Capítulo 49

2.1K 136 10
                                    

Había resultado ser una gustosa venganza para un estómago tan hambriento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había resultado ser una gustosa venganza para un estómago tan hambriento.

"Traicionera" era el título del nuevo artículo del blog escolar que demandaba una resplandeciente atención en la cima de la pestaña. Había esperado por él durante toda la tarde junto a Cecilia, Louisa y Gala, en una de las mesas del viejo bar. Patxi, el cocinero, se alegró al verme tan temprano por allí. Además, se tomó el atrevimiento de preguntarme por Sebastián y yo me reí a la par de mi grupo ante la mención del malherido.

—Por primera vez una mujer lo traicionó—le conté, sonriente—. ¿Te lo imaginas?

—¿Qué te parece si les invito unas cervezas para celebrar? —nos preguntó, guardando el anotador que tenía en mano para tomar nuestro pedido.

A Patxi nunca le había agradado Jones, manifestaba tener unas oscuras sospechas sobre su verdadera procedencia, siendo que su madre aun no le confesaba el nombre de su padre biológico. A su vez, había llegado a la retórica conclusión de que, después del secundario, se convertiría en un violento e infeliz alcohólico.

Las probabilidades de que sus teorías fueran ciertas eran tan remotas como mi oportunidad de recuperarlo luego de haber conseguido que se alejara de Nadia.

Accedimos a la amable invitación de Patxi y Cecilia se ocupó de deleitarnos con la lectura del artículo mientras comíamos los maníes que nos habían acercado para acompañar más tarde con las bebidas.

—"Cometimos un error. Siendo que Sebastián Jones evitaba los compromisos, le asignamos un papel de infiel que, en realidad, fue arrebatado exitosamente por Nadia.
» Sucedió a la salida del colegio, a pocos minutos de que nuestro galán apareciera, cuando Bolton besó a su exnovio."

—¿Cuánto pagaron para que escribieran eso? —preguntó Gala en una risa nerviosa. Había estado tensa durante todo el día desde que le comuniqué que había convencido a Fabián para que sedujera, o en todo caso besara, a Nadia—. Es increíble—agregó al ver mi cara disconforme.

—Son detalles—le contesté tajante antes de devolverle mi atención a Cecilia para que prosiguiera con la lectura.

Antes de que pudiera continuar, Patxi interrumpió en la mesa para acercarnos las pequeñas botellas de cerveza. Abrió cada una con un destapador, repuso la cantidad de maníes que habíamos rebajado del recipiente y se alejó con una sonrisa luego de que le agradeciéramos su cortesía.

—Sigo—anunció Cecilia luego de darle un sorbo a su botella—. "Los sucesos se presentan como obvios viniendo de quien anteriormente había traicionado maliciosa e intencionalmente a su mejor amiga.
»Resulta que Sebastián, descarrilado ante la escena, le ha partido la nariz al ex de Nadia (Fabián Torres) y ha dado por terminado su idílico noviazgo con la rubia."

—¿En serio le partió la nariz? —la cortó Gala, asombrada.

—Sí—le contestó Louisa antes de darle un sorbo a su botella de cerveza—. Aunque saltó el rumor de que, en realidad, estaba ahorcándolo y, para evitarse problemas, terminó por golpearlo.

—También están quienes dicen que Fabián forcejeó a Nadia—apuntó Gala con razón.

Aquello no era un rumor, era cierto. Bolton no se había permitido persuadir por Fabián y, en consecuencia, terminó protagonizando un papel de víctima que estábamos intentando adulterar por medio de aquel artículo.

—Escuchen—nos llamó Cecilia, irritada ante las interrupciones—. "Pero ¿eso es todo? ¿Un merecido para Fabián, pero no para la traicionera? Suponemos que, en realidad, la historia no termina aquí. La triste decepción ha retenido al perjudicado, pero pronto llegará el momento de manifestar el enojo.
» ¿Qué esperabas, Bolton, que Jones te tuviera compasión y se tomara un minuto para escuchar tu versión? Realmente no lo conoces, ¿cierto? A Sebastián nunca le importaste, has sido su objetivo durante todos estos meses y solo dejaste de serlo porque lo golpeaste en donde nunca nadie hubiese pretendido golpearlo. En fin, los malos no perduran por mucho tiempo. Recuérdalo."

—Realmente lo escribió bien. —Sonreí victoriosa, elevando mi botella de cerveza—. Brindo por nosotras.

—Por nosotras—dijeron el resto de las chicas, chocando mi botella con las suyas.

Sebastián no soportaba la traición o la mentira, eran delitos dentro de su terreno de vida. Me pregunté: ¿Qué sentiría si la chica en la que eligió confiar comete aquel "delito"? Nadia le había inspirado una imagen de vulnerabilidad en la que se vio reflejado. Se acercó, se abrió a ella y se enamoró. Sebastián decidió explorar una faceta a la que se había negado por miedo. Estaba en su estado más débil. El amor lo hacía débil. ¿Qué sentiría si Nadia se aprovecha de aquello para machacarlo?

La idea había sido magnífica. No importaba si Sebastián se enteraba que detrás existía un plan construido por mí. No escucharía las tantas verdades que se ocultaban detrás de aquella escena que sus ojos habían visto. Jones era tan terco que se dejaría engañar hasta pensar en lo peor.

—¿Piensan que le va a hacer algo? —nos preguntó Louisa, jugueteando con uno de los rizos marrones de su cabello cuidado.

—No podríamos predecirlo, pero no creo que se quede con los brazos cruzados—supuse, conociendo a Sebastián—. No lo soportaría.

—Creo que con esto ya le es suficiente—comentó Gala en voz baja.

—Esto es solo el inicio. —Me giré hacia ella, frunciendo el ceño—. Si Sebastián no hace nada entonces lo vamos a hacer nosotras. ¿Qué te pasa, Gala? ¿Ya te arrepentiste?

—Solamente digo que debe estar destrozada—respondió con seguridad, mirándome a los ojos.

—Está destrozada como cualquiera que pierde a una pareja que quiso—sostuve, enojándome ante su actitud—. Te apuesto a que en una semana va a salir mostrándose repuesta. ¿Te pensás que me voy a conformar con eso?

—Lo decís como si fuese el único problema que tiene encima—habló antes de darle un sorbo a su cerveza.

—¿No escuchaste cómo gritó el nombre de Sebastián cuando se fue?

—Es la única persona que tiene en el colegio—argumentó, justificándola—. El resto la odia. Es decir, tiene mucho por lo que preocuparse.

—No me vengas a hacer una escena de buena amiga, bien que te gustó dibujarlos en el pizarrón—le reproché, echándole un vistazo a Cecilia.

—Vos también tenés tus problemas—me apoyó Cecilia— y Nadia no los tuvo en cuenta cuando besó a Sebastián.

—No la estoy defendiendo—aclaró, mirándonos a ambas—, pero creo que nos estamos pasando del límite.

—Sos una conformista—masculló Louisa.

—Sin límites, Gala, acá actuamos sin límites—le recordé mientras pensaba en mi siguiente golpe contra Nadia.

—Sin límites, Gala, acá actuamos sin límites—le recordé mientras pensaba en mi siguiente golpe contra Nadia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sin Límites | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora