Capitulo 34.

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–Te ves horrible.

La fulminé con la mirada y resoplé una risa.

–Vaya, gracias. –respondí.

–Ew, en serio. ¿Siquiera te lavaste los dientes?

Me reí  y nos sentamos en una de las mesas de afuera.

Tan pronto como llegué al instituto Mishell me arrolló en la entrada. Tan rápido que no me sorprendería que hubiese estado vigilando el autobús.

Creo que tenía qué ver más con Mike que con el querer pasar tiempo conmigo. Sí, ya me acostumbré.  Ella rebotó en su asiente frente a mí.

–No puedo creer que se haya ido sin despedirse. –hizo un puchero.

–Sí, bueno, apenas se despidió de mí, y eso que se suponía que pasaríamos una semana juntos.

–Supongo que me lo merezco. –se encogió de hombros. –Quiero decir, lo dejé llegar un poco demasiado lejos cuando salimos. Era de esperarse que no me volviera a llamar.

Horrorizada, negué con la cabeza rápidamente.

–No, Mike no es así.

Ella rodó los ojos.

–Kaelin, tengo algo de experiencia con este tipo de idiotas. Sólo que a ninguno le había abierto las piernas. No es extrañar que no me llamara.

“De acuerdo, como que no necesitaba saber eso.”

Quedé boquiabierta.

– ¿Eras virgen? –pregunté.

Mishell se sonrojó y miró alrededor, después asintió tímidamente.

–Sí, pero no se lo digas.

– ¿Y él no se dio cuenta de eso? –pregunté con el ceño fruncido.

–No lo creo. No dijo nada después, ni preguntó algo, así que supongo que no lo pensó.

“Estaba demasiado distraído pensando con la otra cabeza”

Entrecerré los ojos en su dirección y ella se sonrojó aún más. Miró alrededor de nuevo, y cuando se dio cuenta de que nadie nos ponía atención, se acercó más y habló en un susurro.

–Cuando terminé con Scott, el idiota infiel de pene pequeño que me engañó con Shelly, no quise saber nada de los chicos. Y antes de él no había salido con ningún otro. –frunció el ceño, pensativa. –Ahora que lo pienso, quizás se acostó con ella porque yo no quise hacerlo. –suspiró. –Pero bueno, creo me hizo un favor.

La miré fijamente, intentando no reírme.

–Vaya, ¿quién diría que le debes algo a Shelly? –solté una risita cuando me miró con horror.

Miró sobre mi hombro y yo volteé. La mesa de la Zorra Mayor estaba llena, la mayoría porristas, pero los demás eran estúpidos chicos que estaban dispuestos a dar su testículo derecho por una noche con Shelly.

Alex incluido.  Aunque no me sorprendería si él ya lo hubiese hecho. Estaba sentado junto a ella, con un brazo sobre sus hombros y riendo. Mi estúpido corazón se cayó, pero era algo a lo que ya estaba acostumbrada.

Sacudí la cabeza y me di la vuelta. Miré a Mishell y arqueé una ceja.

– ¿Cómo sabes de su pene pequeño?

Ella me sonrió con burla y se encogió de hombros.

–Él quiso más de una vez que le pusiera atención a su polla, pero nunca accedí, no me importó ser una mala novio o algo parecido, y aún así llegaba a mi casa desnudándose, era patético. –soltó una risita. –Después Shelly me lo dijo, y estuve completamente segura.

Cómeme con chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora