Capitulo ocho

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—Así que esa mancha en el trasero te la hice yo. —Rodeé mis ojos, no queriendo sonreír y causar que su ego solo continuara subiendo.

Aunque el ego de Kyle parecía ir en ascenso de forma permanente.

—Casi te gano. —Tuve necesidad de recordar.

—Del casi no se vive. —Pasó por mi lado con usa sonrisa demasiado arrogante, de esas que formaban hoyuelos superficiales en su rostro y tan solo pude pensar que no era la sonrisa a la cual me había acostumbrado.

El poco tiempo que llevaba conociendo a Kyle me permitía reconocer cuando realmente una sonrisa se volvía incontenible para él. Sus ojos parecían achicarse levemente y sonreía de una forma tan pura y hermosa que lograba contagiarte la misma.

El verlo sonreír también me provocaba hacerlo.

—¿Vivir esta vida? ¿Quién te dijo que quiero vivirla? —En cuanto las palabras escaparon de mis labios quise que jamás hubieran sido soltadas. Claramente me tenía bastante enfadada esos aires de perfección que él tenía pero no podía esperar que los apartara cuando eran parte de él.

Lo vi voltear a verme con sus puños apretados al igual que su mandibula tensionada fuertemente. Si quería una sonrisa sincera estaba cada vez más lejos de conseguirla.

—No vuelvas a insinuar que...

Quería tanto enmendar mi error pero sabía que el seguir discutiendo no nos llevaría a ninguna parte con su fuerte carácter y mi orgullo que no me dejaba callar nada. Debía detener todo eso o la seguiría jodiendo horriblemente.

—No estoy insinuando nada —Interrumpí—. No tengo porque insinuarte nada a ti. Me cambio la ropa y regreso, ¿podrías pedir que alguno de los chicos me llevara a casa?

—Yo puedo llevarte —dijo mientras yo solo subía la escalera dejándolo atrás.

El que él me llevara solo seguiría fomentando la discusión.

—Pero no quiero que tú me lleves.

Entre en su habitación para ver mi ropa sobre su cama, demasiado impecable para la ropa llena de pintura que estaba llevando.

Ciertamente esos chicos eran buenos en el juego.

Me cambié de ropa lo más rápido que pude y bajé las escaleras con la correa de mi bolso en mi hombro esperando ver a Brad o a alguno de los chicos pero solo volví a encontrarme a Kyle, quien jugaba con unas llaves en su mano.

—Te dije que no quiero que me lleves. —solté de manera brusca.

—Es una pena que me importe una mierda lo que quieras. —Me tomó del brazo mientras los chicos solo me saludaban de lejos y este acto pareció enfurecerme más de la cuenta.

Hasta le había pedido que no me llevara así evitábamos una discusión y él solo seguía con lo mismo, parecía no entender que no podía obligarme o decidir por mi.

Me zafé de su agarre y caminé hasta el coche para entrar de manera brusca, demostrando lo que ambos provocábamos de alguna manera.

No podía culparlo, ambos eramos un desastre intentando ser jovenes normales.

—Es una pena que hayas aparecido en mi vida —protesté mientras encendía su coche y aceleraba al máximo.

Escuché una risa demasiado irónica y forzada de su parte.

—Opino igual. No sé en que pensé cuando quise ayudarte.

Cerré mi boca mientras apretaba mis manos, intentando controlarme porque si seguíamos discutiendo las cosas pasarían como en mi sueño.

The boy in my dreams (VERSIÓN ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora