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17 años después...

—¿¡Papá en dónde dejaste mi corbata!? - grito desde el segundo piso

—Chin... - la había olvidado. - ¡La dejé en la lavandería, pasaremos a buscarla cuando nos vayamos!

Se quejó y terminé de servir el desayuno, bajo luego de unos segundos y bebí de mi café mientras trabajaba en mi computadora.

—Bueno días pa. - saludo entrando a la cocina.

—Buen día hijo, nervioso?

Dejé mi computador a un lado y puse toda mi atención en Santiago, hoy se gradúa de la preparatoria, que rápido creció.

—Pues algo, por cierto saliendo del evento puedo ir a cenar con Miranda?

—Esta bien, pero mañana veremos la serie que tenemos pendiente, de acuerdo?

—Seguro papá, gracias.

Al terminar de desayunar salimos de casa y pasamos por su corbata, llegamos como siempre tarde a la ceremonia y me senté con los padres, aún no llego a los cuarenta así que soy muy joven a comparación de la mayoría.

_____ Herrera

—Ya llegamos jefa.

El chófer estacionó el auto enfrente de la escuela y di un largo suspiro, baje sola y me adentre a esta. Abrí la puerta donde se supone que es la ceremonia y me coloque cerca de las gradas.

—Y ahora, démosle un fuerte aplauso al estudiante con el mejor promedio en todo el ciclo escolar, Santiago Urdiales Herrera.

La gente comenzó a aplaudir y paso al frente, su rostro no ha cambiado, es el mismo niño que dejé con su padre hace diecisiete años.

—Quiero agradecerles a mis maestros y compañeros por haberme explicado cuando no entendía algo, gracias a los que me molestaron en algún momento porque me hicieron querer seguir estudiando. - reí ante lo que dijo. - Pero especialmente le quiero agradecer a mi padre porque me apoyo cuando más lo necesite, gracias por confiar en mi papá, te quiero.

Bajo del estrado y aplaudí al igual que los demás.

Un par de horas después la ceremonia había terminado y la gente comenzaba a irse, comencé a acercarme a los dos cuando una chica corrió hacia Santiago y lo abrazó, lo beso en los labios y él le correspondió.

—¿Sebastián? - toque su hombro

Se volteo y sus ojos se abrieron al verme, su mirada recorrió todo mi rostro y recordé la vez que me fui.

—¿_____?

—Lamento el haberme ido... - dije en un susurro y se acercó sin apartar la mirada de mis ojos.

—No sabes cuánto te extrañé... - me apegó a él en un abrazo.

Me sentía bien estando a su lado después de tanto, sus brazos fuertes haciendome sentir segura, su voz tan firme y seria, sus perfume varonil y bueno... Lo único diferente es el brillo en sus ojos, el cual ya no veo.

La verdad no pensé que me recibiera con un abrazo, imaginé tal vez un montón de preguntas de en donde estuve, que hice, que pasó y cosas así. No digo que no me haya gustado su gesto pero al menos me confundió.

—Oye pa, quieres ir....

La voz de Santiago nos separó y en cuanto lo ví más de cerca juro que casi lloro.

—Ahh, no me vas a presentar a tu amiga? - dijo pícaro mirando a su padre.

—Santiago ella es... _____... - frunció el ceño y desvío su mirada a mi. - Tú madre.

Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora