74//Querido amigo

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Me encontraba dentro de uno de los autos junto con Matt y otro sujeto viendo todo a través de una Mac. Ninguno dejo que me acercara a ayudar, realmente quería hacerlo, de igual forma cuando vea a Alfred lo voy a matar.

– ¿Está todo en orden? - preguntó matt a los guardias que se encontraba afuera de la bodega.

– Extrañamente si, no hay movimiento en esta par...

No lo dejaron terminar ya que una bomba hizo que volará y se cortara la señal. Carajo!

– General Will, me escucha?

– Matt, voló en pedazos, está más que muerto. Tenemos que irnos, saben que estamos aquí.

Prendí el motor y pise el acelerador, uno de los botones que está al lado del aire acondicionado se encarga de tapar con vidrio polarizado la placa del auto. Apreté aquel botón miéntras manejaba a casa.

– Más despacio _____, si la bomba no nos mató lo harás tú. - se quejó matt apretando su cinturón de seguridad

– Ni voy tan rápido, no exageres. ¿Cierto, Peter? - mire por el retrovisor al chico que venía con nosotros.

– Jefa, va a 80 en una calle principal, es mejor que baje la velocidad si no...

La alarma de la patrulla siguendonos lo interrumpió y maldije golpeando el volante.

– ¿Traen efectivo? - pregunté a ambos

– Yo solo traigo 300 dólares. - respondió Peter

– Y yo 200, porque? - me miró confuso matt

– No es suficiente...

Me fui metiendo en las calles angostas que se lograba ver a simple vista, hasta que por fin perdí a la policía.

– Estás realmente loca _____. - dijo ríendo

– Cierra la boca quieres?

Ataques no aparezcan ahora, por favor.

– Oh vamos, en serio te molestaste?

Una llamada de un número desconocido entro a mi celular y conteste conectándolo al auricular de mi oreja izquierda.

– Si?

– Oh querida _____, tan cerca pero tan lejos.

– Que mierda quieres.

– Eso es lo que yo me pregunto, como porque habían más de 30 soldados despedazados en mi territorio.

– No lo sé...

– Bueno, no conozco a otra persona que se apellide "Herrera" y lo tenga bordado en una camisa de trabajo.

Sabía que sería mala idea bordar sus uniformes con mi apellido, que estúpida.

– De acuerdo, lo admito, eran mis hombres. Al parecer tu trampa si funcionó.

– En parte si, pero por pura mala suerte no te mato a ti, es lo único que me decepciona.

– Ya tendrás otras oportunidades de hacerlo Alfred.

– Pero por supuesto, muero por verte en pedazos. Yo te recomendaría no dejar de manejar, buen viaje.

Colgó y fruncí el ceño por lo último que dijo. "Te recomiendo no dejar de manejar"... Luego dijo que moría por verme en pedazos.... Claro! Otra bomba.

– Chicos necesito que busquen algo fuera de lo común en el carro, ahora.

– Que pasa, está todo bien? 

– ¡Solo busca lo que dije!

– Está bien, tranquila.

– No tenemos mucho tiempo, muévete! - dije sin despegar la vista del camino

– Exactamente que estamos buscando.

De aquí a cuando te volviste tan idiota Matt!!

– Una bomba.

Ambos de quedaron en shock y no artícularon una sola palabra.

– Si no mueven el culo juro que los volveré a matar después de que la bomba lo haga primero.

Reaccionaron y asintieron, podía notar el miedo en sus caras y no los juzgo, digo... En su lugar ya estaría gritando.

¿Que si no me da miedo volar en mil pedazos? Pero claro, a quien no. Trato de no sacarlo a flote ya que mi padre siempre decía que los jefes siempre tienen que poner el ejemplo y en situaciones así, es el primero que debe mantener la calma. Y eso es lo que hago, o bueno, al menos trato.

– Aquí está.

Peter que iba justo atrás mío me miró por el retrovisor. Voltee la vista y en la parte de abajo se encontraban todos esos cables de diferentes colores con un cronómetro.

– Cuando tiempo tenemos.

– 10 minutos.

– De acuerdo, tranquilos tengo un plan.

Me fui por una desviación hacia Vancouver y poco antes de entrar a la carretera comencé a explicarles lo que haríamos.

– Necesito que me escuchen con mucha atención y hagan todo lo que digo si quieren salir vivos de esto. Entendido?

Afirmaron con nervios y sudados, creo estar igual que ellos.

– Que tiempo tenemos.

– 5 minutos con 10 segundos.

– Bien, no tenemos otra alternativa más que salir del auto sin que este detenga, significa que tendremos que saltar.

– ¿Qué? No! Claro que no.

– Matt escúchame, prometo que si salimos vivos de esto te recompensare con todo lo que quieras, de acuerdo?

– No quiero nada materialista.

– Sabes a que me refiero...

Se quedó en silencio unos segundos y me miró con temor.

– 3 minutos. - informo Peter y apreté el volante.

– No hay tiempo, es ahora o nunca.

Me quite el cinturón de seguridad y fui soltando el volante con calma. Matt me acerco rápidamente y junto nuestros labios, fue realmente incómodo.

– Si muero, quiero que sepas que te amo _____.

– No digas estupideces Matt, saldremos vivos de esto.

La puerta trasera se abrió y Peter se tiró sin avisar. Seguíamos avanzando y cada vez nos acercabamos más a un barranco.

– ¡Tenemos que saltar Matt!

– Hazlo tú, salvate, soy un cobarde.

Las lágrimas se acomularon en mis ojos y no tardaron en salir.

– ¡Eres mi único amigo, no me puedes dejar sola Matt, por favor!

– ¡¡Lo siento hermosa pero no quiero seguir viviendo sabiendo que jamás me amarás como yo te amo. Prefiero que seas feliz con la persona correcta, se feliz con Sebastián, encuentralo!!

Abrió mi puerta y me empujo haciendo que saliera de este. Me golpee fuertemente el hombro con el piso, pude ver como el auto voló al barranco y en el momento explotó.

– ¡¡MATTHEW!!

Mis lágrimas salían si control alguno.

– Porque lo hiciste, yo te amaba amigo...

Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora