Capitulo 18.

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Retrocedí dos pasos, sorprendida.

¿Qué cree que está haciendo?

¡Podría matarse!

Pero el estúpido chico no entiende eso, ¿cierto?

Choco sigue ladrándole a la ventana, y yo sigo parada ahí, a tres pasos de ella como una idiota, mirando fijamente a Alex.

 – ¡Abre la ventana! –gritó. – ¡Me estoy mojando aquí afuera!

Y es cierto, está lloviendo.

Me acerqué a la ventana y corrí el seguro. Nada pasó.

Intenté jalándola, pero seguía sin moverse.

– ¡No puedo! –le grité. Alex inclinó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño. Negué con la cabeza.

Volví a poner y quitar el seguro. Seguí jalando y empujando, pero no se abría.

“Eso sonó feo”

Ugh.

Me entró la risa y no me pude detener.

“Vaya forma de arruinar un posible momento romántico. Te has superado a ti misma”

– ¡Kaelin!  ¡Deja de reírte como loca y abre la maldita ventana!

Seguí riéndome, pero aún así intenté con la ventana.

10 minutos después, nada funcionaba. Por fin, la pudimos abrir, pero Alex también tuvo que empujar. La maldita cosa estaba realmente atascada.

Cuando se abrió, Alex pasó primero una pierna y luego la otra.

–Vaya forma de arruinar el momento. –gimió, haciendo eco a lo que la voz dijo en mi cabeza. –Yo tenía pensado sorprenderte y, mientras aún estuvieras en shock, besarte hasta que no pudieras respirar; pero debería estar acostumbrado. –me sonrió. –Contigo, las cosas nunca suceden como las planeo.

Me quedé callada.

¿Estaba planeando besarme?

–Aún puedes llevar a cabo la segunda parte de tu plan. –le dije, sonrojándome por la insinuación.

Alex me lanzó una sonrisa traviesa y me estremecí.

Patético.

 –Yo creo que aún no. –dijo, y se rió por mi expresión decepcionada. –Primero tenemos que hacer algo con esa ventana. –aclaró. –No puede atorarse cada vez que intente entrar.

– ¿Lo intentarás de nuevo? –pregunté. Alex entrando por mi ventana….Mmmm…Eso suena interesante.

–Todas las noches.

“Esto es taaaaan romántico. ¡Oh! Se parece a un libro.”

La voz tiene razón. Miré a Alex y él puso los ojos en blanco.

 –Sí, lo sé; me robé la idea de El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación, pero no puedes culparme. –hizo un puchero. –Bien me dijo mi madre que nunca me entusiasmara mucho con una chica lectora. –gimió. –Es imposible sorprenderlas.

Me reí por su expresión. Pero luego me pude seria. Alex nunca habla de su madre, ni de ningún otro miembro de su familia.

 –Ya que estamos hablando… Cuéntame más. –nos acurrucamos en mi cama e instintivamente me recosté en su pecho.

–Te habría gustado mi mamá. –dijo. –Era una mujer fantástica. Recuerdo que me hacía pasteles de chocolate muy a menudo, y que cantaba por las noches cuando era pequeño. –suspiró. – Le habrías gustado, también.

Cómeme con chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora