97//Si quiero

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Reproduce la multimedia, es un capítulo muy especial y tal vez esperado por muchas de ustedes. Espero que les guste:))💕

Desperté por los rayos de el sol pegando mi rostro, me voltee para abrazar a Sebas y no sentí nada. Abrí los ojos de golpe y salí de la cama, lo busqué por todo el departamento y no había rastro de él. Le marqué a su celular y tardó en contestar.

—Si?

—¡Santo cielo me diste un gran susto! ¿En dónde estás Sebastián? Son las... - mire la hora en mi celular - siete y media de la mañana.

—Salí a correr un poco, y tranquila estoy bien. Estaré en casa en un rato y luego vamos a desayunar si?

—De acuerdo, te espero.

—Adiós te amo.

—Te amo más, chao.

Colgué la llamada y me metí a la ducha, un par de minutos después salí y mientras me terminaba de vestir tocaron la puerta, acaso no llevo llave?

—¡Voy!

Abroche mis jeans, subí la cremallera y abrí la puerta encontrándome con el cartero.

—¿_____ Herrera? - preguntó con aburrimiento

—Ahh, si soy yo.

—Pedido para usted, firme aquí.

—Lo siento pero no ordené nada...

—Está caja está a su nombre y yo solo hago mi trabajo señorita.

Firmé algo de recibido y me entrego la caja, pesaba un poco y tenía cintas de "Frágil".

—Disculpe, sabe que contiene?

—No, con permiso.

Dió media vuelta y se fue caminando, típico señor que odia su trabajo.

—Ok...

Me adentré a el departamento nuevamente y dejé el paquete sobre la mesa. Me alejé un poco y escondí detrás de un par de muebles, tome mi arma y le puse un silenciador, apunte a la caja y dispare esperando que no fuese un tipo de bomba. Uno ya no puede confiar en las cosas tan fácilmente.

Al ver que nada fuera de lo normal pasó, me acerqué aún con cuidado y cuando quise abrirla volvieron a tocar la puerta. Escondí la caja y fui a abrír, esta vez si era Sebastián gracias a el cielo.

—Que bien, veo que ya te duchaste. - dijo plantando un beso en mis labios

—Si... Ah, ya tienes hambre? - dije sentada en el sofá tratando de saber que hay en aquella caja.

—Acabo de correr quince kilómetros cielo, es más que obvio que estoy hambriento. - dijo desde el baño de la habitación

Un par de minutos después ya estaba arreglado al igual que yo y salimos de casa, desayunamos algo ligero y luego fuimos a la plaza. Mientras caminabamos él iba hablando y yo solo lo oía, pasamos frente a una tienda de vestidos y Sebas se detuvo frente a uno muy lindo.

—Te verías muy hermosa en el, no crees? - dijo abrazándome por atrás

—El morado no es lo mío. - dije no muy convencida por el color.

—Ese no es problema, lo pedimos en vino.

—¿Ya viste el precio? Son casi doscientos dólares.

—¿Y eso que? Valdrán la pena si lo usas tú.

—Está muy caro, mejor veamos otros por allá.

Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora