Capitulo dieciocho

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Por primera vez después de tanto tiempo sentí mis ojos escocer de una manera peligrosa, como si estuviera a segundos de romper en llanto. Las lágrimas batallaban por salir cuando no lo hicieron por todo un año y el que saliera frente a ellos no era una opción.

—Lo siento pero tengo que irme. —Tomé la camisa y me la coloque sin abrochar para luego tomar el bolso y dirigirme hacía la salida. Necesitaba correr lejos porque muchas veces correr es la mejor opción.

Era una ventaja que los haya dejado tan sorprendidos como para poder salir sin que me lo impidan.

—¡Tess! —Había cantado victoria antes de tiempo pero eso no impidió que aumentara la velocidad de mis pasos.

—Kyle, ni lo pienses. —Coloque mi mano en el pomo de la puerta cuando sentí su mano tomar mi brazo y provocar que me volteara—. No quiero hablar, no quiero discutir más contigo.

La verdad era que solo quería ir a casa donde sabía que podría refugiarme.

—Vale. —Tiro de mi hasta que pudo rodearme con sus brazos y apoyo su mentón sobre mi cabeza mientras sus manos se tomaban en la parte baja de mi espalda.

El no estaba exigiendo explicaciones, el estaba tan seguro de que podría darle una explicación que estaba dispuesto a contenerme primero y escuchar después.

Apoye mi cabeza en su pecho mientras mis brazos lo rodeaban y tome aire lo más tranquila posible, intentando que mis ojos dejaran de amenazarme.

—Chicos, fuera. —Los chicos no protestaron a pesar de que seguro tenían un montón de preguntas e incertidumbres sobre lo que se me había escapado.

Pero como aclare, ellos no dijeron nada solo pasaron y dieron leves toques en mi hombro, intentando ser reconfortantes sin lograrlo...Tampoco podía pedir demasiado.

Nos quedamos así un par de segundos, como si aquel abrazo, aquel contacto fuera más importante que cualquier cosa que sucediera en el mundo.

—¿Quieres que hablemos aquí o vamos al circo? —Su voz sonó tan normal que me sorprendió como podía cambiar tan rápido de humor, es decir, el es el chico que hace menos de 5 minutos me estaba gritando, golpeaba un saco de boxeo y estaba demasiado cabreado como para hablar.

Lo estaba haciendo por mi, por nosotros.

—¿Podemos ir a allí? Necesito un par de minutos. —Solo sentí como suspiro antes de que sus labios tocaran mi frente.

—Vamos pero prende esa camisa porque estas provocándome.— Sonreí sin ganas mientras prendía la camisa para ver como el solo se quitó la suya y limpio su frente perlada.

—Kyle, ven aquí. —Arqueo su ceja lo que provoco una sonrisa en mi al ya saber como funcionaba su mente retorcida—. No seas raro, necesito ver tu brazo. —Se acercó a mi y pude ver como su herida se había inflamado, era más que obvio que no se dio cuenta con lo enojado que estaba—. Solo arruino las cosas.

—Hey. —Me tomó por el mentón provocando que lo mire—. No arruinaste nada. Oh bueno, solo me sacaste de mis casillas pero ¿quien no hace eso? —Hice una pequeña mueca mientras veía como sonreía victorioso y tomaba mi mano—. Ahora no necesitas un estúpido discurso y tampoco que te grite todo lo que quiero gritar así que vamos a ese circo así nos damos unos minutos para tranquilizarnos.

Se apartó de mi y antes de irse le dio una tanda más de golpes al saco de boxeo pero ¿acaso podía culparlo? Dejo que la hija del jefe de la CIA entrara en su vida de narcotraficante.

Pertenecíamos a mundos completamente opuestos pero ¿acaso no podíamos crear un mundo aparte?

(...)

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora