Tercera temporada- capítulo catorce

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-¿Tienes idea dónde puede estar?

Negué con la cabeza mientras hacia que mi coche aumentara su velocidad.

Quería encontrar a mi hija.

-Hay que descartar la opción del rastreador.- dije, mirando a mi prima levemente antes de regresar la vista a la carretera.- El móvil lo ha dejado y el collar no sé que ha hecho pero no nos da señal.

-¿No la ves?

Eso era lo más frustrante.

-No. No entiendo que sucede con este chico que esta con ella pero sus emociones tapan las de Rosi. Se están cubriendo mutuamente. No me dejan ver nada.

-Calma.- la escuché decir.- Podríamos llamar a Steve, sabemos que él puede ayudar.

-Rosi no es tonta.

-Es como tú.- respondió- ¿Tú dónde irías?

-Donde no me buscaran.

-¿Dónde no buscarías a Rosi?

Mordí mi labio mientras pensaba. No iría a un sitio donde haya estado antes con mis padres, sería evidente. Tampoco iría a un lugar que haya nombrado en la última semana.

Oh, mierda.

Giré el volante todo lo que podía mientras escuchaba las bocinas sonar detrás de mi, estaba en una calle de la dirección contraria a la nuestra. No me importó. Doble en una calle interna y aceleré.

-Ya se donde está pero igual llama a Steve, Rosi querrá hablar con él después de que me escuche.

-Ya lo llamo.

(...)

Frené el coche frente al hospital y suspiré, la sentía allí. Ella estaba justo donde creí y no estaba sola.

El chico estaba con ella.

-No está sola.- abrí la puerta del coche y la voltee a ver.- Te quedas aquí.

-Pero Tess...

-Estas de 6 meses Clarisse, no te dejaré ir.- cerré la puerta del coche una vez que estuve fuera y le coloque la alarma. Las puertas se trabaron en ese momento.

-¡Eres una jodida perra!- la escuché gritar.

-¡Lo sé!

Guardé las llaves mientras corría dentro del hospital, vi como las enfermeras me quedan viendo de forma extraña aunque personalmente no sabía que les sorprendía.

La mayor parte se mi vida había ocurrido en aquel hospital.

Fui hasta el ascensor y quedé mirando los botones que indicaban cada piso. No sabía cual era pero por una extraña razón presione el botón que me llevaría a la azotea del hospital.

Cuando todo se calmara nuevamente le diría a mi hija que la azotea de un hospital no era el lugar adecuado para una segunda cita.

El ascensor llegó al quinto piso y las puertas se abrieron, dando a una escalera. La subí, sabiendo a donde daba y abrí la puerta.

La azotea se extendía frente a mi y allí, apoyados sobre la barra estaban apoyados dos adolescentes.

Mi hija y un chico rubio.

Me detuve a observar. Rosi estaba feliz, tan feliz como hacia mucho tiempo no la veía. Estaba siendo ella misma de una forma tan liberal que me daban ganas de felicitarla por ser quien quería ser.

Él era un gran caso aparte. Estaba muy feliz con ella pero un gran sentimiento de culpa lo abrumaba, no quería hacerlo, él quería cuidar a Rosi pero temia con todas sus fuerzas fallar.

-¿Mamá?- salí de mis pensamientos y miré a mi hija. Sus puños se cerraron a sus costados.- ¿Cómo me encontraste?

-Sabias que lo haría tarde o temprano.- respondí mientras avanzaba.- La próxima prueba dejando una nota, ¿sabes? Eso me evita recorrer toda la ciudad en tu busca.

-Te dije que avisaras, Rosi.- escuché decir al chico antes de dar un paso al frente. En mi dirección.- Soy Austin, amigo de Rosi.

-Tess, su madre.- acepté su mano y le di un leve apretón.- Un gusto conocerte.

-Igualmente, señora.- volteó a verla y le sonrio, apenado.- Rosi, sera bueno que vayas con tu madre. Ya es tarde.

-Tienes razón.- me miró y aflojo sus puños. Solo un poco.- ¿Vamos?

Bien, ella no quería que la avergonzara y no lo haría. Necesitaba que mi hija confiara en mi otra vez.

-Vamos, hay unas películas que nos esperan.

(...)

-Rosi, debemos hablar.- dije mientras ambas entrábamos a su cuarto.- Mira, entiendo que este chico te guste. Te hace feliz y eso me importa pero cariño, si quieres verlo, avisame.

-¡Tengo guardias!

-¿Y eso que? Escucha, Rosi. Los guardias están para protegerte, no para violar tu privacidad. Ellos sólo estarán allí y si así quieres, ni los veras. Les pagamos para que vigilen que nadie peligroso se acerque a ti, no para que me diga si sales con el chico que te gusta o si ese chico te besa.

La vi sonrojarse levemente e intentar cubrir el sonrojo con su cabello.

-¿Podre seguir viendo a Austin?

-Creo que algo que he aprendido es que aunque te diga que no tu lo seguirás viendo así que si, puedes hacerlo. Lo único que te pido es que me avises y aceptes los guardias, deja que salgan contigo y yo les diré que se mantengan lejos para que tengas tu privacidad. Deja de burlarlos, por favor.

-Esta bien, mamá. Lo acepto.- sonreí levemente y abrí mis brazos.

-¿Podrias dejar todo ese orgullo y venir a darme un abrazo?- la vi sonreír antes que avanzara hasta mi y me abrazara por la cintura. Sonreí mientras dejaba un beso en su cabello.- Tu papá y yo no hacemos eso para hacerte enojar, Rosi. Te amamos y esto se ha vuelto peligroso, solo queremos cuidarte. Siempre lo haremos.

-Lo se y lo siento, mamá. Jamás dudé de lo buenos padres que han sido para mi. Ustedes son mi familia, lo siento.

-También yo lo siento, debí sentarme y escucharte. No lo hice, estoy más preocupada en protegerte a ti y a Jaden que en escucharlos. Ambas tuvimos nuestros errores.

-Y papá es papá.

Solo pude reír.

- Papá está muy muy preocupado por todo esto. Más de lo que demuestra.

-¿Como puedes descifrar tan bien a las personas?

Sonreí mientras frotaba su espalda. Quería decirle todo mas no podía, ella debía pasar por eso, debía aprenderlo por si misma. Hiciera lo que hiciera el sueño se cumpliría, de nada valía decirle todo y que cuando la intenten hacer hablar ella solo quedara como una estúpida diciendo que su madre ve el futuro. Seria peor para ella.

-Es como un don.- me oí decir.- No me molesto en permitirme ver solo lo que ellos quieren que vea. Siempre hay algo más allá, un motivo. Tu papá ha aprendido a colocar un estilo de barrera a su alrededor. Solo quiere cuidarnos mientras demuestra más autoridad. Realmente siempre tiene miedos, nervios, preocupaciones. Él siente más que cualquiera de nosotros.

-Creo que tu eres la que siente más.- respondió mientras se apartaba de mi levemente.- Te permites ver más que el resto y dejas que esas emociones sean parte de ti. Aceptas todo, mamá. Eres increíble.

Besé su mejilla y sonreí. Ella había dicho algo más literal de lo que creía.

-Tu eres aún más increíble.- respondí.- Ve a la cama, cariño. El chico debe estar queriendo que le escribas antes de dormir y aun quedan cerca de dos horas para que duermas realmente. Saca provecho.

-¿como lo sabes?- preguntó riendo mientras me veía salir.

Solo pude guiñar un ojo con una sonrisa.

-Soy tu madre, lo sé todo.

Cerré la puerta detrás de mi y volteé, chocando con el pecho de Kyle.

-Oh mierda. Me hasbasustado, Kyle.

-Lo siento pero aún quedan cosas por hacer.

-¿Que pasa?

-Tu hermano está en la sala queriendo hablar contigo y Hayden en su cuarto, creo que deberías quitarle la bala del brazo.

-¿Tiene una bala y no le has dicho a mi madre?- protesté mientras bajaba las escaleras con él a mi lado.

-Tu madre salió. No se a donde.- asentí.- ¿Podrás hacerlo?

Voltee a verlo mientras arqueaba mi ceja.

-¿No te quité una bala hace cerca de 9 años?

Se río levemente y asintió.

-Había olvidado que también eres buena en eso.

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora