Juntas.

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>CALLE<

Las lágrimas brotaban constantemente, como si no pudiera controlarlas, el nudo se había adueñado de mi garganta y los gritos de mi padre desgarraban todo en mi pecho.
Subí las escaleras a toda prisa e ingresé a mi habitación, abrí el armario y saqué una maleta donde comencé a empacar mi ropa lo más deprisa posible, alcancé a escuchar pasos que subían las mismas escaleras rumbo a mi habitación hasta que la vi entrar.

Calle, amor.- Intentaba detenerme para que dejara de empacar pero yo no lo permitía.- Calle, oye, escúchame.- Poché tomó mis manos y me hizo mirarla a los ojos.

Quiero irme ya, no puedo estar más aquí.- Mi voz estaba entrecortada y sentía más lágrimas derramarse desde mis mejillas y escurrirme por todo el cuello.

Poché me tomó entre sus brazos y comenzó a acariciar mi espalda, me aferré con fuerza a su pequeño cuerpo, necesitaba sentirla, quería que el dolor parara.

Empaca, irás conmigo.- La escuché decirme y nos separamos.

Seguí empacando ropa y cuando creí tener lo necesario la cerré, sorbí un poco mi nariz y salimos de aquella habitación, no quería ver a mi padre, me había hecho daño y no sabía que otras cosas sería capaz de decir con lo furioso que se encontraba.
Al terminar de bajar las escaleras encontré a mi madre llorando en la entrada principal, seguro Germán ya le había dicho lo ocurrido, Poché venía detrás de mi y decidí detenerme frente a mi mamá.

Mamá...- Susurré y el nudo en mi garganta pareció estrangularme.

Dani no te vayas.- Mi mamá se lanzó a mis brazos y comenzó a llorar con más fuerza.

Prometo que te llamaré.- Sorbí mi nariz, dejé un beso en su frente y salí de la residencia.

Caminé hasta mi auto y subí del lado del piloto, comencé a golpear el volante con todas mis fuerzas mientras las lágrimas seguían empapando mis mejillas, odiaba ver así a mi madre, odiaba que mi papá fuera tan idiota, odiaba que no me quisiera como soy.
Puse mis manos en el volante y recargué mi cabeza sobre ellas, de pronto sentí la puerta de mi lado abrirse y ni siquiera me tomé la molestia de voltear a mirar de quién se trataba.

¿Quieres conducir? Podemos irnos en el mío.- La dulce voz de Poché se adueñó de mis sentidos haciendo que por fin pudiera tomar aire sin sentir la necesidad de gritar.
Asentí y vi como tomó mi maleta, subimos ambas a su auto y nos pusimos en marcha, quería irme lo más lejos de ahí, donde jamás tuviera que volver a enfrentarlo, donde no pudiera escuchar sus insultos.
Me quedé viendo fijamente el camino por la ventanilla de mi lado y podía notar que Poché me observaba por momentos despegando la vista del camino.
Las lágrimas seguían rodando por mis mejillas, con menos abundancia pero permanecían ahí, el nudo en mi garganta hacía complicado el pasar saliva, mis ojos se sentían irritados y cansados.

>POCHÉ<

Calle se veía mal, sus ojos estaban hinchados y rojizos, parecía estar temblando y cada vez salían más lágrimas, no comprendía  lo que acababa de pasar pero esa discusión fue por algo muy grave.
Conduje en silencio y ella se limitó a mirar por la ventanilla, al llegar a casa me aparqué fuera y ella no movió ni un solo músculo para indicar que bajaría del auto, me senté de forma que pudiera quedar viendo a su dirección y ella soltó un suspiro pesado.

Lamento lo que sucedió.- Dijo y su mirada se posó en la mía.

No tienes nada que lamentar, estaremos bien juntas.- Tomé su mano y comencé a juguetear con sus dedos.

¿Qué fue lo que sucedió?

Esa pregunta seguía rondando mi cabeza.

Le enviaron un vídeo...- Su mirada bajó y solté su mano, era como si hubiese leído mi mente.

Amores pasajeros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora