Capitulo tres:

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Aún no podía creer como se había atrevido a entrar en mi casa de esa forma. Me encontraba enfadada y sorprendida, ese chico parecía tener tanta demencia encima que me era increíble.

—¿No podías simplemente llamarme por teléfono? —pregunté mientras me cruzaba de brazos—. Una llamada hubiera solucionado todo, no era necesario casi matarme de el susto.

El chico me miro divertido, vi como cruzaba sus brazos sobre el pecho y apoyaba la mayoría de su peso sobre su pierna derecha.

—Hay mejores formas de matarte —respondió con una sonrisa torcida—. Se me ocurren varias, ¿quieres que comience a decirlas?

Esa situación hasta comenzaba a divertirme.

—Al menos me darías opciones —agradecí de manera burlona, dispuesta a continuar con su juego.

—¿Acaso crees que somos como en las películas? —descruzó sus brazos y dejó que sus manos se escondieran en sus bolsillos delanteros mientras un hoyuelo se formaba en su mejilla—. Nosotros no decimos el típico "Muerte lenta o rápida, tú eliges".

—Eso es demasiado cliché.

—Demasiado —admitió antes de hacer como si un escalofrío lo recorriera—. ¿Tienes planes o ahora si me dejaras llevarte a un lugar para que hablemos?

Él no se rendiría y en el fondo, lo sabía, sólo que se me hacía mucho mas fácil engañarme a mi misma diciéndome que en un parpadeo todo volvería a la normalidad cuando sabía que esa era mi nueva normalidad y debía adaptarme con rapidez si quería tener todo bajo control.

Lo sabía pero de todas formas me negaba a vivir eso.

—No me dejarás tranquila, ¿cierto?

—Cierto así que...—Vi como se aproximaba a mi cama y tomaba la ropa que yo había seleccionado. Volteó a verme y me fue lanzando prenda por prenda hasta finalizar con lo que parecía ser una camiseta en mi rostro—. Apresúrate, tenemos 5 minutos.

Solté un suspiro antes de soltar mi única y mejor excusa para no acompañarlo.

—No sé si mis padres están en casa y... —El chico me interrumpió con rapidez, como si mi protesta le hubiera sido totalmente predecible.

No me consideraba una persona predecible.

—Salieron hace veinte minutos —dijo con sencillez.

Solo pude mirarlo con mi ceja arqueada, claramente demasiado perdida en lo que a él se refería.

—¿Cuanto tiempo llevas aquí? —pregunté mientras emprendía camino hacía mi baño.

Kyle comenzó a seguir mis pasos mientras una sonrisa perversamente divertida adornaba su rostro, sabía lo que planeaba así que entré en mi baño y cerré la puerta en sus narices.

Sabiendo que intentaría entrar solo para fastidiarme me aseguré de pasar el seguro.

No tardo demasiado en protestar a través de la puerta.

—Tienes un don para destrozar los momentos divertidos. —Sonreí levemente mientras secaba mi cuerpo y me vestía lo más rápido posible.

Fue en ese momento en el cual note que la ropa que había entre mis manos no era la ropa que yo había seleccionado antes de entrar a ducharme.

—¿Por que has cambiado mi ropa? —pregunté—. Y dime, ¿cuanto llevas aquí? —Salí del baño mientras señalaba el short y el Top Crop que rozaba mi ombligo.

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora