Globos de Cantoya.

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>POCHÉ<

Mi mente estaba completamente perdida.

Por más que intentaba buscar opciones o tan siquiera una vaga idea de que hacíamos en una bahía todo era ridículamente estúpido; mi primer pensamiento era que Calle tenía planeado huir nadando por el mar, pero ajá, eso era imposible.
Después tuve la genial idea de qué tal vez rentó motos acuáticas para hacer algunas competencias, esto sonaba bastante lógico hasta que aquella puerta se abrió dejándome observar que al final de la bahía no había nada más que una canoa.

¿Están listas?- Preguntó un nuevo chico que aguardaba al pie de la puerta que acabábamos de cruzar, Calle asintió por ambas.

El chico de cabello obscuro se colocó a un lado de Daniela y le comenzó a indicar cosas a las que yo no presté atención. Mi vista se clavó directamente en el cielo para permitirme contemplar la noche que comenzaba a hacerse presente con algunas estrellas.
De pronto sentí la mano de mi frutita, entrelazó nuestros dedos y al dirigir mi mirada hacia ella me percaté de que el chico de hace unos segundos ya no estaba.

¿Puedo saber ya que es todo esto?- Interrogué una vez más con el ceño fruncido. Calle esbozó una sonrisa con la mirada baja mientras comenzábamos a caminar hacia el final de la bahía para abordar aquella vieja canoa.

Tu desesperación está matándome.- Se quejó mientras ambas nos acomodábamos dentro del transporte para luego tomar mis manos y conectar nuestras miradas.- Nos quedaremos 4 días en México, tengo una sorpresa preparada para cada día, todas especialmente planeadas para ti.- Me confesó al fin. Soltó un suspiro, miró el cielo que ahora estaba siento alumbrado únicamente por la luna y finalmente volvió a mirarme a los ojos.- Esta es la primera mi amor, no tienes idea de cuanto te quiero.

Las mariposas comenzaron a revolotear dentro de mi estómago, tomé su cara entre mis manos para acercarla y plantar un beso delicado sobre sus labios. Daniela Calle siempre será la mejor decisión que pude haber tomado, el mejor riesgo que siempre me agradeceré por correr y la mejor de las experiencias que me hacen amar la vida.
Cuando nuestros labios se separaron ella sacó unos aros de metal que parecían ser cubiertos por papel delgado color rojo, junto con un plumón negro.

Escríbele un mensaje a tu mami justo aquí.- Me entregó uno de los aros, lo extendió permitiéndome mirar donde debía escribir y una sonrisa melancólica se plasmó sobre las comisuras de mis labios.-Escribe algo que venga desde lo profundo de tu corazón.- Dijo Dani al verme tan nerviosa.

Comencé a escribir con el plumón que Daniela me entregó y sentí un nudo aferrarse a mi garganta, mi mano temblaba, las lágrimas habían inundado mis ojos y millones de recuerdos invadían mi mente.
Cuando al fin coloqué el último punto en mi texto me di cuenta que había quitado un peso de mis hombros. Leí mentalmente todo el texto que cubrió la mayor parte del papel.

Hola mami.
Antes que nada quería decirte que te extraño mucho, mi vida no es la misma sin ti. Se que no debo llorarte porque no descansas pero es difícil mantener tu recuerdo y no soltar lágrimas, fuiste la mejor madre en todo este mundo.
Vale y papá están bien, han sabido salir adelante pero sé que aún les duele tu partida, prometo cuidar de la pequeña malvada en tu lugar y del amor de tu vida.
Se que fuiste tú quien puso a Daniela en mi camino y quería agradecerte, siempre pones personas asombrosas en mi vida para que yo sea cada vez mejor, creo que tú sabes que tan enamorada estoy de ella y solo te pido nos cuides como el angelito que ahora eres.
Quiero decirte que siempre buscaré hacerte sentir orgullosa a ti y a papá, siempre seré aquella Poché que tanto amabas y cuidabas, extraño tus abrazos y tu sonrisa mamita.

Atentamente: Poché.

Al fin derramé las lágrimas que tanto habían estado ahogando mis ojos, escurrieron por mis mejillas hasta reunirse en mi mentón y finalmente impactarse contra el suelo. Sentí a Calle rodearme en un abrazo que logró que aquella soledad fría que comenzaba a abrirse paso en mi pecho se desvaneciera y ahora en su lugar apareciese un calor cautivante que relajó mi corazón.
Al separarnos limpió con su pulgar las lágrimas que habían escurrido por una de mis mejillas y colocó un dulce beso corto sobre mis labios, tomó entre sus manos el aro de metal y papel donde había escrito aquellas palabras tan hirientes para mi alma.
Remó hasta que estábamos alejadas de la bahía y posteriormente introdujo un encendedor en el aro de metal y lo prendió creando una llama que hizo el papel inflarse como un globo... un "Globo de cantoya".

Lánzalo.- Me indicó en un tono de voz reconfortante y lo colocó en mis manos.

Todo el papel de color rojo estaba siendo iluminado por dentro con una luz anaranjada creada por la llama de fuego. Emanaba un poco de calor. Tomé una gran bocanada de aire, cerré los ojos y lo empujé para que comenzara a volar.

Te amo mamá.

Abrí nuevamente los ojos tan solo para ver aquel globo elevarse cada instante un poco más, una última lágrima cayó por mi mejilla, pero ahora no era una fría y devastadora soledad que inundaba mi pecho, si no un calor de aquellos acogedores que te hacen sentir como en tu hogar.
Mi mirada pasó del globo, a Calle que miraba atenta el cielo, sostenía entre sus manos el otro aro de metal que aún no había sido encendido, al percatarse de que la miraba repitió sus actos como con el primero hasta que éste se infló permitiéndome ver lo que ella había escrito.

Dejaré de quererte cuando la luna deje de brillar, cuando en el cielo dejen de existir las estrellas y las personas sepan exactamente cuantas gotas de agua existen en el océano.
Esa es mi promesa:

Calle y Poché.

Leí mentalmente y una sonrisa un automático se plasmó en mis labios.

Lo haremos juntas.- Pronunció antes de obsequiarme un beso en la mejilla.

Ambas tomamos el globo entre nuestras manos y lo elevamos hasta que fue capaz de volar por si solo.
La luz que proyectaba la llama encendida resaltaba entre la oscuridad de la noche, se reflejaba en el agua del mar. Lograba iluminar una pequeña parte del panorama inspirando tranquilidad, nuestros dedos se entrelazaron y deposité un corto beso sobre el dorso de la suya.
Era un momento tan especial que no necesitaba palabras, no necesitaba excusas, pretextos ni explicaciones, era un momento que demandaba amor, cariño, el cual Calle y yo teníamos de sobra una por la otra. Y ahí estábamos, en la mitad del agua, con la obscuridad de la noche invadiéndonos, iluminadas por la luz de la luna, siendo cobijadas por el silencio del mundo y amándonos.

Eres la mujer de mi vida, Daniela Calle.- Susurré casi para mis adentros mientras descansaba mi cabeza en su hombro y mi mirada permanecía en el cielo viendo como los globos se alejaban.

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(Éste es mi capítulo favorito... ♥️🌺)

Endless love:

Claus.

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