93//¿¡Hermanos¡?

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HAY UNA GRAN PROBABILIDAD DE QUE ME ODIEN EN ESTE CAPÍTULO PERO SI NO, NO AVANZA LA COSA RAZA. BESOOS 💖💖✨



En cuanto llegamos a casa _____ se había dormido, la cargué hasta la sala y la dejé en el sofá. Le aventé una sábana que medio la cubrió y entre a mi oficina, mañana será un mejor día para decirle.

La mañana siguiente...

_____ Herrera 🌵

La cabeza me dolía como un infierno, mi sentido auditivo era tan delicado que con solo decir "Hola" ya me explotaba el oído, y bueno todo mi estómago daba vueltas una y otra vez. En cuanto abrí los ojos y me senté la luz que entraba por la puerta me lastimó haciendo que desviara la mirada.

— Buenas... Tardes. - dijo mirando su reloj de mano

No reaccione ya que me estaba acostumbrado a la luz y mi cabeza estaba en otro mundo.

— ¿Dormiste bien? ¿Tienes hambre? - preguntó acercandose.

— Shh, no grites quieres?

Fruncí el ceño.

— Dejaré de hacerlo cuando respondas lo que pregunté. - dijo fuerte entrando a la cocina

— Ahg, no dormí bien y tampoco tengo hambre. - respondí intentando pararme

— ¿¡Como dices!?

Grito en la puerta de la cocina con una sonrisa, por lo que agarre la almohada y se la aventé.

Reí y me paré siguiéndolo a la cocina, mientras veía como sacaba cosas de las bolsas de plástico me senté en la mini barra que hay y recargue mis brazos en esta.

— Disculpa por lo de ayer. - dije en seco

— Está bien, estabas ebria e inconsciente.

Reí y no dije nada.

— ¿Verdad..?

— Ebria si, inconsciente no.

— Rayos!

Sonreí y siguió guardando comida en el refrigerador.

— Recuerdo que dijiste que teníamos que hablar de algo, está todo bien?

Pude notar como la piel se le puso de gallina y también estaba nervioso.

— No es el momento ni lugar para decírtelo.

— Vamos Eduardo, no es como que sea algo malo. - reí y me miró serio - O sí?

— No, es solo una estupidez.

Caminó a la salida y me interpuse enfrente suyo.

— ¡Vamos Eduardo dime qué pasa! - lo tome de los hombros

— ¡Bien! Lo haré. - la voz se le puso ronca y su tono de piel comenzó a cambiar un poco rojizo. - Pero promete que sea lo que sea, nada entre nosostros va a cambiar si? Seguiremos siendo, compañeros de trabajo y nada más. Todo lo que yo haya hecho en el pasado será solo eso.... Pasado.

— Eduardo me estás poniendo nerviosa.

— Solo prometemelo, por favor.

— De acuerdo lo prometo.

Tomó asiento en la barra y suspiro antes de comenzar a hablar.

— Ayer, luego de que saliste molesta de mi oficina yo seguí con mi trabajo, y entre tantas hojas encontré una carpeta con tu nombre que contenía toda tu información. En ella había una prueba de hermandad y.... Díablos!

Comenzó a alterarse y tome su mano, estaba temblando, nunca lo había sentido así.

— Tranquilo... Solo dilo...

— _____ tú y yo somos hermanos.

— ¿¡Qué!? Eduardo no estoy para bromas.

— ¿En serio crees que si fuese una estaría así de alterado?

Solté su mano y me aleje, entonces un recuerdo de todo lo que él me hizo sufrir cuando nos tuvo cautivos invadió mi mente. Las veces en que torturó a Sebastián y las que me obligó a... ¡Demonios!

— ¡Eres un maldito enfermo asqueroso! ¡Me obligaste a acostarme contigo estúpido! ¡Espero que te pudras en el infierno de el que viniste!

— ¡Si hubiese sabido que eras mi hermana jamás lo habría hecho! ¡En serio crees que no me da asco ahorita que lo sé!

— ¡Me vale madre si te da asco o no! ¡Mientras ya te aprovechaste de esta pobre pendeja!

— _____ me prometiste que fuese lo que fuese, nada iba a cambiar entre nosotros y que lo que hice mal en el pasado solo se iba a quedar así, en el pasado.... Tu nunca rompes una promesa.

— Pero no esto Eduardo, no así... Dime cómo viviré sabiendo que el hombre que me violó hace unos años es mi propio hermano y dormimos bajo en mismo techo.

— Perdoname por todo lo que te hice sufrir _____, perdón por todo el infierno que te hice pasar, en serio perdóname _____. Estoy muy arrepentido, y si me vas a odiar el resto de mi vida después de lo que te dije lo entiendo, si te irás de casa o me denuncias a la policía lo acepto. Acepto todo lo que me quieras hacer, lo merezco por haber sido un gran idiota en el pasado. Pero por favor, solo quiero que me perdones.... Por favor.....

Se había puesto de rodillas ante mi y suplicaba con las manos juntas, las lágrimas de coraje recorrían mis mejillas y ganas para darle un buen golpe no me faltaban pero.... No puedo hacerlo, hice una promesa y el tiene razón, nunca rompo una.

Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora