Ilusión.

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>CALLE<

La tarde transcurrió como solía hacerlo todos los días a excepción que María José me acompañó el resto del recorrido hasta que restaba una hora para que finalizaran las clases.
Fue algo chistoso porque a pesar de que a penas la había conocido, me sentí a gusto, por un momento me sentí en confianza.

¿Te molestaría si te tomo la palabra hoy para salir a conocer la ciudad?— La voz ronca de aquella chica hizo que saliera de mis pensamientos.

Claro, María José cierto?-  Contesté para no sonar grosera si me había dicho algo más.

Por favor dime Poché, así suelen llamarme mis amigos- Sugirió dejando notar una pequeña sonrisa.

Poché... Es otro de tus nombres?

No, en realidad es un sobrenombre. Pero no todos lo saben, solo mis amigos.

Pues es bueno saber que me consideres así.— Sonreí sin separar mi mirada de la suya.

Noté como sus mejillas tomaban un color rojizo poco a poco y solo se limitó a soltar una pequeña risa a la cual respondí con otra de igual manera, comenzó a sonar mi celular y a vibrar dentro de mi bolsa.

Dame un segundo, debo atender.— Dije mientras sacaba el aparato y lo llevaba a mi oreja.

-¿Amor?- Escuché al otro lado de la línea.
-Roger... ¿pasa algo?- Le respondí alejándome un poco de Poché.
-Solo tenía ganas de escucharte, además de que quería comentarte si tenías ganas de salir a una cita al terminar las clases.-

Estaba a punto de aceptar cuando Poché tosió levemente haciéndome recordar su presencia y lo que habíamos acordado.

-Lo lamento bebé... ingresó una chica nueva al plantel y me pidió que le mostrara la ciudad.- Respondí formando un pequeño puchero.

-Mmm... ok amor, entonces nos veremos después y suerte.-

Cuando colgó note una ligera molestia en su tono de voz pero creí que no sería tan grave y podríamos solucionarlo más tarde.
Casi enseguida sonó el timbre indicándonos el fin de las clases y Poché junto conmigo comenzamos a caminar a la salida.
Hablamos por un rato caminando al estacionamiento del plantel y quedamos de vernos fuera de la institución al cabo de unas horas para mostrarle la ciudad, así me daría tiempo de cambiarme y organizar mi bolso.

Al llegar a mi casa me recibió el vigilante dándome paso hacia la residencia, aparqué el auto junto al de mis papás y bajándome de él me encaminé a la entrada, de inmediato subí las escaleras y entre a mi habitación al mismo tiempo que sacaba mi celular para revisar la hora.
Decidí mandarle un mensaje a Roger para cerciorarme que no estuviese molesto aunque ya sabía que debía estarlo.

-Amor, voy llegando a mi casa, ¿todo bien entre nosotros?-

-Claro.- Respondió casi de inmediato dándome a entender que si estaba molesto.

-Sabes que si no hubiera tenido que cumplir con esto hubiese salido contigo sin problema.-

Esta vez ya no respondió y me limité a tirarme en la cama dejando el celular a un lado, era realmente exasperante que se molestara por cosas de ese tipo, en verdad no comprendía.
Volví a revisar mi celular en busca de un nuevo mensaje pero para mi sorpresa no había ninguno a excepción de notificaciones de las distintas redes sociales, mis ojos se centraron en la hora dejándome ver que eran las 4:00 pm y solo faltaba una hora para encontrarme con Poché.

>POCHÉ<

En mi mente seguía repitiéndose aquella oración que pronunciaron sus labios <Me gusta su gente... como tú> ¿habrá aquello significado algo?
Solté un suspiro intentando librarme de aquellos pensamientos definitivamente muy alejados de la realidad y tomé asiento en el sillón que había en la sala de mi casa, llevé la mirada hacia la guitarra que había recargada en la pared y decidí tomarla para comenzar a deslizar mis dedos sobre sus cuerdas.

Cuando era pequeña mi papá me enseñó a tocar la guitarra y el piano, cada que me sentía agobiada el sonido de la música relajaba cada músculo tenso en mi cuerpo y me hacía recordarlo, lo extrañaba a él y a mi hermana aunque no tuviese mucho tiempo sin ellos.
Mis dedos se movían rápidamente en los trastes de esa guitarra mientras que mi otra mano deslizaba por sus cuerdas haciéndolas sonar a una perfecta melodía.
Al finalizar decidí mirar la hora dándome cuenta que faltaban tan solo 30 minutos para que dieran las 5:00 pm y reunirme con Daniela.

>Daniela...< Mi menté mencionó su nombre acompañado de un suspiro sin razón.

Tomé mis cosas y me dirigí al instituto, decidí no llevar mi auto suponiendo que ella llevaría el suyo y dos autos no serían para nada útiles.

Para mi sorpresa al llegar al colegio ella ya se encontraba ahí, vestía una blusa blanca de tirantes con una chaqueta de mezclilla encima y un pantalón de mezclilla a juego con tenis converse blancos.
>Vaya que se ve bien< ahí estaba nuevamente mi cabeza haciendo comentarios poco prudentes considerando que ella tiene novio.

¿Quién viene al colegio después de clases?— Bromeé con una sonrisa.

Tal vez alguien bastante corto de cordura.— Comenzó a reír levantándose de la banca en la que me esperaba.

Para verse con una persona como tú, creo que está más cuerdo de lo que parece.— >No no, Poché ¿Que acabas de decir?< Pensé mientras disimulaba con una sonrisa.

Sonrió y sus mejillas parecían enrojecerse.

Amores pasajeros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora