Capitulo veintisiete

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Llega un momento en tu vida donde debes enfrentarte a las consecuencias de tus propias decisiones y no siempre esas situaciones resultaran tan sencillas como creías. Me gusta creer que, si hay suficiente madurez para tomar decisiones propias, también la hay para enfrentar sus consecuencias.

Mientras miraba la habitación en la que me encontraba supe que esas eran mis consecuencias.

¡Esa habitación había sido mía desde que tenía memoria! Aquí había jugado por primera vez con Rose y Matt, cuando ellos no me caían bien pero sus padres se daban con los mios así que estaba obligada a darme con ellos.

Nos hicimos mejores amigos cuando solo teníamos 4 años, eramos inseparables y siempre fuimos nosotros cuatro.

Rose, Matt, Steve y yo.

Aún no entiendo en que momento todo cambio.

Mire unas manchas negras que había en mi pared verde agua, eran apenas unos puntitos negros que Steve había hecho por querer salpicar pintura en mi rostro.

Sonreí levemente mientras continuaba recordando.

Había noches en las que Steve venía a cuidarme, era dos años menor que yo pero de todas maneras cada vez que tenía pesadillas el venía y se escabullía a mi habitación para sostenerme con fuerza contra su pecho hasta que terminara de llorar.

Era demasiado bueno como para haberse ido.

Unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos, refregué mis ojos para evitar las ganas de llorar porque no, no iba a derramar ni una sola lágrima porque sabía que todas vendrían después y, algunas veces, es mejor evitar esas situaciones sin importar cuanto duela el nudo que crece en tu garganta.

—Pase.

Mamá asomo su cabeza antes de sonreír de forma que pocas veces lo hacía. Podía ver una sonrisa realmente sincera mientras entraba y cerraba la puerta detrás de ella, mostrando cuan dispuesta a hablar conmigo se encontraba.

—¿Puedo sentarme?

—Claro que si, mami. —Se sentó justo a mi lado y apoyo su mano cariñosamente encima de mi pierna.

—¿Estas bien? —Asentí y pude ver como me observaba de esa forma que solo una madre puede hacerlo cuando sabe que estas mintiendo—. ¿Segura?

—Solo...¿podrías abrazarme? —Vi como sonrió levemente antes de abrir sus brazos, no lo pensé y rodee su pequeña figura para ver como sus brazos rodeaban la mía.

—¿Estas segura de que él chico vale todo esto? —Me aparté de ella y lleve las rodillas a mi pecho para apoyar mi mentón en ellas.

Era mi madre, no podía simplemente aparentar fortaleza frente a ella.

—No lo hago simplemente por él mamá, lo hago por varias razones —susurré—. Quiero que mi propio padre pueda aceptar mis decisiones, escucharme e intentar comprenderme pero el no hizo nada de eso y Kyle me ha ayudado para darme cuenta que quiero rodearme de gente que me respete y acepte mis decisiones.

Sonreí mientras dejaba que mi mente viajara a todas las cosas que Kyle me había enseñado y solo en un momento de debilidad podía admirar en su totalidad sin restarle importancia a ninguna porque ciertamente el ser humano aprende a ver y valorar cuando se encuentra lo suficientemente débil para bajar la muralla que lo rodea.

—Y no creas que Kyle es malo mamá, tuvo una vida muy dura...¡El es un idiota! —Vi como sonrió levemente—. Es bipolar, mal humorado, egocéntrico, mandón, frío y calculador pero también tiene una parte tan tierna que podría derretir el corazón de cualquiera. El conmigo es protector, tierno, comprensivo...Discutimos mucho pero se que quiero tenerlo en mi vida.

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora