—Querido hijo, como te ha ido.
Se puso de pie y camino a mi con los brazos extendidos, camine al lado de él ignorando por completo su abrazo y suspiró.
—Solo dime qué haces aquí. - puse mi maletín sobre mi escritorio.
—¿Así recibes a tu padre después de varios años de no verlo?
Aurora entro rápidamente dejando las bebidas sobre la mesa de centro y salió.
—No, así recibo al hombre que no hizo el intento por salvarme de un secuestro. - dije mirándolo serio
—Olvida eso Sebastián, lo que importa es que estás vivo. - dijo riendo
—Gracias a Don Arturo. - su risa paró y se sirvió del mezcal.
—No sabes lo que....
—Se perfectamente lo que hago, Alejandro.
Me miró con su ceño fruncido y se acercó a mí.
—Bien, ¿Quieres saber a que vine? Lo haré. - dió un sorbo de su vaso - _____ está en peligro, oí sobre personas que pusieron precio a su cabeza y no tardarán en conseguirlo.
—¿Por traficar drogas? No es la primera ni la última. - prendió un cigarrillo y rió mientras lo fumaba.
—No sabes en lo que anda metida tu mujercita no es así?
—De que hablas... - dije frunciendo la ceja
—_____ no solo tráfica droga querido hijo, hace lo mismo con armas, lava dinero, asesina personas por medio de otras y si no la detienen es probable que comience a traficarlas también, _____ es una mafiosa.
Quedé atónito ante sus palabras y nada lograba salir de mi boca, en que momento _____ creció tanto.
—Lo supuse... - se dió la vuelta riendo más fuerte.
—¿Solo viniste a decirme que ella está en peligro? Siempre lo ha estado.
—Eso es cierto, pero antes de que Santiago viniera a este mundo no había nada más importante que su negocio, lo siento pero es la verdad. Ama más su trabajo que a ti.
Apreté mi mandíbula conteniendo mis ganas de dispararle.
—Por cierto, no si te digo esto es porque quiero te alejes lo más posible de ella con mi nieto, si la encuentran con familia, es probable que se los quiebren a ustedes también. No le digas ni una sola palabra de lo que te dije, entendiste?
—¿Acaso tienes miedo de que te mandé a matar a ti también? - dije burlón y apretó los puños, saco su arma y rápidamente saqué la mía también.
—Nunca tuve planeado ver esta escena, siendo apuntado por mi hijo con un arma.
—¿Y tú crees que yo si?
Nos miramos fijamente un par de segundos hasta que el ruido de la puerta abrirse nos interrumpio.
_____ Herrera
Abrí mis ojos al rededor de las seis y media de la mañana, me levanté con un dolor terrible en mi espalda y subí para ver a Santiago, entre a su habitación y note que seguía dormido por lo que me di una ducha rápida y mientras me cambiaba me percaté de que Sebastián había olvidado su computadora nuevamente.
Salí de casa con Santiago en brazos y lo metí en el auto sobre el portabebé, maneje tranquilamente hasta el trabajo de Sebas. En cuanto llegue nos adentramos al edificio en busca de la recepcionista, pregunté por Sebastián y me dijo que no quería que nadie lo molestará.
Santiago comenzó a indicarme que lo cargará y lo hice, en un descuido de la recepcionista entre a el elevador y me dirigí a su despacho. Cuando llegue y abrí la puerta me encontré con una escena bastante incómoda.
Sebastián apuntaba a su padre con un arma y el otro hacia lo mismo, si no llegaba estaba segura que un tiroteo hubiese empezado. Pegué la cabeza de Santi a mi pecho para evitar que viera y trague en seco.
—Don Alejandro - dije mirandolo y luego a Sebas quien ya había bajado su arma y guardado sobre su espalda
—Oh querida nuera, hace tanto que no te veo y por lo que noto trajiste a mi nieto contigo. - dijo con una sonrisa y extendiendo sus brazos. - Vamos déjame conocer a ese pequeño.
Fruncí me ceño y mire su arma en señal de que la guardara.
—Oh, seguro. - tal parece que leyó mi mente por lo que la metió detrás de su saco.
Baje a Santiago y Alejandro le hizo seña de que se acercara por lo que mi hijo lo hizo.
En cuanto lo tuvo en sus brazos lo abrazó y me quedé mirándolo un par de segundos, Alejandro me da mala espina.
—Ahora... - en un rápido movimiento giro a Santiago dejándolo a la vista de Sebas y mía, mientras le apuntaba con su arma sin que el pequeño se diera cuenta. - Me dejarás entrar en tu mafia, querida _____.
—No te atrevas a hacerle daño a mi hijo. - dije comenzando a acercarme lentamente con los puños cerrados.
Será muy mi suegro pero nadie tocará a mi hijo.
—Solo necesito que firmes unos papeles dónde aceptas que trabajamos juntos y nos repartimos las ganancias.
—Y pote? Creí que trabajabas con él.
—Lo hacía, pero "accidentalmente" lo empuje del edificio. - dijo con una sonrisa y haciendo comillas con sus dedos. - Entonces... Trato?
—Deja a mi hijo y lo pensaré. - dije sin quitar mi mirada de él
—Mmm, déjame pensarlo. - hizo una mueca y me miró. - No.
Sebastián Urdiales
Mientras _____ trataba de llegar a un acuerdo con mi padre, comencé a moverme lentamente hasta que logré llegar a la espalda de él y le hice seña a _____.
—Suelta el arma. - amenacé poniendo mi arma en su cabeza
Se tensó y alzó ambas manos, sin soltar su arma se dió vuelta y Santiago corrió con _____, ella lo cargo de inmediato y lo apego aún más.
—Dispara. - dijo acercándose y pegando su frente con la punta de mi arma.
_____ negó mirándome y trague fuerte.
—Por desgracia eres mi padre, no lo haré. - dije bajando mi arma
—Strake uno. - dijo volteandose rápidamente y disparando en dirección a _____.
La ví correr a la salida justo a tiempo por lo que parece que no le dió, lo tome del saco y le di un golpe en la cara.
—Strake dos. - me apunto y me moví rápidamente, disparo rompiendo el gran cristal que daba vista a la ciudad y se acercó a mí golpeándome.
Ocupamos todo lo que estuviese a nuestro alcance, botellas, cuadros, floreros, etcétera. Luego de varios golpes ambos estábamos sangrando y logró tomarme del cuello, me puso al borde de la ventana y estaba a nada de aventarme.
—¿Qué haces aquí? - dije mirando a la puerta donde no había nadie por lo que él volteó y aproveché para impulsarme y caer del otro lado.
Me puse de pie y me miró con piedad.
—Strake tres.
Lo empujé con una patada y en menos de lo que canta un gallo ya había caído encima de un auto haciendo que comenzará a sonar la alarma.
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Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]
Hayran KurguT/n y Sebastian llevaban vidas de polos opuestos. Ella está acostumbrada al caos y él trata de evitarlo a toda costa. Una situación poco amigable los une y tienen que aprender a tratarse por más mal que se caigan. (CONTIENE FALTAS ORTOGRÁFICAS)