No puedo parar de llorar. Las baldosas del baño se sienten extrañas debajo de mí, y las lágrimas no se detienen, esas lágrimas que he estado reteniendo por tan tiempo. Simplemente no puedo.
"Mis padres" aporrean la puerta, esperando que abra, o tirarla, cualquiera de ambas cosas.
"¡NO!" grita una voz en mi cabeza, esa que siempre ha estado ahí para mí.
Pero de mi boca no sale sonido alguno, excepto por los sollozos que no paran.
Mi vida completa ha sido una mentira. Bien, acepto que desde hace años ha sido una completa mierda, pero nunca pensé que nada fuera cierto. Joder, es tan surrealista.
La escena se reproduce una y otra vez en mi mente. Intento dejar de recordar, pero no puedo. Es como si estuviera viendo la misma horrible película a cada momento.
Estaba en mi cama, esperando que mis padres no me encontraran, y me ignoraran por el resto de mi miserable vida.
Mi cumpleaños. Mi maldito cumpleaños.
Estaba desconcertada, ya que nunca me habían dado regalos, pero todo tiene sentido cuando la puerta se abre de golpe...
Entran mis padres y otro tipo gritando, insultándose y con la cara roja de ira.
–Kaelin... Ignora a este hombre, cariño. –dijo mi madre.
¿Cariño? Nunca me han llamado cariño.
¿Qué demonios?
–Hija, podemos explicarte...
El hombre fulmina a mi padre con la mirada, y aprieta la mandíbula. Después se pasa las manos por el rostro y el cabello antes de mirarme fijamente.
– ¿Quién eres? –pregunté.
–Kaelin... -se le rompió la voz, emocionado. –Antes que nada, no quiero que enloquezcas, ¿de acuerdo? Quédate tranquila. Mi nombre es John. Y y-yo...
Le fruncí el ceño.
–Sólo díganme qué demonios está pasando. –espeté.
John suspiró profundamente y me miró con los ojos llenos de lágrimas.
–Soy tu papá.
A partir de ahí todo lo que recuerdo son gritos. Por parte de todos. Mi "nuevo papá" intentó golpear a mi "papa de mentiras" y mi supuesta madre estaba histérica.
Cuando los gritos fueron demasiados, corrí. Simplemente salí huyendo de mi habitación, lejos de esas personas que no saben lo que es destruir la vida de alguien.
Lo más lejos que pude llegar fue al baño, las otras habitaciones están fuera de mis límites, no tengo permitido entrar en ellas.
Por Dios, pero si hasta tengo prohibido bajar a la sala de estar y salir de mi habitación. Creo que la única razón por la que me dejan bajar a la cocina, es que no quieren tener un cadáver maloliente en la casa.
Y ahora mírenme. Sentada patéticamente en el piso del baño. Sollozando como nadie nunca lo ha hecho, y sintiendo más lástima por mí misma de la que nunca he sentido.
Todo lo que yo creía, las personas que supuestamente me vieron crecer desde mi nacimiento, todos me mintieron. Todo era una puta mentira. Al parecer, no tengo mamá, ella murió en un incendio cuando yo apenas tenía unos cuantos meses de edad; incendio del que culparon a John, quien estuvo en la cárcel durante casi 16 años.
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Cómeme con chocolate
Teen Fiction¿Qué haces cuando la persona que más quieres te ha dejado sola?