– ¿Qué te parece éste? –Mishell tomó un pequeño y muy llamativo vestido verde.
Hice una mueca.
–No es una fiesta de disfraces, no puedo ser Tinkerbell, ni una prostituta.
–Seguramente Shelly y sus amigas llevarán vestidos así.
–Exacto, pero ellas ya son putas, así que no pueden disfrazarse de sí mismas. –arrebaté el pequeño y ofensivo pedazo de tela de sus manos y lo dejé en su lugar.
–A este paso nunca encontraremos vestidos. –gimió.
La miré con el ceño fruncido.
–Yo ni siquiera quiero ir. –dije a la defensiva.
Rodó los ojos.
–Sí, pero sabes que no quiero ir sola y eres demasiado buena persona como para no acompañarme, no tenemos citas, y sería horrible entrar sola.
– ¡Es tu culpa! Te desapareciste tres días seguidos. –gruñí. –Pero es cierto, nunca te dejaría ir sola.
–Ay, eres tan linda. –dije con sarcasmo. –Me haría lesbiana por ti.
Puse una mano en mi pecho.
–Gracias, no puedo decir lo mismo.
Ella me miró mal y rompí a reír, me callé abruptamente cuando la señora que estaba frente a nosotras tomó el mismo vestido que yo había dejado.
Mishell miró en la misma dirección y fue su turno de reír, yo sólo miré boquiabierta cómo la señora –bastante pasada de peso, debo decir. – desapareció en un probador, el pequeño pedazo de tela en su mano.
Sacudí la cabeza y jugueteé con mis pulseras.
– ¿En serio es muy necesario usar vestido? –susurré con nerviosismo.
–Claro, Kaelin. Es el baile de navidad, no puedes no ir con vestido.
– ¿Y un pantalón acampanado?
Negó con la cabeza. Suspiré derrotada y la seguí por la tienda. La verdad no estaba muy entusiasmada con la idea de ir, pero tampoco era como si me negara completamente. Quiero decir, era mi último año, y no había ido a otro baile, fiesta o cualquier evento de ese tipo que se hacía en el instituto.
Allison intentó arrastrarme a ellos un par de veces, pero entendía que tenía problemas con la idea de hablar con extraños, bailar, y usar un vestido y tacones.
No usaría tacones.
Ni muerta.
Me distraje viendo unos anillos en el mostrador, mientras Mishell corría de punta a punta por la tienda. Puse los ojos en blanco.
Tomé un anillo con una pequeña piedra azul en el centro. Era lindo. Intenté ponerlo en mi dedo anular, pero se quedó a medio camino. Gruñí con frustración y lo dejé en su sitio.
"Bueno, ya sabes lo que dicen de los dedos grandes"
Apreté los dientes.
No es momento.
La voz se rió en respuesta. Estuve a punto de tirar de mi cabello para que dejara de reír, cuando vi un espejo frente a mí.
Ugh, en verdad me veía horrible. Y no estaba hablando sólo porque sí. Las profundas ojeras daban fe de ello. Mi cabello estaba agarrado en una cola de caballo, toda hombros hundidos y flojera a simple vista.
Aunque ésta última siempre ha estado conmigo.
Alcancé a Mishell mientras ella tomaba una horrible falda floreada.
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Cómeme con chocolate
Teen Fiction¿Qué haces cuando la persona que más quieres te ha dejado sola?