sabes como terminan esas fiestas y hoy no me veo con ánimos de pasar la noche en la comisaria más cercana.

—Nos vamos antes. Anda, no seas aburrida. —Esta vez fui yo quien puso los ojos en blanco mientras me dirigía a mi closet—. ¿Me acompañaras?

—¿Para hacer de niñera? No gracias. —Enseguida vi como se acercaba con rapidez a mi y me abrazaba—. Rose...

—¡Por favor! Seguro conoces a un chico ardiente que te invite una bebida. — La pequeña rubia frente a mi comenzó a batir sus pestañas intentando convencerme cuando sabía que no tenía alternativa. Es mi mejor amiga, claramente debía ir y asegurarme que no hiciera más locuras de las que ya eran habituales.

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora