Universo.

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>CALLE<

La hora había llegado al fin, los números en mi celular marcaban las 7:00 pm y mis nervios se elevaban cada vez más hasta el punto de lograr hacerme tartamudear, mis manos sudaban y las piernas me temblaban con desenfreno.
Justo ahora estaba manejando camino a la cabaña donde sería la última sorpresa para Poché, ella estaba en el asiento copiloto tan solo observando mi estupidez a causa de los nervios.

Amor ¿estás segura que todo se encuentra en orden?- Cuestionó buscando mi mirada, coloqué mi mano derecha en su muslo en forma de afirmación mientras sonreía.

Al llegar aparqué exactamente fuera de la hermosa cabaña rústica, estaba hecha al parecer con algunos troncos y tipos de varillas.
Caminé hasta el lado de le peliazul y abrí su puerta aguardando a que bajara.

Desde aquí en adelante necesito que te tapes los ojos con esto.- Le indiqué mientras colocaba sobre sus manos una bufanda gruesa.

Levantó una ceja.- ¿Jugando sucio, Daniela Calle?

Estúpida.- Reí mientras miraba cómo colocaba la tela sobre sus ojos.

Hice unos cuantos movimientos frente a su rostro para asegurarme que no lograba mirar absolutamente nada y funcionó, tomé su mano para encaminarnos dentro de la cabaña.
Introduje la llave en la cerradura y al ingresar en la entrada inmediatamente me encontré con Kylie a la cual le indiqué que guardase silencio, ella asintió y posteriormente solté a Poché.

¿Por qué me sueltas? Sabes que puedo morir estampada en un muro ¿no?- Habló mientras extendía sus manos con el objetivo de sentir que se encontraba frente a ella.

No seas dramática.- Respondí y una sonrisa se dibujó en sus labios al escuchar mi voz.- Solo necesitaba rascarme, ya mismo te tomo la mano de nuevo.

Le hice una seña a Kylie para que ella tomara la mano de Poché en silencio y al sentir la piel de ésta la peliazulada hizo una mueca de confusión.

Esta no eres tú...- Habló pitufina.

No seas paranoica María José, por supuesto que soy yo, ahora guarda silencio y sígueme.

Kylie comprendió el mensaje y tomando de la mano a mi peliazulada se encaminaron a la parte trasera de la cabaña mientras que yo subía las escaleras dispuesta a adentrarme en una habitación para cambiarme.
Al entrar en la hermosa habitación me miré al espejo que había en el baño y respiré hondo.

Tienes que tranquilizarte.- Hablé para mi misma.- Tan solo es una de las tantas pruebas que deberás pasar, no es como si fuera la más importante ¿o si?- Fruncí el ceño mientras me miraba y de pronto mis ojos se abrieron como platos.- El más grande será cuando se propongan matrimonio.

Mi corazón se mudó desde mi pecho hasta la garganta en un segundo mientras las imágenes de nuestra boda llegaban a mi mente, pronto me sentí bastante estúpida ya que en lugar de tranquilizarme tan solo estaba logrando que me diera un ataque cardiaco.
Me mojé un poco las manos para llevarlas hasta mi nuca y soltar un suspiro.

Es hora.

Salí del baño para buscar mi ropa en aquel gigante ropero de madera oscura que adornaba la habitación; me coloqué cada prenda deprisa, até mi cabello en una coleta con mechones sueltos, retoqué mi maquillaje con un un poco de drippin' diamonds.
Me regalé una ultima sonrisa en el espejo, honestamente me veía sensacional y justo cuando estaba por salir la campanilla de mi celular sonó.

- ¿Aún demoras mucho? Mi hermana me esta sacando de quicio.- El texto de Vale me hizo sonreír.

Valentina había propuesto ayudar y en este momento seguramente se encontraba con Poché en el jardín trasero.

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