87//Sufrir para amar

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En uno de los días que estuve en New York estuve en un bar bebiendo tranquilamente, hasta que la voz de un hombre se me hizo familiar y bueno... Resultó ser Eduardo, me contó que su socio pago su fianza y arregló no sé qué cosa para que no tuviera que estar llendo a firmar.

Entre cerveza y cerveza salió el tema de los proyectos que el tenía en mente y entre ellos dijo que necesitaba de mi ayuda para que creciera rápido. Me negué pero supo cual es mi punto debil y dió justo ahí, sus amenazas al principio sobre Sebastián no me daban miedo, sabía que podría controlar todo esto. Luego me di cuenta que nadie está de mi lado, mi tío quien prometió nunca abandonarme me dejó sola, al igual que mis hermanos y mi tía. Por desgracia no tengo más familia, o amigos.

[Flashback]

— Que quieres que haga.

— Te necesito en la Ciudad de México conmigo, pero sola.

— Ya te dije Miles de veces que no pienso alejarme de Sebastián.

— Bien, entonces dime... A quien tienes para que lo protegan, tu tío? El huyó del continente y no se sabe su paradero, tus hermanos? Todo te odian, tú tía? Bueno, ni hablar, y los chicos estos que llamabas amigos? dime que pueden hacer para impedir la muerte de tu amado y más si ya tiene años que no los ves.

Tomé de mi whisky y pedí otro.

— Piensa bien las cosas _____, si te vas conmigo, te aseguro que Sebastián estará a salvo toda su vida.

Lo miré sin expresión

— Pero si no... Bueno, cuello para ambos.

No quiero morir tan pronto y tampoco quiero que Sebas lo haga.

— De acuerdo. Acepto, pero como estoy segura que no es otra de tus estúpidas trampas para que me vuelvas a secuestrar.

— Te doy mi palabra linda, y mi palabra vale oro.

— Eso ya lo veremos.

Tomé el shot de whisky y bajé de mi asiento chocando su hombro a propósito.

[•••]


Dejé mi bolso sobre la cama y me tiré en esta mientras tapaba mi rostro con ambas manos. Mi celular comenzó a sonar y era Sebastián, contesté y lo puse en mi oído sin decir nada.

— ¡Cariño por favor! No me hagas esto, yo te amo un chingo y sé que tu a mi tambien, solo déjame volver a sentir tus labios y hagamos como que todo esto nunca pasó, fingamos que todo está bien. Prefiero vivir en una mentira contigo, a estar en la realidad y no tenerte más, quiero tenerte una vez más cerca de mi pecho, necesito sentir tu calor cielo, por favor... Regresa a casa y te juro por Dios que haré lo necesario para hacerte feliz mi amor, por favor... Vuelve.

Colgué la llamada y aventé el celular lejos, el coraje que estoy sientiendo ahora mismo me está matando. Las lágrimas que recorren mis mejillas no ayudan, me levanto de la cama y comienzo a destruir todo lo que está a mi alcance. Luego de quedar con mis nudillos llenos de sangre por golpear varias veces la pared entro al baño y lo primero que veo es un mounstro parado frente a mi.

Su cabello es un desastre, sus ojos muestran furia y tristeza, sus labios están secos y quebrados, su cara está completamente roja y las venas de su cuello son visibles. Su camisa está desabotonada ligeramente y bueno, sus manos maltratadas.

Lo único que deseo es acabar con todo esto ya, necesito borrar todo esto que siento.

Mi puño se estrelló sobre el gran cristal haciendo que este se rompa por completo y algunos que otros pedazos de queden incrustados en mis manos. El dolor que se supone debo sentir cuando estos comienzan a sangrar es nulo, solo puedo sentir como mi corazón se va comprimiendo cada vez más y más.

Caí sobre mis propias rodillas y las lágrimas salían a mares, odio sentirme así, con... Tanta impotencia de no poder hacer nada por él... Pero en algún momento tendré que superar todo esto y entonces el sufrimiento se irá por completo.

Si quieres amor, tienes que sufrir.

Totalmente Diferentes (Sebastian Urdiales) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora