Capitulo 19.

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Tyler saltó y se sentó en la encimera de la cocina. Allison se acomodó entre sus piernas.

 –Entonces… ¿ya no te vas? –pregunté esperanzada. No quiero que aleje a Allison de mí.

–No. –negó con la cabeza y después sonrió. –Al menos no en el próximo par de horas.

– ¿Qué quieres decir? –preguntó Alex.

Tyler le sonrió a Allison con tanto cariño, que me hizo sentir como si estuviera de más.

Allison tomó la palabra.

–Nos vamos en dos horas.

Sentí un horrible nudo en la garganta y un montón de feos pensamientos inundaron mi mente. Pensamientos de Allison alejándose de mí de cualquier u otro modo. Miré a Alex y él me estaba viendo fijamente. Plasmé una sonrisa falsa en mi rostro y asentí con la cabeza.

Alex entrecerró los ojos.

–De acuerdo. –dije. 

–Ya tengo las maletas y todo listo. –Allison suspiró. –Sólo… nos falta despedirnos, y luego nos vamos al aeropuerto; debemos estar ahí antes de la hora indicada.

Tyler me sonrió, con la boca llena de frituras, pero sonrió.

–Así que… creo que aquí nos despedimos.

Allison empezó a llorar y me abrazó.

(*-*)

–La voy a extrañar. –sollocé.

Alex me abrazó con fuerza y escondí el rostro en el hueco de su cuello.

Allison acaba de irse. Kilómetros lejos de mí. Agua de por medio.

No sé cuándo la volveré a ver. Ella me dijo que sería pronto, pero  lo dudo.
Estará tan centrada en Tyler, la escuela, y encontrar su felicidad, que se olvidará de mí, igual que todos lo hacen.

Ahora, ¿quién me ayudará con mis pesadillas?

La verdad espero que Alex no se asuste, no quiero alejarlo. Y sin Allison aquí, creo que tendré que llamar de nuevo a la Dra. Hart.

–Tranquila. –murmuró Alex contra mi cabello.

–No puedo. –sollocé. –La voy a extrañar mucho.

 –Pero si tú misma hiciste sus maletas.

Me separé de él y lo fulminé con la mirada.

– ¿Qué otra cosa podía hacer? –espeté. – ¿Decirle “oh, Allison no te vayas, te necesito aquí, deja ir al chico que amas porque tu estúpida amiga no puede cuidarse sola”?

Alex puso los ojos en blanco.

 –No era necesario ser sarcástica.

Rodé los ojos y me sequé las mejillas.

– ¿Qué hora es? –pregunté. Alex sacó su  teléfono.

 –Casi las ocho. Deberíamos irnos, tienes qué dormir; en la casa de mis abuelos no dormiste mucho.

Me sonrojé al recordar por qué no dormí.

–Tú tampoco.

Sonrió y me besó la frente.

El camino a casa no fue muy largo, pero cada centímetro que avanzábamos, me sentía como si me estuviera alejando más y más de Allison. Y no era bonito.

Cuando llegamos, Alex me dijo que tenía cosas qué hacer. Cosas qué preparar para el instituto, que comenzaba en 3 días, así que se fue a su casa. No sin antes decirme que no me quería dejar sola y darme un beso. Con detalles como ese sólo hacía que mi enamoramientos por él avanzara a la velocidad de la luz. Y creo que ya llegó a la meta.

Cómeme con chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora