Anónimo.

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>CALLE<

Mis ojos se fueron abriendo lentamente; sin pesadez, sin cansancio, sin pereza. Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien que incluso no me costara trabajo despertar, pero no se podía esperar menos durmiendo con alguien como María José Garzón.

Cuando al fin mi vista se enfocó en algo noté a mi peliazulada durmiendo junto a mi. Se encontraba boca abajo, su espalda subía y bajaba con tranquilidad e incluso podría jurar que en un momento pude ver como una sonrisa se dibujaba en las comisuras de sus labios.

Me levanté de la cama con cautela y de inmediato saqué de una de mis valijas un short, una camisa holgada y me amarré el cabello en una coleta. Quería salir por comida, sé que bien podía llamar a servicio y traerían el desayuno directo a la habitación sin embargo necesitaba caminar un poco.
Salí de donde nos estábamos quedando y toqué en la habitación de alado donde se quedaba Vale. A los pocos segundos me abrió, lucía fresca, recién bañada y bien arreglada.

Buenos días Dani.- Me dedicó una sonrisa.

Buenos días Vale, planeaba ir por el desayuno a la cafetería, ¿vienes?- Cuestioné y ella asintió de inmediato, cerró la puerta de su habitación y caminamos hasta el establecimiento.

¿Y Poché?- Preguntó mientras nos colocábamos en la barra para ordenar.

Aún está dormida, pero le llevaré el desayuno.- Sonreí y de inmediato llegó el chico para tomar nuestra orden.

Una vez que pedimos los tres platillos y nos los entregaron, subimos a la habitación donde nos estábamos quedando Poché y yo, Vale planeaba comer junto con nosotras.
Al entrar me di cuenta que la chica de cabello azul ya no se encontraba en la cama y el agua de la regadera estaba sonando.
Dejamos los platos de desayuno en una pequeña mesa y nos dispusimos a acomodarnos para comer.
Al poco tiempo salió Poché con el cuerpo enredado en una toalla y su cabello húmedo caía por sus hombros. Amaba verla así, en realidad amaba verla de cualquier forma.

¡Buenos días gorda!- Saludé mientras me acercaba a Poché para dejarle un cálido beso corto en sus labios.

Buenos días frutita.- Sonrió y le coloqué una papa frita en la boca.

Ya vístete, tu desayuno está allá.- Señalé la mesita en donde se encontraba su platillo cubierto con un plástico.

Me di la vuelta para volver a mi asiento y continuar comiendo hasta que sentí un leve golpe en el trasero, me giré para encontrarme con Poché riendo.- ¡Oye!- La reprendí mientras sentía mis mejillas enrojecerse.

Oh Dios.- Habló Vale mientras llevaba una mano a sus ojos para cubrirlos.- ¿Podrían dejar sus juegos extraños para cuando yo no esté?

Poché y yo comenzamos a reír. Cuando al fin terminé mi desayuno la peliazulada permaneció con Valentina en la cama mientras ella comía, avisé que me metería a la ducha y ambas asintieron.
Al entrar abrí el agua caliente e introduje mi cuerpo completo, el agua tibia comenzaba a recorrer cada parte de mi cuerpo haciéndome suspirar. Comenzaba a enjabonarme el cabello cuando el sonido de una campanilla proveniente de mi celular hizo que abriera los ojos.

¿Quién sería?

Me enjuagué el cabello lo más deprisa que pude y al salir tomé el short que había dejado anteriormente en el excusado para ducharme, saqué el móvil y en la pantalla luminosa aparecía un texto.

Amores pasajeros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora