Promesa.

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>POCHÉ<

Calle y yo estábamos alistándonos para emprender el camino a casa de Adam. Habíamos quedado de vernos ahí con Blake, Connor y Kylie, Liz vendría en un rato para ir con nosotras.

Pronto una campanilla proveniente de mi celular se hizo presente y tomé el móvil para revisar la notificación.

- Traigan ropa navideña.- Un mensaje de Adam apareció en mi pantalla bloqueada.
- Es un chiste ¿no?- Tecleé y sonreí ante su tontería.
- Jamás hablé más enserio en mi vida, María José.-

Amor, Adam quiere que llevemos ropa navideña.- Le grité a Calle desde la cama.

Tiene que estar jodiendo.- Asomó su cabeza por la puerta del baño.- Tardé mucho en buscar este hermoso outfit.

Un puchero se formó en sus labios y comencé a reír, me encogí de hombros para darle a entender que no era asunto mío.

Creo que tengo unos suéteres por aquí.- Me levanté de la cama y comencé a buscar entre los cajones del ropero hasta hallar tres suéteres con bordados de la temporada.- ¡Bingo!

¡Pido el rojo!- Exclamó Daniela saliendo del baño para arrebatarme la prenda.

Yo el azul y Vale se queda con el gris.- Dejé mi prenda y la de Vale en la cama para buscar entre los cajones un gorro, cuando al fin lo encontré me lo coloqué en la cabeza y Calle me miró fijamente.

Amor te queda divino.- Una chispa de ternura se colocó en su rostro y me enrojecí dándole las gracias.

Este gorro siempre fue mi favorito, era negro con letras blancas que decían " PINK", llevaba algunos detalles en rojo y en la punta del gorro un pompón gris con blanco.
Me acerqué a Calle y me senté en su regazo colocando mis brazos en su cuello, le di montones de besos cortos en sus labios y ella colocó sus manos en mi cintura.
Amaba sentir esta atracción, este cariño, estar enamorada así de una persona sin duda era lo mejor que podría pasarle a alguien en la vida, sentir que vuelas con tan solo el contacto de sus manos en tu piel, perderte en su mirada, sentir como el hermoso color de sus labios te envuelven deseando besarlos sin control, que tus pulmones se llenen de su perfume embriagándote de una sensación hermosa.

Te quiero, Daniela Calle.- Susurré en sus labios con los ojos cerrados.

Y yo te quiero a ti, María José Garzón.- Nos separamos un poco y nuestras miradas conectaron.

¿Qué carajo hicieron sus ojos para consumirme de tal forma?

Son mi pareja favorita en todo el mundo.- La voz de Vale captó nuestra atención desde el marco de la puerta.- Por favor jamás terminen.- Hizo ojos de cachorro y ambas reímos.

Calle suspiró y nuevamente puso su mirada en la mía.- Terminaremos cuando la luna deje de brillar, cuando en el cielo dejen de existir las estrellas y las personas sepan exactamente cuantas gotas de agua existen en el océano.

Sentí mi corazón acelerarse, ¿qué hice yo para merecer a alguien como Daniela? Tuve que haber hecho algo tan bueno como para que la vida me recompensara con una mujer tan extraordinaria.
Ambas nos pusimos de pie y nos colocamos los suéteres para ir con los demás.
Justo cuando íbamos saliendo de la casa Liz iba llegando y nos dedicó una amplia sonrisa.

Siento llegar tarde.- Se disculpó y casi estaba segura que Calle rodó los ojos.

Descuida, justo estábamos por subir al auto, vamos.- Le señalé, tomé a Daniela de la mano y la entrelace con la mía, la llevé hasta el lugar del copiloto y abrí la puerta.

Amores pasajeros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora