Capitulo 25.

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– ¿Qué fue todo eso? –Mishell llegó a mi lado y me miró con los ojos muy abiertos.

 – ¿Qué cosa? –pregunté confundida.

–Eso. –hizo un ademán hacia el pasillo. –La “charla civilizada” que tuviste con Shelly.

Me encogí de hombros.

–Ella estaba siendo una perra.

Bufó.

 –Sí, puedo imaginarlo. La verdad no sé cómo el chico nuevo la soporta.

“Nosotras tenemos una idea…”

Le sonreí ampliamente.

 –Tampoco te agrada, ¿eh? –deduje.

Me lanzó una mirada horrorizada.

–Joder, no. ¿A quién en su sano juicio le agradaría alguien como ella?

“Al parecer la zorra mayor no tiene muchas fans”

–Buen punto. –me encogí de hombros.

 –La verdad es que es algo más personal. –bajó la voz hasta que fue un susurro. – ¿Recuerdas el año pasado, cuando estuvo en celo casi todo el tiempo? –asentí. –Se acostó con mi novio.

– ¡No!

–Sip. Pero debo darle las gracias. Tenía tiempo intentando terminar con él, pero no quería herir sus sentimientos. –se encogió de hombros. –Ella es una zorra y él un cerdo, ¿qué se le puede hacer?

Me reí.

El año pasado la zorra mayor estuvo en celo casi todo el año. No podía ver pasar a un chico, porque luego se ofrecía, y te dabas cuenta porque después, al salir del baño, caminaba extraño.

“Eso es porque sus piernas estaban como las hojas de un libro después de muchas leídas. Abiertas.”

Me tragué la risa.

La voz tiene razón. Aunque ahora ya no se acuesta con todo lo que se mueve, sigue siendo una puta y eso no cambiará. Digo, has chicas que sí tomaron la decisión equivocada, he leído demasiados libros con protagonistas así, pero nada se compara con la zorra mayor.

Una cosa es vivir y divertirse, y otra muy distinta es acostarse con todo lo que se mueve.

Eso sí es patético.

Aún más patético que yo.

Aunque… ¿quién soy yo para juzgar?

Nadie, lo sé. Pero… ¿ella puede ser una completa perra, y yo no? Sí, eso no me parece justo. No me salgan con la mierda esa de “no te rebajes a su nivel”. No me estoy rebajando, se le llama karma.

Y sí, es una perra.

Y eso mismo intentaré ser.

– ¡Kaelin!

Sacudí la cabeza.

– ¿Eh?

Mishell puso los ojos en blanco.

 –Te he estado hablando desde hace horas. –frunció el ceño. – ¿Estás bien? Parecías… ida. Y tenías esa mirada espeluznante en tu rostro… ¿Con quién fantaseabas?

“Con Shelly, bajo un árbol, colgando del cuello”

Sí, esa podría ser una de mis más anheladas fantasías. 

–Con nadie. –negué con la cabeza.

Entrecerró los ojos en mi dirección, una prueba de que no me creía, así que sonreí tranquilizadoramente y miré al frente, donde el maestro intentaba presentarse.

Cómeme con chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora